Tras años de silencio, Monica Lewinksy toma las riendas de la narrativa de la miniserie que cuenta (a su pesar) su historia. Descubre por qué ha decidido hacerlo precisamente ahora.
Monica Lewinsky asegura ser “la paciente cero del cyberbulling”, y razón no le falta. Como ella explica, fue “la primera persona a la que internet le destruyó por completo la reputación”. Se refiere al año en el que nació la Mónica Lewinsky que hasta ahora conocíamos, un personaje al que confiesa jamás haber comprendido ni reconocido pero con el que se ha visto forzada a convivir hasta ahora, cuando ha decidido que dejen de ser los demás los que cuenten su historia. Hoy no venimos a recordar el escándalo en el que se vio sumida con tan solo 22 años, sino a hablar de sus consecuencias y de por qué este es el momento idóneo para el estreno de ‘Impeachment’, la miniserie en la que Ryan Murphy cuenta la historia de Lewinsky desde una perspectiva que hasta ahora jamás habíamos conocido ni contemplado: la suya.
Su apellido se convirtió en sinónimo de chascarrillos sexuales, esos que bañaban los ‘late nights’ de todo el mundo (David Letterman se ha disculpado recientemente por haberlo hecho) y que aparecen en más de 120 canciones de rap. Mónica se convirtió en el chiste preferido del planeta mientras que Bill Clinton logró mantener el respeto y sus privilegios. Fue en una fiesta cuando Ryan Murphy le ofreció producir ‘Impeachment’, y por más que reconoce que habría preferido que su historia no fuera contada de nuevo, se dio cuenta de que la única forma de controlar la narrativa era tomar las riendas del ‘storytelling’. Sin embargo, cuando se presentó la serie en un encuentro celebrado en el neoyorquino restaurante Four Seasons al que no faltaron algunos de los periodistas que se burlaron de ella hace décadas, prefirió no estar presente en el ‘screening’. En su lugar, programó una sesión virtual con su terapeuta.
Cuando conoció a Bill Clinton, su sueño era ser psicóloga forense. Amenazada con cumplir 27 años de cárcel y convertida en un chiste viviente, probó suerte en la moda lanzando su propia colección de bolsos, intentó hacerse un hueco en el universo de los realities, trató de trabajar en marketing y tras fracasar en todos sus intentos, decidió abandonar su silencio en 2014, cuando escribió un ensayo en ‘Vanity Fair’. Era el momento en el que por fin el mundo estaba dispuesto a escuchar. La alargada sombra del acoso y una nueva forma de comprender las dinámicas del poder en las relaciones sexuales (en un ensayo posterior, señaló que “el poder -y la habilidad para abusar- existe incluso cuando las relaciones son consensuadas”) hicieron que Mónica Lewinsky se atreviera a alzar la voz. Desde entonces ha sido precisamente su voz la que lucha contra el bullying y la que quiere que se imponga en la narrativa a través de su productora, ‘Alt Ending’, un nombre que es toda una declaración de intenciones al promulgar un final alternativo, ese que asegura quiere para su vida.
Involucrada en la producción del documental ‘15 Minutes of Shame’, está dispuesta a que nadie sufra el acoso al que ella ha sido sometida durante este interminable silencio autoimpuesto. “Estoy interesada en contar historias que entretengan, que inviten a la reflexión y que despierten emociones, que empujen a hablar y a explorar la condición humana desde una perspectiva diferente. Al haber visto cómo mi historia ha sido manipulada durante años, me interesan esas voces y esas perspectivas que no hemos podido ver o escuchar”, explicaba en un comunicado sobre el acuerdo que la productora ha firmado con 20th TV.
A la espera del estreno de ‘Impeachment’ y tras haber defendido públicamente a Britney Spears, trabaja con Stacey Sher en una serie sobre la vergüenza y el sexo que parte de un clásico de la literatura y demuestra que el mundo no le debe una disculpa a ella, sino a una cultura que se ha visto seriamente afectada por cómo durante demasiados años ha tratado a las mujeres.
Tener el poder en 2021 no quiere decir contar la verdad, sino ser capaz de alzar la voz para contar tu historia, y Mónica por fin ha aclarado su mente y su garganta para cambiar la narrativa desde su perspectiva.
Información por ELLE