Geopolítica, división y pandemia de covid: así ha sido el primer año de Biden en EU

0
63

El presidente de Estados Unidos cumple un año al frente de la Casa Blanca con un horizonte poco claro en sus programas y avecinándose a las elecciones intermedias donde aventajan los republicanos. 

Joe Biden cumple un año al frente de la Casa Blanca, esto entre una oposición republicana y seguidores del ex presidente Donald Trump que poco menos lo desconoce como presidente de Estados Unidos. El mandatario enfrente sus horas bajas, y no sólo eso, empieza la fase decisiva de su gobierno previo a las elecciones intermedias de este año.

Este jueves 20 de enero cumple en un año en el poder, que marca un hito agridulce para un mandatario que prometió unir al país y que ha tenido que gobernar en un ambiente de polarización extrema, con un margen mínimo en el Congreso para aprobar sus medidas.

¿Cuáles han sido sus avances y retrocesos? ¿Qué ha marcado su gobierno en el primer año? ¿Cómo se ha mantenido Trump fuera de la Casa Blanca? ¿Qué retos enfrenta? Aunque formalmente su discurso del Estado de la Unión será hasta marzo, estos han sido los momentos clave de Biden.

El regreso del «multilateralismo» estadunidense

La llegada de Biden representó el regreso a la política exterior… al menos hasta la época de Barack Obama, donde los aliados de Europa y Asia son los incondicionales y los enemigos vuelve a ser calificados como tales. De la mano con Antony Blinken, el actual secretario de Estado, se ha buscado reforzar esa política del multilateralismo estadunidense.

Los históricos aliados de la OTAN y el G7 han visto la llegada de Biden como el retorno a todo lo que llegó a perderse durante el gobierno de Trump. Sin embargo, no todo ha sido de ensueño entre las grandes potencias, principalmente tras la «crisis de los submarinos» con Francia.

Lass disputas geopolíticas con Rusia, y ahora con China, se han acrecentado. El trato con Moscú se ha complicado tanto por las cuestiones de seguridad como por las amenazas de un conflicto bélico con Ucrania. Con China, se ha impulsado un boicot diplomático —junto a otros países aliados— previo a los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing y la disputas entre ambas potencias se ha trasladado a Taiwán, en que tanto Estados Unidos como la Unión Europea han tenido un acercamiento político.

En el caso de América Latina, se ha mantenido relativamente relegado, a excepción de México —donde ya hubo una reunión entre ambos mandatarios— y Centroamérica, principalmente por la crisis migratoria que comenzó inmediatamente tras eliminar las duras restricciones impuestas por Trump.

Mientras que se mantiene la política contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, sólo ha criticado las acciones de represión cometidas en Cuba —las protestas antigubernamentales de julio de 2021— y Nicaragua —con la reelección de Daniel Ortega y la detención de opositores. Sin embargo, Biden aseguró que la región «no es el patio trasero» de Estados Unidos.

Pero uno de los mayores reveses dentro de su administración fue la salida de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, sumamente criticada tanto por demócratas como republicanos, y aprovechado por Rusia y China como un símbolo de debilidad de su gobierno. Aquí comienza el punto de inflexión de la impopularidad de Biden.

Una gran división política en casa que impide avances

Los problemas no son al exterior, sino también dentro de casa… en específico dentro del Congreso de Estados Unidos. Los republicanos siguen reiterando falsas acusaciones de un presunto fraude en las elecciones presidenciales de 2020.

La ultraderecha se ha corroído entre las filas republicanas, con un Donald Trump que sigue vigente y que ha recobrado fuerza con la impopularidad de Biden. El ex mandatario, pese a estar expulsado de las redes sociales, se ha mantenido no sólo como el principal opositor, sino también amenaza con su regreso.

Debido a la estrecha mayoría que tienen los demócratas, muchas de las reformas que ha querido impulsar el gobierno de Biden han quedado estancadas, entre ellas el Plan de Gasto Social —socavado incluso por el senador demócrata Joe Manchin— y la reforma migratoria. Uno de sus pocos logros ha sido sacar el Plan de Infraestructura.

Casey Domínguez, profesora de políticas en la Universidad de San Diego, aseguró a EFE que sí podría salir esa ley, pero en una versión más pequeño y que Biden necesitará para ello una unidad absoluta en las filas demócratas.

Pero descarta que no haya grandes esperanza para que se apruebe la reforma migratoria —fuertemente rechazada por los republicanos— y tampoco está garantizado que contenga medidas ambiciosas contra la crisis climática o para reforzar la igualdad de género.

Los reveses de Biden también se acumulan en la Corte Suprema de Estados Unidos, controlada por el ala conservadora de seis jueces. El primero de ellos, las acciones para minar el programa migratorio de Trump, donde los gobernadores republicanos —principalmente Greg Abbott, de Texas— han interpuesto demandas para evitar cualquier cambio en la ley.

Sin embargo, Biden ya expresó sus intenciones de buscar la reelección a la presidencia de Estados Unidos en 2024 manteniendo a Kamala Harris como su compañera de fórmula.

​Por ello, acciones como el final del programa «Permanece en México», así como la cancelación formal del muro fronterizo y otras maniobras impulsadas por el Departamento de Seguridad Nacional han quedado dentro de una batalla legal en las Cortes de Distrito.

Covid-19, aborto y derecho al voto, los otros «enfrentamientos»

Las vacunas es otro de los frentes de batalla entre republicanos y demócratas. La Corte Suprema determinó en días recientes que el gobierno de Biden no puede exigir la vacunación a empleados de grandes empresas, con el fin de aumentar el número de personas inoculadas. El avance de la vacunación apenas supera el 60 por ciento de la población, pese a que está autorizada en jóvenes y en niños.

Gran parte de los simpatizantes del ex presidente Donald Trump son plenamente antivacunas, han rechazado inocularse pese a los esfuerzos del gobierno de Biden tras el aumento de casos, muertes y hospitalizaciones en estos sectores de la población. Estados Unidos ya reporta más de 850 mil muertes y llegó a registrar hasta más de un millón de contagios por día.

El presidente Joe Biden aseguró que han quedado acciones pendientes tanto en el número de pruebas de covid-19 como el avance de la vacunación a nivel nacional, y reconoció que la llegada de la variante ómicron en un momento en el que parecía que la pandemia estaba remitiendo «ha sido demasiado» difícil de soportar para muchos estadunidenses, pero subrayó que ese fenómeno no debe causar «pánico».

En otra duelo se encuentran los derechos reproductivos y de derecho al voto. Texas aprobó en septiembre de 2021 una ley que restringe el aborto en todas sus causas —incluso se puede denunciar a mujeres que lo practiquen— y otros estados también han puesto querellas en la Corte Suprema para tumbar legalmente el fallo Roe vs. Wade, que garantiza la interrupción del embarazo en Estados Unidos.

Además, estas entidades han buscado aprobar leyes que limiten el acceso al voto. Ese bloqueo es preocupante para los progresistas, que temen que las restricciones permitan a los republicanos tomar las riendas de los procesos electorales de este año y de 2024, para dar así la vuelta a un posible resultado que no les favorezca. Justamente, a horas de cumplir un año en el poder, el Senado de Estados Unidos rechazó aprobar la reforma electoral de Biden.

Un asalto al Capitolio que hace sombra en las elecciones intermedias

Con Biden en la Casa Blanca también se cumple el primer aniversario del asalto al Capitolio, uno de los mayores puntos de inflexión de la historia política estadunidense. El mandatario condenó al propio Trump de haber incitado a sus simpatizantes de cometer un ataque contra la democracia.

Un comité del Congreso de Estados, en conjunto con el Departamento de Justicia y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) Unidos sigue investigando y deteniendo a todos los implicados en el suceso. Pero sólo una facción de los republicanos está de acuerdo con la indagatoria.

Pero se agota el tiempo para Biden. En noviembre de este año serán las elecciones intermedias en Estados Unidos —donde se renueva toda la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y 36 gubernaturas— y de acuerdo con los primeros pronósticos están aventajando los republicanos.

Además, no parece que la popularidad de Biden vaya impedir un ascenso republicano, pues sólo el 42 por ciento de los estadunidenses aprueban su gestión, un índice que apenas es tres puntos superior al que registraba Trump en el mismo punto de su mandato, según la media de sondeos del portal FiveThirtyEight.

James Thurber, profesor de la American University (AU) en entrevista a EFE, coincide que las elecciones intermedias históricamente benefician al partido opositor y provocarán muy probablemente que los demócratas pierdan el control de la Cámara Baja «y quizás también del Senado».

«En lo que se refiere a impulsar grandes paquetes legislativos, el gobierno de Biden casi ha acabado», añade.

Su menguante capital político se empieza a notar, la semana pasada pidió cambiar las reglas del Senado para aprobar una reforma electoral solo con votos demócratas, pero enseguida se topó con la fuerte resistencia de dos senadores de partido, entre ellos, Manchin.

La Casa Blanca espera que las buenas noticias superen de a poco el pesimismo relacionado con la pandemia, con la economía recuperándose, pero con una alta inflación, la variante del coronavirus ómicron disminuyendo y los estadunidenses valorando logros de Biden como sus voluminosos gastos en infraestructura.

Información por MILENIO