De Nuevo, luces, color, música y baile para Coronar a Suzeth I, Reina Infantil

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*Belinda le subió la temperatura a la fría noche

*Recuerdan a la leyenda: Rigoberto Lewis

Una vez más, las luces, el color, la música, el baile, la majestuosidad reinó en el Teodoro Mariscal. Suzeth I, hermosa, elegante, fina, con un vestido verde y bordados dorados entró caminando lento, con su séquito, para ser coronada como la reina infantil del carnaval Mazatlán 2014, Litoralia, La Piel del Mar.

Después, pasando el intermedio, Belinda le subió el calor a la noche que se sintió fría; fueron dos horas de lo mejor de sus canciones de joven cantante.

Un estadio de beisbol que casi se llenó, de niños y adolescentes, muchos acompañados por sus padres. Los primeros 30 minutos fueron de bailes coloridos y con trajes muy regionales que recordaron los carnavales de Nueva Orleans, Venecia y por supuesto de México.

Los primeros aplausos fueron para las embajadoras, por supuesto, todas niñas que llegaron de países como Costa Rica y Colombia y de municipios como Escuinapa y Culiacán, así como de escuelas del puerto. Todas bellas, hermosas, con vestidos de reinas.

Sin embargo, hay que decir que en a los 15 minutos de iniciado el espectáculo de coronación de Suzeth I, un apagón tuvo en semioscuridad al enorme teatro que es Teodoro Mariscal.

Luego vendría la coronación de Ivanna I, la reina de la poesía, por parte de la gran reina de la fiesta mazatleca, Lorena I; después las fanfarrias y diversas alegorías para recordar a la leyenda Rico Lewis, y los aplausos volvieron a sonar.

El momento esperado, la coronación de Suzeth llegó en las manos de las señoras Sofía Carlon de López Valdez y Sylvia Treviño de Felton, esposas del gobernador y del presidente municipal, respectivamente, quienes colocaron la corona en la cabeza de su majestad infantil. El alcalde Carlos Felton estuvo presente.

De inmediato, los colores se encendieron más, mientras en los aires tronó la pirotecnia anunciando la buena nueva: ¡habemus reina infantil¡. Fueron de tres a cinco minutos de cohetes y cohetones en una cascada de luces.

A los lados de la pasarela principal, había dos grandes pebeteros que lanzaban lenguas de fuego en los momentos de cúspide. Vino el intermedio, 15 minutos.

Vendría Belinda, extraordinaria, con un traje negro, short cortito y un chaquetín rojo con hombreras doradas; empezarían las exclamaciones y los gritos de Belinda.

Fueron dos horas de canto, de bailes, de cambiarse la artista una y otra vez, en casi todas sus canciones; cuántas fueron 20 o 25? “Lolita”, “Sal de mi Piel”, “Contigo en la Distancia”, “Angel”, “No queda Nada”, “Sé que te Fallé”…y muchas más.

La gente aplaudió, se paró, grito, bailó y hasta hizo llorar a Belinda por la entrega de esa adolescencia y niñez que coreó su nombre con cientos de gargantas reunidos en ese viejo, pero histórico estadio de beisbol.