La enviada de la Casa Blanca acepta que la frontera es “una tragedia” en ambos lados del río Bravo, perfila un plan para proteger a los indocumentados y pide no mezclar este tema con las vacunas.
Roberta Jacobson no lo duda: no todo puede ser tarea del gobierno. La iniciativa privada debe asumir su parte y responsabilidad para detener la migración ilegal desde México y Centroamérica a Estados Unidos, particularmente mediante la inversión, creación de empleos y “generación de esperanza” en regiones expulsoras de migrantes.
“Eso es algo muy importante”, advierte la enviada especial de la Casa Blanca para Asuntos de la Frontera Sur. “Los proyectos económicos en el sur-sureste de México y en el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) son esenciales para frenar la migración y especialmente para dar una esperanza a las personas a no salir de su país”.
En ese sentido, revela que los gobiernos de Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador analizan una serie de paquetes y proyectos económicos encaminados a aminorar la oleada migratoria. ¿En dónde y a cuánto ascienden? No quiere decir. Pero las opciones ya están en la mesa y en las conversaciones bilaterales de ayer estuvo presente la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que mantiene proyectos como Sembrando Vida en El Salvador y Honduras.
“Estamos hablando de muchas cosas y recibimos un tipo de briefing por los mexicanos sobre sus esfuerzos, especialmente en el sur del país. Realmente estuvo lleno de detalles”, desliza.
Jacobson es, con toda probabilidad, la funcionaria estadounidense con mayor conocimiento sobre México. Desde hace dos décadas ha estado vinculada a nuestro país de una u otra forma y conoce a todas sus élites políticas y económicas. Habla poco después de reunirse con el canciller Marcelo Ebrard para discutir la situación en las fronteras norte y sur, encuentro que califica de provechoso. Se le ve satisfecha.
Al cuestionamiento de si habrá otra vez campamentos de migrantes en México, responde tajante: “No”.
A otra duda, sobre si se negoció un mayor control migratorio a cambio de vacunas, también responde en negativo.
“No es un quid pro quo”, dice, en alusión a la idea de que el presidente Biden exigió el despliegue de fuerzas federales en Chiapas a cambio de miles de dosis de Astra Zeneca. La migración y las vacunas, recalca, “son cosas que van en carriles separados”.
La entrevista es la primera para un medio mexicano desde que la embajadora asumió uno de los cargos más estratégicos en el gobierno de Estados Unidos dentro del todopoderoso Consejo de Seguridad Nacional, un órgano de inteligencia que le habla al oído al presidente sobre asuntos de máxima importancia. El peso de Jacobson en Washington no puede descontarse.
“Hacía un año que no venía”, lamenta la diplomática. Habla en perfecto español y, modesta, niega ser la voz más autorizada sobre México que tiene la comunidad de seguridad nacional de Estados Unidos: “Si vives suficiente, te haces experto”, bromea.
En tono más serio, la ex embajadora reconoce que el ambiente que priva entre los dos países es positivo, pero también matiza que “es urgente” que los gobiernos de Biden y López Obrador lleguen a un acuerdo sobre cómo encarar la oleada migratoria pronto.
Aun así, señala que quienes también deben aportar a la solución son los empresarios; sin la iniciativa privada “no vamos a frenar ni romper ese ciclo (el migratorio) y quiero decir que la cooperación, el apoyo del sector privado de todos los países, Estados Unidos, México y el Triángulo del Norte es muy importante”.
Su declaración tiene un trasfondo adicional: se da un día después de que la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, revelara ante asociados de la Cámara Americana de Comercio (Amcham) que hay 200 proyectos en el sur-sureste de México a los que se quiere invitar a invertir al sector privado estadounidense, particularmente alrededor de megaproyectos como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el corredor transístmico.
En ese contexto, Jacobson admite que “necesitamos ver mucho más compromiso por parte de los sectores privados (…) a crecer este tipo de proyectos”.
Durante la conversación, Jacobson admite además que el principal componente en el flujo humano que está agolpándose en la frontera con Estados Unidos es de mexicanos, no de centroamericanos.
“La verdad es que todavía la mayoría de personas que encontramos en la frontera son mexicanos (…) estamos hablando de un flujo de mexicanos bastante significativo y por eso diría que la colaboración con México en combatir ese problema desde sus raíces, sus causas fundamentales es algo esencial”.
Uno de los temas de su viaje a México, según anunció la Casa Blanca, era discutir un “plan efectivo y humano” para la migración. ¿Qué opciones están explorando y qué opciones están sobre la mesa?
El presidente (Joe) Biden ha sido muy claro desde el primer día de su mandato, que quiere regresar y avanzar nuestro sistema migratorio a uno que realmente sea consistente con nuestros valores. Esto significa que vamos no solamente a revertir las cosas que implementó la administración previa (de Donald Trump), sino que también queremos construir un sistema mucho más justo, más rápido, para personas que piden asilo.
Y claro que para implementarlo de manera efectiva, necesitamos la cooperación de México y la hemos recibido, la verdad es que estamos trabajando muy de cerca en muchas áreas.
¿Es viable que México de nueva cuenta acoja a migrantes en su territorio, como lo hizo durante la anterior administración en campamentos?
No, la verdad es que es algo muy distinto. Entiendo exactamente porque hay gente que dice que todavía se está regresando a personas a México, pero eso es otra cosa. Tenemos una pandemia, tenemos razones que existen en México, existen en los Estados Unidos y por razones de salud pública no podemos aceptar los números de personas que están cruzando de manera irregular ahora.
Eso significa que no estamos diciendo “usted tiene que esperar aquí por siempre”, porque queremos también crear otros caminos legales para las personas en Estados Unidos. México y nosotros estamos trabajando juntos para ampliar las maneras legales para que esas personas no tengan que tomar ese viaje tan peligroso.
Esta semana vimos en medios estadunidenses fotografías que detonaron una fuerte polémica respecto a la situación en la que se encuentran menores de edad en los centros de procesamiento de la frontera. ¿Qué tan complicado es la situación por la que están atravesando ustedes del lado estadunidense?
No puedo negar que es muy complicado, después de una transición que fue muy difícil en la que nosotros no podíamos trabajar normal, con una administración saliente. Lo que hemos encontrado cuando el presidente Biden tomó posesión, fue realmente una destrucción del sistema migratorio en los Estados Unidos y ahora estamos viendo un número realmente alto de niños no acompañados. Es muy difícil procesarlos de manera rápida (y) esas estaciones u oficinas de la Patrulla Fronteriza no son lugares para menores. Es por eso que estamos cambiando nuestro sistema para moverlos mucho más rápido a instituciones que están acostumbradas a cuidar niños.
Si bien apenas están en una etapa inicial de las discusiones con el gobierno mexicano, ¿Cuáles son algunas de las opciones que ustedes analizan o que ya están discutiendo o trazando?
Yo no voy a presentar en esta entrevista cosas que todavía no son o están todavía en discusiones diplomáticas. Pero lo que puedo decir es que estamos realmente explorando cómo podemos influir este flujo no solamente en México y no solamente en los Estados Unidos. Tenemos una responsabilidad compartida con los países del Triángulo del Norte para ofrecer realmente la esperanza, no solamente a los padres de familia, sino también a los hijos, porque, como ha dicho el presidente Biden, nadie quiere salir de su casa, de su comunidad, de su país. Cuando estas ideas estén listas, las vamos a anunciar.
¿Y tienen algún marco de tiempo para anunciar los programas conjuntos?
Hay urgencia en ambos lados, de México y Estados Unidos, porque estamos viviendo una situación que es una tragedia que queremos cambiar para las personas involucradas y queremos asegurar que los criminales no logren sus deseos de explotar a las personas en América Central y otros lugares. Pero aunque estamos trabajando con urgencia, no tenemos una hoja de ruta que dice “en esta fecha tenemos que implementar esto”. Vamos a implementarlo tan rápido como sea posible cuando tengamos toda la información y planes y todo listo, no vamos a actuar de manera irresponsable.
¿Dentro de las opciones bajo discusión, está la de pedir a México aceptar una mayor cuota de personas deportadas por razones sanitarias?
La verdad es que yo no sé nada de cuotas. Lo que sí sé es que México está trabajando con nosotros para aceptar personas que son expulsadas por el título 42 en los Estados Unidos (razones sanitarias) hasta su capacidad.
Información por MILENIO