DOMINGRILLA POR FRANCISCO CHIQUETE

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El escandaloso arranque de la sucesión; Vargas, como Pasos y Madueña; se recalienta el tema narcopolíticos

FRANCISCO CHIQUETE

Si Andrés Manuel López Obrador dio la voz de arranque a la sucesión presidencial destapando las corcholatas en mitad de sexenio, Rubén Rocha Moya no podía hacer menos, e inició con el encausamiento de uno de los principales obstáculos internos,

Esto no significa que Gerardo Vargas Landeros deba ser considerado como una simple víctima propiciatoria. Para que el equipo rochista se haya atrevido a dar el paso, es porque encontraron los elementos precisos y suficientes que les permitirán llegar hasta el final, es decir, a la apertura de un juicio que lo inhabilite para la competencia electoral del 2027, o por lo menos lo entretenga y merme en su propósito de ser candidato a gobernador y por supuesto, gobernador del estado.

Aunque cada etapa, en especial esta de la 4T, jura ser diferente a las anteriores, siempre hay repetición de hechos y detalles, incluso en situaciones extremas, como los desafueros de alcaldes, que si bien ya van varios, no son espectáculo de cada día.

¿Usted pensaría que Gerardo Vargas Landeros, un político preparado, experimentado, con agarraderas y habilidades para conseguirse respaldos, actuaría en el mismo nivel que Jorge Rodríguez Pasos, un líder carismático e improvisado que ganó una diputación federal y una alcaldía?

Cualquiera diría que no, pero observe:

A ambos se les empezaron a enviar señales de su decadencia política, de sus errores administrativos y no tuvieron la capacidad para entender. Vargas se aferró a la idea de que ejercía un liderazgo absoluto en el municipio y que lo extendía hacia el estado, que no se atreverían contra él, que aparecía adelante en todas las encuestas aún a sabiendas de cómo se concretan esos estudios demoscópicos.

Rodríguez Pasos dijo que él había ganado con 54 mil 200 votos, que la gente estaba con él y que ni el gobernador ni el Congreso ni absolutamente nadie lo podría tumbar, porque el pueblo se les echaría encima.

Cuando se tomó la decisión, no hubo agarraderas ni partidos ni insurrección popular, ni para favorecer a Rodríguez Pasos, ni para defender a Vargas Landeros.

Cuando Pasos vio venir el golpe, presentó una solicitud de licencia temporal e hizo elegir a una regidora, la profesora Dolores Altamirano; cuando Vargas Landeros, que todavía un día antes se decía tranquilo y seguro, entendió que lo iban a desaforar, presentó su solicitud de licencia e hizo nombrar a la regidora Margrita Velázquez como presidenta municipal interina.

Uno y otro hicieron rodear el palacio municipal con simpatizantes para evitar que entrara el alcalde sustituto designado por el Congreso. No pasaron de pequeños escándalos. Gerardo Rosete entró y gobernó por unos meses en 2001, mientras que este fin de semana Antonio Menéndez empezó a despachar. Rosete, en 2001, era diputado local del PT, partido ganador oficial de las elecciones; Menéndez era diputado local por el PVEM, de la alianza ganadora, pero en realidad es militante de Morena. El partido ganador de las elecciones, beneficiario de esas trampas que le dan mayorías artificiales en las cámaras.

Otro deja vu:

Gerardo Vargas decía que no le podían hacer nada, que hace tres años le enviaron un pliego de sanción administrativa que atendió y que ”de repente” le aparecen con un asunto penal. Su criterio era que no le podían hacer nada, porque el dinero de las patrullas él lo consiguió en el gobierno federal y completó el costo con dinero del municipio (un 70-30), de modo que el estado no puso ni un peso (muy enfático). Con ello, establecía que la ASE no tenía nada qué hacer en el asunto, que no podía auditarlo y mucho menos sancionarlo. No tiene competencia.

Exactamente lo mismo decía Jesús Madueña Molina, el rector de la UAS, quien se negaba a recibir a los auditores de la ASE porque los recursos que manejaba y sigue manejando, son de la federación y de ingresos propios.

Al final tuvo que aceptar un convenio resarcitorio, aunque sea de a poquito, para que el juicio no siguiera adelante, es decir, admitió la culpa.

¿Y ROCHA?

Si conociésemos los gustos musicales del gobernador Rubén Rocha Moya, diríamos que está influido por el grupo sueco ABBA, pero dudamos que haya sido fan de la música disco. Sus placeres estéticos se concentraron siempre en la grilla, sobre todo en la universitaria.

De todos modos, en el caso de Gerardo Vargas, parece canturrear el coro de Mamma Mía: “Mamma mía, here I go again”.

Primero se lanzó contra Jesús Estrada Ferreiro, a quien acusaron de contratar la compra de patrullas sin licitación (¿le suena?) y luego le completaron con supuestos maltratos a las viudas de policías y desobediencias en la apliación de descuentos de JAPAC a jubilados. Estrada les ha ganado juicio tras juicio, pero sólo después de transcurrido su periodo, así que no hay modo que le repongan el cargo.

Después vino el Químico Benítez, a quien acusaron de contratar sin licitación un carro donado a la fiesta de los maestros, y un sistema de alumbrado público por más de 400 millones de pesos. El Químico ha conseguido llevársela tranquila, de modo que ni lo terminan de juzgar ni mucho menos lo detienen, pero ya olvidó sus ínfulas de líder carismático al que también iba a defender el pueblo, según sus propios cálculos.

Y aquí está Rocha, echándose al tercero de la tarde al son de “aquí voy de nuevo (here I go again)”. Dicen que primero consultó hasta el mero arriba, y que le dieron luz verde. La propia presidenta declaró al respecto: “lo que pedimos es que se revise bien, que analicen bien los diputados locales, que se analice a fondo, si hay un tema de ilegalidad, que se investigue y si es un tema político, que se piense muy bien lo que se va a votar”.

Cuando los interrogadores de la Mañanera abordan algún tema, sobre todo si es de asuntos internos del gobierno o de Morena, es porque hay una autorización o una petición expresa del propio equipo presidencial, para tirar línea. Y si no hubo un indicio claro de defensa a Vargas, ni qué alegar. A Rocha sólo le pidieron hacer las cosas bien.

EFECTOS COLATERALES

Lo que no parecía previsto, es que el asunto volvió a calentar el tema de las relaciones con el narco, y aunque los más enfocados han sido Gerardo Vargas y su exjefe Mario López Valdez, la recalentada ha sido para todos y otra vez se vuelve a hablar de lo que ya parecía calmado, la ofrenda de políticos morenistas actuales al volcán Trump en Estados Unidos.