¿SABES QUÉ ES EL APEGO?

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Algunos códigos compartidos durante la interacción social, principalmente durante la infancia, determinan los tipos de apego que cada persona desarrolla en su vida, explica Experta CETYS. 
Mexicali, B.C. a 9 de abril de 2021.-
El ser humano es un ser social. Desde su nacimiento mantiene contacto con sus semejantes, principalmente con sus padres, esa conexión marca el inicio de la relación con su círculo más cercano y dará la pauta para su desarrollo social con los demás.
Existe la costumbre de sostener contacto físico de alguna manera al encontrarse con otros. Estos son rituales de presentación y formas inconscientes de transformar lo extraño en familiar. Se trata de códigos compartidos que varían de acuerdo a las zonas geográficas, a las edades y al nivel de confianza y afecto existentes entre los participantes, a este vínculo se le conoce como apego.
Para entender qué es el apego, la Psicóloga Elisa González, miembro del departamento psicopedagógico de la Preparatoria CETYS Universidad Campus Mexicali, lo definió como un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre la madre y el recién nacido o la persona encargada de su cuidado. Su función es asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad.
Refirió que existen cuatro tipos principales de apego: el seguro, el ansioso y ambivalente, el evitativo y el desorganizado. “El crecimiento de los apegos ocurre durante la infancia y éstos permanecen o se modifican a lo largo de las etapas de la vida”.
  • Apego seguro:
Es el apego más sano de todos y al que se tendría que apostar si de relaciones sociales se habla. Este apego se da cuando el cuidador proporciona seguridad y se preocupa de establecer una comunicación y un contacto con la persona.
Los seres humanos con este tipo de apego exploran de forma activa su medio ambiente, se sienten validados emocionalmente y seguros para relacionarse con lo que les rodea. Es decir, pueden llevar a una vida adulta independiente, sin prescindir de sus relaciones interpersonales y los vínculos afectivos.
  • Apego ansioso-ambivalente:
El apego ansioso-ambivalente es un tipo de vínculo en el que predominan las emociones de inquietud, la posesividad y la inseguridad en la relación con la persona amada. En principio, obedece a problemas no resueltos de quien establece este tipo de nexo.
“En este tipo de apego genera angustia, la persona no confía en su círculo cercano y crece con una sensación de incertidumbre e inseguridad, debido a la inconstancia en los cuidados de su red de apoyo conformada por padres, familiares principalmente.”
  • Apego evitativo:
El apego evitativo puede reconocerse en personas que esquivan  sus emociones; a diferencia del apego ansioso-ambivalente que parecen muy emocionales. Esto se traduce a que en la vida adulta, esa desconexión emocional provoca este apego, que la persona desconozca cómo transmitir lo que siente o comunique sus necesidades, dado que tienen dificultades para identificar, y expresar sus emociones. Además, son personas que parecen muy autosuficientes, que dan seguridad a otros, pero porque han negado su vulnerabilidad y sus carencias, dado que no tienen contacto con sus emociones.
  • Apego desorganizado:
Consiste en una mezcla entre los apegos ansioso y evitativo y es causado por una conducta insegura o negligente de los progenitores. Quiénes lo presentan, tienden a ser inseguros y responder con reacciones impulsivas o explosivas y con mala gestión de sus emociones.
La calidad del apego que genera una persona con sus padres o tutores, determinará tanto su modelo mental de adulto, como sus relaciones con los demás, sus miedos o su gestión emocional.
“Si de niños desarrollamos un concepto positivo de la figura de apego y de nosotros mismos, los sentimientos que experimentaremos serán de seguridad, confianza, alegría y bienestar, mientras que, si el modelo mental es negativo, nuestros sentimientos serán de inseguridad, desconfianza, ira y miedo” detalló.
Enfatizó que resulta de suma importancia prestar atención a los primeros años de vida del desarrollo infantil, ya que es en ese lapso que se establecen vínculos fuertes y una relación segura en la que ellos puedan sentirse cuidados y protegidos.
“Si bien, nuestro primer acercamiento con el apego es responsabilidad de los papás, una vez en la etapa adulta somos conscientes de las relaciones que llevamos con los demás y detectamos conductas que se pueden modificar, siempre es recomendable solicitar la ayuda de un experto en el tema para recibir orientación” concluyó la docente.