LA TERCERA EDAD COMO LA TERCERA CAÍDA?

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ

En tardes perladas de azul, un espíritu parecido a la nostalgia se precipita en cascada hasta el fondo del desfiladero para transfigurar, como en los sueños de un final feliz, los terribles dolores que nos provocan aquello que no fuimos, lo que quisimos ser, de lo que ya no seremos…Es un recuerdo que no pide permiso a la memoria, simplemente emerge sin diques ni amarras cuando la vida se ha nos ido por la inmensa coladera del tiempo. Se diría con resignación que ese efluvio de remembranzas son un alivio para los viejitos, porque sin este velo quedaríamos sin reservas para soportar el dolor de ver pasar el mundo y sus encantos; porque sin él, recalcarían, arderíamos en una inmensa flama que nos arrancaría el aliento y, que no pocas veces, nos obligaría a buscar, sin querer queriendo, juventud de nuestro pasado.

Tal vez ese tipo de nostalgia sea un mecanismo de defensa que procura mantenerme ocupados mascullando recuerdos con el objeto de llenar el hoyo negro que se abre sin retorno una vez que la existencia empieza a adquirir perfiles “vegetales”; es decir, cuando todo lo quieres, pero ya nada puedes o ya no debes querer. Y hasta parecería excelente consolador involuntario, porque nos permite a los viejillos sentir que la vida está en otra parte, como diría Kundera. Y ya relativamente liberto adquiero una actitud vital que me lleva combatir a los demonios del afuera: la piedad de los unos y el ninguneo de los otros; pero como hago una cosa hago otra: en lo oscurito me desmorono y me pongo a rezar algunas frases de la Biblia, por ejemplo: “Señor, no me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando mi fuerza se acabe. Aún en la vejez y en las canas, no me desampares. Oh Dios, hasta que proclame a la posteridad las proezas de tu brazo, de tu poderío, a todos los que han de venir”.

DIOS Y SUS DEMONIOS.

Y en esa disquisición filosófica andaba desde que entró sin permiso a nuestro mundo carapanda el Covid-19 y más y mucho más: cuyo objetivo criminal es llevarse per secula reculoron a los viejitos de 68 y más, a esa zona desértica, flácida de tiempo y ayuna de espacio y, ay, tan llena de lágrimas y de zopilotes, de la que nunca jamás se regresa. No sé si está bien o mal, pero por culpa de Eva -con la ayudadota Adán- que tuvo a bien comerse la manzana y otras cosas indecibles, Dios nos condenó a ser eternamente frágiles, enfermables y mortales hasta la última gota. Pero que se sepa la “Piedad Divina” no tenía que mandarnos una epidemia -pandemia dice Gattell- excluyente en estos tiempos de pluralismos a rajatabla. Dicho de otra forma: ¿Por qué diosito tan bueno, que siendo justo y sereno, nos manda un castigo así? Me parece que este decreto divino no va, al menos que nos este concediendo la dicha de no ver morir a nuestros e hijos y nietos, porque esa desgracia nos mataría doce veces y media, porque esos son dolores que no pasan..

Pero pudiera ser que Dios no se haya enterado de los que está pasando en la tierra en estos meses de incertidumbre, porque quizá anda buscando vida en el universo que para Él no es inalcanzable, entonces el culpable de esta peste mataviejitos es del Japonés Taro Aso, jefe de las finanzas del primer ministro Shinzo Abe, que maldijo a los ancianos en 2013, cuan se manifestaban en la calle para que les bajaran el monto de sus pensiones: «Dense prisa en morir y les dijo además para que el Estado no tenga que pagarles atención médica y sus pensiones”, además les gritó “chochos” a los pobres pensionados» Dichas declaraciones han sido recibidas como un insulto en un país que posee con una sensibilidad especial hacia la tercera edad y donde casi una cuarta parte de sus 128 millones de habitantes, son mayores de 60 años. Se calcula que la proporción aumentará hasta el 40% en los próximos 50 años. Sea como fuere, somos polvo, pero polvo enamorado.

TODO FUE UNA TOTAL HUMILLACIÓN.

Pero volviendo a nuestro tema: Acaso el murciélago que contagio a un humano y este otros humanos de su misma condición humana y así sucesivamente…. Fue acaso ese objeto volador enviado por la CIA y no identificado por los chinos para que se asustaran y tras el susto dejaran dejaran para siempre su servidumbre voluntaria. O fue China la que fabricó ese mamífero cazador nocturno para hacerle pasar malos meses a tu EEUU para quitarles las ganas de andarle imponiendo aranceles. Y si fue así de veras que lo castigaron ese país, pero sobre todo a la ciudadanía,; pero también a Trump por el pésimo manejo de la pandemia, al parecer Biden le hará morder el polvo al truhan Trump. Si el Covd-19 se propagó por una bronca geopolítica, entonces la matanza de viejitos sería solamente un efecto colateral, como dijera en sus día Felipe Calderón.

Sea como haya sido está bomba mataviejitos -exrockreros y aún izquierdistas- es doblemente una fatalidad, primero porque morir es una fatalidad, segundo porque la parca que gobierna al virus se está llevando a una generación de revolucionarios. Sí. A esos que gritaron hasta perder la voz: “La Imaginación al poder! Pero aunque el coronavirus cumpla su propósito, no moriremos del todo, quedaran nuestras canciones, las pinturas, los ecos de nuestras interminables discusiones, nuestras huellas en los lugares más pobres como señal que anduvimos codo a codo con los condenados de la tierra. En fin…