– 250 pesos cobran pulmoneros por Narcotour.
– Lástima que no vendan cerveza, dicen jóvenes de Los Mochis.
– La curiosidad es lo que nos trae aquí.
Han pasado tres largos días del acontecimiento.
El edificio de departamentos ha recibido más publicidad y le han tomado más fotografías de las que jamás pudieran haber imaginado sus propietarios y administradores.
A pesar del sol inclemente, que caía como plomo, a esas horas del día cuando nos apersonamos a dialogar con los curiosos y compañeros de los diferentes medios de comunicación; la gente no dejaba de llegar.
Sobre el barandal del malecón, un grupo de seis jóvenes procedentes de Los Mochis, bebían cerveza tranquilamente y comentaron “lástima que no hay cheve aquí cerca”; no se habían percatado de la megatienda con venta de alcohol que existe en la esquina cercana.
Hay un gran desfile de unidades de transporte; sobretodo de los llamados safaris y de las pulmonías; pocos quieren hablar. “No´mbre que tal si me manda matar el Chapo!”.
La unidad de control remoto vía satelital de Televisa permanece estacionada al costado del camellón, la resguarda una unidad de la policía turística marcada con el número 229.
De los pocos que hablan; una vecina comentó que por el balcón vieron al personaje en el patio del edificio “hablando mucho por teléfono”; en tanto que unos norteamericanos dijeron que lo veían pasear por el edificio del cuarto piso hacia la planta baja.
Nadie abre la puerta de acceso; a pesar de que tienen buen rato camarógrafo y periodista de la CNN insistiendo; se queda a un costado de ellos, un surtidor de agua Bonafont con el garrafón al hombro.
Siguen llegando unidades de transporte; un pulmonero nos informa que están cobrando 250 pesos por el recorrido por los lugares donde hay propiedades de narcotraficantes (en abandono o decomisadas, suponemos), el lugar donde abatieron a uno de los Arellano y rematan en el Miramar.
La curiosidad y el morbo les permiten hacer su agosto en pleno febrero.
Los compañeros de los diferentes medios platican que el sábado y domingo “unos batos bien placosos venían y estuvieron tomando fotos a todos los periodistas”.
Si les dio miedo.
Sin embargo, un policía molesto, les preguntó una y otra vez: “Que no les da miedo?”; pues si pero ese es nuestro trabajo.
Y es que también los propios elementos de la policía sufrían el temor de que llegarán algunos malandros a rafagearlos.
Lo que sí, en esta pasarela y también en esta acampada sin sentido; una pregunta sigue flotando en el aire: ¿Será realmente el Chapo?, ¡Como lo fueron a agarrar tan así!, y miran hacia los balcones en espera de que algún espíritu salga a darles la respuesta que ansían escuchar.