Falta de Turismo también Afecta a Clavadistas; “Oramos porque esto Acabe Pronto”, Dice el “Chiquis Boy” Mejía

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*Dejó el alcoholismo y la drogadicción
*El clavadista es una profesión, afirma

Ernesto Mejía, el “Chiquis Boy”, con 28 años de clavadista en la Plazuela “Sánchez Taboada”, recuerda que de niño nunca le gustó la escuela y prefería irse con su tío, quien era un “profesional” del clavado y que así se ganaba la vida en esa plazuela. Hoy, por la inseguridad y la baja del turismo, “ruego que pase esta situación en la que muchos negocios han cerrado; necesitamos estar en paz; hay que sumar todos y tener la esperanza de que esto acabe pronto”, afirmó Mejía.

En la entrevista cuenta que a los 11 años empezó a tirarse clavados en esa zona del “Clavadista”, pero que hasta los 21 años fue cuando se lanzó por primera vez desde arriba de ese espacio, una altura de 20 metros, a la que se llega por una escalera de concreto.

Narra también que a lo largo de sus años de vida ha tenido severos problemas de alcoholismo y drogadicción, pero por suerte no sabe de dónde le salió la fuerza, voluntad y carácter para superar estas etapas y ahora vive bien con su esposa Noemí y su hija Keren.

Reconoce que hoy por la situación que vive el estado y Mazatlán, hay poco turismo, pero los cruceros han salvado en parte la economía y la de nuestros bolsillos, porque no sólo se vive del aplauso, sino también de las monedas o billetes que te dan los turistas nacionales o extranjeros por arrojarte a las aguas del Océano Pacífico en medio de rocas peligrosas que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Incluso, en las preguntas el “Chiquis Boy”, quien es uno de los líderes de clavadistas, acepta que le han tocado ver de cerca la muerte de dos de sus compañeros, uno de ellos “muy amigo”, de nombre Alfonso. Afirma que, en lo personal, nunca ha tenido miedo de arrojarse al mar, “no me rajo ni tengo miedo, pero si soy precavido”. Se considera un “clavadista profesional”.

Indica que la asociación no es la misma de antes en que se tuvo mala fama hasta de drogadictos y alcohólicos; hoy se han profesionalizado y entre ellos han hecho “escuela y enseñado a los nuevos clavadistas”. Hoy tienen hasta uniforme de clavadista y se ayudan cuando alguien enferma o sufre algún accidente para tener

un médico cerca y un apoyo económico; “eso es parte de lo bonito en esta asociación, que somos una verdadera familia”.

Al contar su experiencia de clavadista, dice que “siempre que se avienta un clavado lo hace pensando como si fuera la primera vez y tener todos los cuidados desde subirse al barandal, verificar el oleaje, la marea, el viento y el impulso para el vuelo hacia las aguas marinas.

De fácil palabra, pese a no gustarle la escuela, “El Chiquis Boy” dice también que la asociación de clavadistas, integrada por unas 12 personas y dos dirigentes, cuidan su área de trabajo desde el “Clavadista” hasta la Fuente de la Vida en limpieza y en personas que se bajan a las piedras con riesgos de accidentarse; “de hecho hemos rescatado a personas del agua antes de que llegue el Grupo Acuático de la Policía”, afirma.