Desde 1997 era cronista de la ciudad
en Culiacán, donde ejerció una larga
carreta periodística y de investigación
La mañana de este sábado falleció en Culiacán el historiador y periodista Adrián García Cortez, quien fuese cronista de la ciudad de Culiacán durante los últimos diecisiete años, e impulsara el movimiento estatal de la crónica, que ha rescatado muchos de los detalles históricos de nuestra entidad.
El cronista de Mazatlán, Enrique Vega Ayala, destacó el carácter batallador, rebelde y creativo de Don Adrián García Cortez, quien dio a la investigación histórica en la entidad un cariz de profesionalismo que elevó sustancialmente el nivel de sus resultados.
Con don Adrián, recuerda, se conjuntó un grupo de interesados en rescatar la historia regional, más allá de los esfuerzos personales, valiosos pero incompletos, algunas veces sin rigor histórico, que emprendieron muchos ciudadanos, cuya tarea fue de gran importancia, pero que con la tarea de hombres como el desaparecido cronista recibieron un proceso de cosolidación.
García Cortez fue periodista por muchos años, al tiempo que desarrollaba su interés y su habilidad por la investigación histórica. Es autor de varios libros y publicaciones que a juicio de Vega Ayala son fundamentales para conocer los antecedentes de las sociedades actuales de la entidad.
Fue inflexible en el manejo de los datos históricos, lo que le valió más de una discusión con personas que sostenían premisas importantes, pero no comprobadas o no necesariamente acertadas.
En 1997 fue designado cronista de la ciudad de Culiacán, tarea que realizó de manera intensa, no sólo conla investigación sino con la animación de esta tarea tanto entre historiadores de Culiacán como de otros municipios, lo que le llevó a impulsar las reuniones que de hecho se convirtieron en una especie de Consejo de la Crónica Histórica.
Fue, indica Vega Ayala, un hombre generoso en lo personal y en lo profesional, que compartía sus descubrimientos con la misma convicción con que defendía el rigor científicos de las investigaciones propias y lo exigía en las ajenas.
El historiador culiacansense falleció a los noventa años de edad.