Alfonso Cuarón deslumbra en Venecia con una obra maestra: ‘Roma’

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Es insólito que un director de su estatura haya recurrido a Netflix para financiar su nueva, íntima y excepcional película

A lo largo de su carrera, Alfonso Cuarón ha demostrado poseer un dominio absoluto del lenguaje cinematográfico, pero su gran don como cineasta es que siempre presta más atención al elemento humano que a la técnica. Y por eso, aunque sobre el papel puede parecer insólito que un director de su estatura haya recurrido a Netflix para financiar su nueva película, no hay más que verla para que ese hecho cobre pleno sentido: ningún estudio de Hollywood habría querido estrenar en condiciones una película tan íntima como esta ‘Roma’ que hemos podido ver en el 75 Festival de Cine de Venecia.

Se trata de una obra de maneras tan delicadas y tan modestas que incluso resulta extrañamente incongruente llamarla una gran película, aunque eso es sin duda lo que es. Carece por completo del tipo de virguerías visuales que llaman la atención sobre sí mismas y que el mexicano sí incluyó en títulos como ‘Hijos de los hombres’ o ‘Gravity’. Y aunque por supuesto está generosamente dotada de escenas formalmente deslumbrantes, son los momentos más mundanos lo que le dan su inmenso poder.

Según reconoce el mismo, ‘Roma’ es una película tremendamente personal para Cuarón, en tanto que está inspirada en sus recuerdos de infancia y juventud. Retrata un año en la vida de una familia de clase media de Ciudad de México a principios de los 70 a través de la mirada de su sirvienta indígena, Cleo (Yalitzia Aparicio), y para ello recurre menos a estructuras narrativas y arcos dramáticos rígidos que a la observación episódica y al uso de la atmósfera, el detalle y las texturas para trazar una completísima descripción de un tiempo y un lugar específicos, y para entremezclar lo personal y lo social y lo político.

En el proceso, la película –que toma su nombre del vecindario donde en su mayoría se sitúa— presta atención a cientos de pequeños detalles que la hacen parecer como un álbum de memorias fragmentadas aunqueincreíblemente vívidas: un póster de México 70, la pantalla torcida de una lámpara, un rugiente tubo de escape, un balón desinflado, una caca de perro –muchas de ellas, en realidad–. La casa que ocupa el centro de ‘Roma’ está tan minuciosamente detallada que al final de la película uno siente como si hubiera pasado la vida viviendo en ella.

En las notas de prensa de la película Cuarón la define como un homenaje a las mujeres que ayudaron a criarlo y, en efecto, en buena medida ‘Roma’ explora la relación extrañamente simbiótica que se desarrolla entre Cleo y su empleadora, Teresa, que como ella también es víctima de la incapacidad de un hombre para asumir su responsabilidad como cónyuge y como padre. Teresa a menudo se refiere a Cleo como «un miembro de la familia», y la película nos muestra los aspectos en los que esa descripción esto es realmente cierta y los aspectos en los que no lo es.

‘Roma’ nos habla de la familia y la lucha de clases, del nacimiento y la muerte, los hombres y las mujeres… de todo

Acompañamos a Cleo a través de su embarazo, y al mismo tiempo vemos cómo Teresa intenta salir adelante a solas con sus cuatro hijos, a menudo distrayéndolos con viajes y excursiones. Nos dejamos guiar por una cámara que pasea sin prisa pero sin pausa, capturando una cantidad increíble de información a su paso y siendo testigo de terremotos, incendios, prácticas de tiro en el bosque, clases masivas de artes marciales, lanzamientos de hombres-bala, violentos disturbios callejeros o muchachas que corren entre el bullicio de la calle para encontrarse con sus novios. Y a través de ella, y de esa hechizante fotografía en blanco y negro, ‘Roma’ nos habla de la familia y la lucha de clases, del nacimiento y la muerte, los hombres y las mujeres, la ciudad y el campo y el cine y la literatura y la tecnología y la política y los sueños y, en realidad, de todo en esta vida. Y, de nuevo, lo hace con una sencillez apabullante que en todo caso resulta absolutamente épica.

Información de: El Confidencial