El mismo día, un grupo de 40 congresistas republicanos envió una carta a cuatro altos funcionarios del gobierno de Biden, en la cual exigieron que Washington presionara a México para que “cese sus acciones discriminatorias y para proveer a las empresas de Estados Unidos que operan o hacen comercio en México de un piso parejo, como se planteó en el Tratado de Libre Comercio (TMEC)”.
En una plática con los medios después de un evento en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Ebrard consideró como una “buena práctica que cuando hay una iniciativa de esta envergadura, haya un diálogo y realmente se conozca de qué se trata”, y abundó: “el objetivo de esas reuniones es que él tenga claro qué es y qué no es la reforma; y segundo, escuchar los planteamientos o preocupaciones que le han externado las empresas de origen norteamericano, para ver cuáles de esos planteamientos son atendibles, son razonables, y cuáles carecen de fundamento o tienen solución de otra forma”.
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