«Estoy cansada, pero con la esperanza y confiando en Dios para que nos acepten legalmente”, explicó este viernes a Efe la cubana Onelia Alonso, varada en la frontera de Matamoros, municipio de Tamaulipas.
La esperanza de Alonso tiene que ver con la victoria en Estados Unidos del presidente Joe Biden, que gracias a su discurso próximo a los migrantes ha hecho que “todas las personas hayan vuelto a revivir” en la frontera norte de México.
Onelia empezó su travesía hacia Estados Unidos hace tres años desde Trinidad y Tobago, y el próximo 13 de enero tiene su cita ante la corte estadounidense que decidirá sobre su solicitud de asilo.
“Estamos a la expectativa de las noticias, estamos esperando ansiosos que nos digan, ustedes van a pasar”, dijo en el Día Internacional del Migrante.
Pandemia devastadora
La cubana es, como otros 68 mil 500 migrantes, parte del programa Remain in Mexico (Quédate en México), mediante el cual Estados Unidos obliga a los solicitantes de asilo a esperar fuera de su territorio a que los tribunales decidan sobre su situación, un proceso que la pandemia del COVID-19 ralentizó todavía más.
«Lo terrible es que la pandemia agudizó los problemas que (los migrantes) ya tenían, llevándolos prácticamente al límite de la situación de supervivencia”, ratificó en entrevista con Efe la directora de Sin Fronteras IAP, Ana Saiz.
Para Saiz, el 2020 fue “dramático” en cuanto a la migración, ya que estuvo marcado por una “política durísima de contención” y por la contingencia sanitaria.
“Los problemas principales de los migrantes siempre han sido el acceso al trabajo, a la salud y a la educación, y con la pandemia esto se vino a agudizar”, señaló.
El estallido del coronavirus, confirmó Leticia Calderón, investigadora del Instituto Mora, “bajó el flujo migratorio contra todos los pronósticos”, ya que “los desalentó”.
Una encuesta realizada por la Organización Internacional para Migraciones (OIM) en cinco ciudades de México reveló que el 25 por ciento de los migrantes que viven en este país han cambiado sus planes de llegar a Estados Unidos debido a la pandemia.
La investigadora manifestó que el cierre de fronteras por la contingencia hizo que se empezara a “autorregular el flujo”, además de reducirse el apoyo civil con medidas como los cierres de albergues.
“Países como Honduras y sobre todo El Salvador tuvieron una cuarentena muy rígida, mucho más que en México, y eso también propició el retener a la gente donde estuviera”, subrayó.
Adversidades en Centroamérica
Pese a esa bajada de afluencia migrante, y según el recuento de Sin Fronteras, de enero a octubre las autoridades mexicanas deportaron a 46 mil 648 extranjeros y detuvieron en su territorio a 71 mil 282.
Los fenómenos atmosféricos vividos este año por Centroamérica, especialmente los huracanes Eta e Iota, dejaron millones de afectados que perdieron su hogar o sus medios de supervivencia, lo que motivó a algunas personas a desplazarse.
Información por LÓPEZ-DÓRIGA