La Tumba Encadenada, leyendas de Elota

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*El amor de Rosa y Pedro, dos hermanos

*El Diablo los echó del panteón

Elota, pueblo mágico y señorial, tiene muchas historias, pero la leyenda de la “Tumba Encadenada”, sobre sale de las demás y es la historia de la muerte de dos hermanos, Rosa y Pedro, que se enamoraron allá por los años 1,890, y al ser descubiertos en sus amoríos, la gente consideró que vivían en pecado; los empezó a golpear, a tirar de piedras; murieron linchados; fueron enterrados en el panteón municipal, pero cuentan que el diablo los sacaba y los tiraba fuera de ese lugar.

Luz María, una elotense de nacimiento, nos cuenta esa historia y dice que los lugareños construyeron esta bóveda y unas cruces encadenadas para evitar que el diablo los echara del panteón y en lugar de flores o veladoras para los difuntos, los nativos les traían hojas de maíz en afrenta porque decían que eran más que humanos, animales.

Dice la leyenda que una vez que encadenaron las tumbas, el diablo ya no pudo sacarlos, pero aun así en las noches de luna llena hay quienes afirman que se escucha el arrastrar de cadenas; incluso, otra gente habla de que también se oyen gritos.

Hay turistas, gente que viene, a buscar quién les puede contar la historia de Rosita y Pedro, una historia de hermanos, pero que cometieron pecado.

Los días de difuntos, el 2 de noviembre o cuando vienen padres acompañando a un féretro, el sacerdote pasa por aquí y les echa agua bendita a la tumba encadenada. Es una historia de Elota, un pueblo mágico y señorial.