Cara O Cruz

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El T-MEC Y EL NUEVO SINDICALISMO

1.- El número 23 del T-MEC -antes TLC- pretende impedir que ninguno de los países que signarán este acuerdo gane competitividad a través del incumplimiento de la normas de protección a los trabajadores, como lo ha hecho México y otros países sin tratado -el caso de Vietnam es paradigmático- exprimiendo a sus trabajadores para atraer a las empresas multinacionales que les permiten exportar sus mercancías y servicios a precios muy competitivos poseen a sus países de origen.

2.- El acuerdo del T. MEC mandató al Congreso a modificar las vetustas e inclementes leyes laborales que regían desde hace por lo menos 50 años, cuyo usos y abusos fueron producto de la conformación de un corporativismo en los buenos años del PRI, donde al amparo del Estado, los empresarios y los líderes charros lo eran todo y, por supuesto, los trabajadores de a pie no eran nada o casi nada.

3.- Además este consenso pone énfasis en la libre afiliación y en la protección y reforzamiento de los derechos de negociación colectiva de los trabajadores, además con el derecho de pertenecer diferentes opciones sindicales en el mismo centro de trabajo.
Este mandato reventará la cláusula de exclusión, cuya esencia era poner en la calle a los opositores que importunaban a los líderes corruptos. Simplemente los expulsaban del sindicato y el patrón, en santa connivencia con el líder, tenía que “apechugar” esa exigencia.

4.- Hay que decir que de acuerdo con ese tratado los salarios de los trabajadores sindicalizados en nuestro país podrían subir en promedio el 17.2 %, tal como lo delinea el T-MEC, además prácticamente ya ha tenido luz verde en la Cámara de Diputados y seguramente harán lo mismo en el Senado. A diferencia de TLC en que sólo se refería en la materia a mantener altos estándares laborales, el T-MEC exige a los países ratificar su compromiso con las Normas de la Organización Internacional del Trabajo.

5.- En efecto, la reforma laboral sólo tuvo una oposición en la Cámara de diputados: el outsourcing. Esta negativa a esta forma de contratación no debe aprobarse y ni negarse en abstracto, sino optar por un tipo de subcontratación que esté abierta a los oficios donde el cambio es permanente. Ejemplos de outsourcing más frecuentes: la publicidad, el periodismo, el diseño gráfico, la programación web e incluso la asesoría fiscal para empresas.

6.- Además la búsqueda y encuentro del un buen tipo de outsourcing beneficiaría a los trabajadores libres; también ayudaría a las medianas y pequeñas empresas que, si decretara subir el 17% del salario a los trabajadores, seguramente cerrarían sus puestas o les quedaría sólo una puerta de salida: el mercado informal.

7.- Pero hay que decirlo, tenemos Reforma Laboral no por nuestras pistolas, sino por las pistolas del T-MEC. Asimismo aún son muy útiles al gobierno; por ejemplo Napoleón Gómez Urrutía, Romero Deschamps, los líderes de la Cnte y del Snte y una multitud de líderes sindicales que serían echados de sus cargos e inclusive podrían ser denunciados por cargos de desfalco a los trabajadores, y hasta crear cierta inestabilidad que podría llevar a los patrones a inconformarse con el gobierno.

8.- Pero esta posibilidad es cuando menos a mediano plazo una quimera; sobre todo porque el fervor por ser o integrar un sindicato a caído en este siglo XXI, a diferencia de todo el siglo pasado. Veamos los extremos del sindicalismo; según INEGI los trabajadores del Estado sólo están sindicalizados el 50% y los sindicatos campesinos apenas tienen en sus en sus filas el 0.2 de ese sector. Los sindicatos se fueron diluyendo poco a poco hasta quedar vacíos realmente, pero sus integrantes nominales siguen pagando puntualmente sus cuotas.

9.- Con todo la reforma laboral tiene guiños libertarios; pero como todas las leyes de México no se hicieron para cumplirlas, se hicieron para probar que somos maestros en el arte de la simulación.