La Escuela Josefa Ortiz de Domínguez y la revolución en Sinaloa.

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Narrado por Enrique Vega Ayala Cronista oficial de Mazatlán

La revolución:

En el edificio donde está la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez se reunían los conspiradores que enfrentaron al candidato oficial del porfirismo a gobernador del estado en 1909. Ahí sesionaban a invitación de Don Andrés Avendaño y de Don Francisco Valadés, los señores Heriberto Frías, Miguel Retes, Dámaso Sotomayor, entre otros, para formar el “Club Democrático Sinaloense” que postuló al periodista José Ferrel como candidato a sustituir en el gobierno del estado al Gral. Francisco Cañedo. El cargo había quedado vacante al morir, en junio de 1909, estando en el ejercicio del poder este mandatario sinaloense que había asumido la gubernatura, casi simultáneamente con el ascenso de Don Porfirio Díaz a la Presidencia de la República.

La campaña entre Ferrel y Redo por el gobierno del Estado es considerada como uno de los antecedentes más importantes del inicio en Sinaloa de la Revolución Mexicana de 1910. El fraude electoral que se presume se consumó contra la candidatura de Ferrel, quien había logrado un gran empuje popular, preparó el ambiente para que la recepción en Sinaloa de Francisco I. Madero fuera por demás exitosa. Un buen número de los dirigentes “ferrelistas”, agraviados por la maquinaria electoral porfirista se integraron a los comités antirreeleccionistas de Madero y, luego, encabezaron las filas de los primeros grupos que se levantaron en armas contra la dictadura. Del “Club Democrático Sinaloense” que impulsó la campaña ferrelista surgieron personajes como don Manuel Bonilla que llegó a fungir como Secretario de Comunicaciones del gobierno de Francisco I Madero, y don José Rentería quien fue el primer gobernador del Estado electo después del triunfo de la revolución maderista.

 

El edificio:

La casona que hoy sirve como sede para la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez fue levantada a la vera de donde se realizó la primera obra que modificó radicalmente la configuración de los terrenos bajos ubicados entre los cerros de la Nevería, del Vigía y de Casamata entre los médanos de Olas Altas, la Playa Sur y el estero del Astillero (hoy Canal de Navegación). Gracias al terraplén con el que se cegó el canal que unía las mareas de Olas Altas con las aguas de Playa Sur (al pie del Cerro de la Cruz, siguiendo más o menos la línea de la calle que hoy se denomina Rigoberto Lewis), se les pudo dar uso urbano a los terrenos donde se localiza lo que hoy llamamos el Centro Histórico. El espacio que antes era ocupado por marismas y lagunas pudo aprovecharse en la segunda mitad del siglo XIX para viviendas, áreas de recreación e inmuebles para actividades productivas.

El hoy edificio de la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez, junto con el de la Aduana Marítima, son símbolos del desafío que los primeros mazatlecos enfrentaron para hacer habitables unos terrenos que parecían inhóspitos.

La Casa donde actualmente se ubica esa Escuela, en el extremo sur del Paseo Olas Altas data de finales del siglo XIX o a principios del siglo XX. De acuerdo con Oses Cole-Isunza (The complete guide to Mazatlán, México 1998, p.23), al parecer fue el Ing. Natividad González quien se encargó de su construcción. Todavía se pueden apreciar sus iniciales NG en las herrerías de las ventanas. El terreno había pertenecido al gobernador porfirista de Sinaloa, General Francisco Cañedo. El Ing. Natividad González lo adquirió, según la misma fuente, en 1895, por la suma de quinientos pesos. Diez años después vendió la finca a Don Andrés Avendaño, por $7,780 pesos.

Por narración de don José Cayetano Valadés (Mis Confesiones, México 1967, p. 133), sabemos que hacia 1909 la casa era habitada por la familia de don Andrés Avendaño, copropietario entonces del periódico El Correo de la Tarde y uno de los impulsores de la candidatura a gobernador del estado de Don José Ferrel, como opositor al candidato oficial de los “científicos” porfiristas don Diego Redo.

En 1919 la casa, objeto central de nuestra descripción en este artículo, fue adquirida por el grupo empresarial Melchers de origen alemán asentado en nuestra ciudad desde 1846. Más tarde el gobierno se hizo de ella y fue destinada para albergar a la Escuela que todavía funciona allí.

Desde 1959 se erigió frente a ella el monumento a los escudos de armas de Sinaloa y Mazatlán. En el predio de la casona hace tiempo que se perdieron los jardines y las balaustradas, con que contaba originalmente, para dar más espacio al tráfico vehicular.

 

La Escuela:

Según los registros localizados en el Archivo Municipal esta escuela nació en 1879, destinada para brindar educación sólo a niñas. De acuerdo con las nomenclaturas que se manejaban en aquellos tiempos a dicha institución se le asignó el número dos de entre las que existían en la ciudad. Originalmente funcionaba en un pequeño espacio que se le adecuó en la Casa Municipal, donde también funcionaba la escuela número uno que solamente recibía niños.

En la segunda década del siglo XX, en plena época de la Revolución, con autorización del Gobierno del Estado, el Ayuntamiento trasladó las instalaciones de la Escuela 2 a una parte de lo que, en tiempos del porfiriato había sido la Casa de Gobierno en Mazatlán, y que ocupaba el General Francisco Cañedo en sus frecuentes estancias en nuestro puerto. Esa residencia oficial estaba ubicada en la manzana que actualmente ocupa el Hotel La Siesta.  En dicho movimiento la institución también perdió el carácter municipal que tenía, para incorporarse al sistema estatal que se empezaba a crear.

Una nota periodística en El Sol del Pacífico, aparecida en noviembre de 1958, describe que, entre 1917 y 1918, cuando se trasladó al nuevo espacio y pasó a la férula estatal pudo contar con seis aulas para atender a la población infantil de niñas del puerto.

Aunque no hay datos precisos al respecto, todo indica que fue en los años treinta cuando se realizó el cambio a la actual sede de la Escuela. Para los años cuarenta del siglo pasado la inscripción en esa escuela apenas si llegaba a 25 mujeres por grado. La modernización educativa promovida en tiempos del General Pablo Macías entre 1944 y 1950 en Sinaloa propició que hacia 1948 esta escuela empezara a recibir población varonil, convirtiéndose en escuela mixta, como se les llamaba entonces.