Monigotes de Carnaval, Historia desde los Juegos de Harina a las Serpentinas y Hoy Gigantes de Papel y Coloridas Figuras

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*Desde la Machado al Malecón

*”Sin mitote no hay carnaval”

Los monigotes como tales que se conocen ahora en los carnavales de Mazatlán nacieron en la década de los noventas, pero tienen un origen en los años 1898 con la transformación de los juegos de harina en el confeti y las serpentinas, desfile de carros adornados y gente disfrazada para el disfrute de las familias; se trataba de adornar la ciudad y se viera como una fiesta donde todo el mundo participaba, dijo el maestro Enrique Vega Ayala, cronista de la ciudad de Mazatlán.

Tiempos en que la Plazuela Machado era el centro y lugar del carnaval; luego en carnavales siguientes pusieron arcos monumentales con elementos alusivos a los festejos de carnaval: máscaras, trajes y coloridos de toda índole, fachadas falsas a los edificios; eran expresiones de la época que en los tiempos modernos e de tradujeron en los llamados monigotes, agregó Vega Ayala.

Vinieron carnavales de mucha creatividad, pero también de figuras o adornos que rechazaba o gustaba a la gente; era parte de la decoración carnavalera que se fue extendiendo de la Plaza Machado a la Plaza La República y después al Malecón.

Recordó que en los años cuarenta hubo decoraciones del Arte Decó, de águilas monumentales, esculturas greco-romanas; hubo tiempos en que los negocios en el centro de la ciudad competían en poner el escaparate más carnavalero; lo más decorativo era parte del festejo.

El cronista de la ciudad de Mazatlán dijo que después de los sesenta, los temas del carnaval fueron la guía para crear las alegorías y la construcción de los carros alegóricos; eran monumentos efímeros, aunque muy creativos y otros disparatados que no era del gusto de la gente y se armaba la polémica que era parte del carnaval, “porque sin mitote no hay carnaval”.

Vega Ayala reiteró que los monigotes son después de los noventa y, según la creatividad de los artistas son chicos o grandes, poco o muy coloridos y espectaculares.

Dijo que a lo largo de algunos carnavales los monigotes han gustado mucho, como unos que se hicieron muy del estilo de las pinturas del maestro Antonio López Saénz y se quedaron por meses en el Malecón, incluso la gente pidió que se quedarán como si fueran monumentos de la ciudad o se hiciera un museo con ellos.