PACTO POR SINALOA II

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EL SUR PODRÍA IMPACTAR LA ECONOMÍA ESTATAL 

ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

El anterior se dio cuenta de las debilidades que en materia económica padece Sinaloa. Se señaló que sólo un acuerdo de gran calado de los sinaloenses podría sacar a nuestra patria chica de su endeblez productiva. En esta entrega hablaremos de una posibilidad que se dibuja como luz al final del túnel: Mazatlán puede convertirse en el pivote de la reconversión productiva de Sinaloa, a condición, por supuesto, de que los sinaloenses concreten un gran proyecto para hacer que ocurra esa posibilidad que hoy esta dibujada en blanco y negro. Pero es posibilidad requiere que todos nos pongamos de acuerdo.

Por ejemplo el actual dinamismo de Mazatlán obedece fundamentalmente a iniciativas aisladas y por lo general impulsadas por el gobierno federal de Fox y de Calderón, pero los mazatlecos, y ello incluye  a sus autoridades municipales y estatales, se han quedaron rezagados; carecieron de imaginación y de capacidad para hacer un solo frente para hacer un proyecto de desarrollo que se embonara con los tiempos en los que concluiría la súpercarretera Mazatlán/Matamoros. Los duranguenses, por el contrario, se prepararon con anticipación: hicieron las obras de infraestructura para convertirse en una importante zona logística. Mientras en el puerto las “fuerzas vivas” del puerto preferían cuidar su parcelita y reñir, porque reñir porque esa es su señal de identidad.

 

LA PROMESA QUE REPRESENTA MAZATLÁN

            Aunque años de retraso, Mazatlán en los próximos años experimentará la posibilidad real de transformar su circunstancia socioeconómica.  Pareciera que con la llegada de la Hora del Sur, tan cacareada desde por los menos 40 años, también llegará posibilidad de un cambio de perfil de Sinaloa que hasta gravita, desde Elota hasta el municipio de  Ahome,  en torno al sector primario de la economía, con todos los agravantes que ahora padecen: sequías, nevadas, plagas como consecuencia del cambio climático; así como cambios intempestivos de precios de las materias primas. El 2013 será agobiante para los productores agrícolas por la recesión en Europa, la caída de la producción en China y los problemas que experimenta EE. UU.      

Tres acontecimientos cambiarán su perfil: 1.- La construcción de la presas Picachos y  posteriormente la presa Santamaría. Ambas irrigarán alrededor de 60 mil hectáreas  que actualmente están destinadas, por lo general,  a agricultura de temporal. Estas presas y por supuesto la construcción de las obras infraestructura complementarias, le cambiarán el rostros a cientos de pueblos y a miles de personas que hasta ahora viven en una situación de grave precariedad y de migraciones forzadas. Pero este empuje económico solamente nos situaría en una estatura en la que se hallan el resto de regiones que pueblan Sinaloa, pero adquirirán otro perfil con el complementó  de otras obras que se desarrollarán o que ya se están desarrollando en el Sur de Sinaloa, así sea a trompicones.

 

LOS PLATOS FUERTES.

La conclusión de playa Espíritu, que debería acelerarse,  permitirá crear el corredor turístico que se extenderá desde Teacapán hasta Cosalá, cuyo centro se operaciones sería Mazatlán. Este corredor podría ofrecer, según las proyecciones más conservadoras, turismo de playa y sol, turismo histórico y ecológico, turismo de riesgo y turismo para acampar en la sierra, y todos interconectados con internet de banda ancha. Con playa Espíritu podría volver religar a los municipios y pueblos sureños en una región, como lo fue en el siglo XIX y que se desbarató en los años 40s del siglo pasado, no sólo por el “agotamiento” de los metales preciosos que generaba la minería, sino porque en aquellos años se crearon las gigantescas obras hidráulicas en el resto de Sinaloa. Cierto, se requerirá mucha inversión, pero este corredor turístico podría conectarse con la Riviera nayarita, asimismo con el mar de Cortez que conjunta a estados de Baja California, Sonora y Sinaloa y, por supuesto, a los estados que constituyen el Corredor Económico del Norte (CEN). El resto de Sinaloa podría favorecerse esta expansión del turismo.    

Por otra parte, la culminación de la carretera Mazatlán/Matamoros, además de proveernos de miles de turistas que alimentarán al corredor turístico, nos conectará con los estados que producen el 22% del PIB nacional, circunstancia que impondrá la necesidad de crear un parque industrial, un centro de logística y la ampliación y el dragado profundo del muelle y la remodelación y modernización del aeropuerto. Esta plataforma debe quedar a punto para exportar las mercancías provenientes de los estados (CEN), hacia la Unión Americana y al continente asiático; pero también Mazatlán hacia los estados del nor/noreste de México. Sinaloa también podría beneficiarse de este desarrollo potencial que tendrá Mazatlán y el sur de Sinaloa; pero para escalarse se requerirá imaginación, e inversión. Aparejado a estos requerimientos, otro no menos importante será el rediseño la infraestructura urbana de las ciudades y pueblos, no sólo para evitar el caos vial, sino para albergar a por lo menos 75 mil familias Jóvenes que vendrán al sur de Sinaloa a buscar nuevas y buenas oportunidades de trabajo y bienestar, y estos inmigrantes requerirán servicios públicos de calidad.  Seguramente la construcción y conclusión del gasoducto ayudará bastante, pues abaratará la energía que nos moverá; pero esa es otra historia.       

COLOFÓN

La expansión de algunas regiones económicas del país se ha dado primordialmente con la proyección de escenarios sociales y económicos, para luego dar lugar a estrategias, políticas y ejecución de obra pública. Pero éste no es nuestro caso, porque estamos entrando con serios rezagos temporales y, peor aún, sin un acuerdo que nos permita evitar los esfuerzos aislados, el voluntarismo y los palos de ciego, tan propios de nuestro liberalismo salvaje. Todo los dicho es apenas un rompecabezas para armar, que requiere visiones compartidas, inversiones mayores y, por supuesto, que el presupuesto de los tres niveles de gobierno no se dispersen y se dilapiden como ha ocurrido. Necesitamos, pues, un Pacto por Sinaloa.