Mazatlán, Sinaloa. En el corazón del infield de los Venados de Mazatlán, hay un hombre que personifica la perseverancia: Brayan Quintero, el short stop que hoy disfruta el fruto de años de trabajo incansable.
“Estoy bien contento, agradecido con Dios por esta oportunidad que me dieron, aprovecharla jugando duro todos los días para ayudar al equipo a ganar”, expresa Quintero con una humildad que solo refleja su compromiso.
Brayan soñaba desde el verano con llegar a los Venados y pelear por un lugar en el equipo. Hoy, ese sueño es una realidad que lo llena de orgullo.
“Fue bastante tiempo de picar piedra, muchos años en los que no se daba la oportunidad, pero nunca quité el dedo del renglón. La perseverancia es una palabra que me gusta mucho, y a seguirle.”
Más allá del diamante, Quintero encuentra su mayor inspiración en su familia, que siempre lo apoyo y estuvo a su lado.
“Es un orgullo grande ver a mis papás bien contentos viéndome jugar en el estadio, donde alguna vez venimos a apoyar a Venados de Mazatlán. Fueron la parte más importante en mi carrera, apoyándome desde las ligas infantiles.”