DOMINGRILLA POR FRANCISCO CHIQUETE

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¿Cuál es el nuevo plan de seguridad?
El Químico, justicia a destiempo
Acaban las campañas disfrazadas

FRANCISCO CHIQUETE
¿Por qué corrieron a Cristóbal Castañeda Camarillo de la secretaría de Seguridad Pública? Probablemente renunció, en efecto, pero nadie se va de un lugar porque esté a gusto. También es posible que su ciclo se haya terminado y que ya se dan manifestaciones de gran impacto para la sociedad, pero necesariamente hay una razón de carácter político detrás de la decisión.


El gran compromiso es para el gobernador Rubén Rocha Moya, quien asume directamente la responsabilidad de aplicar su propio proyecto de seguridad, desechando los restos que pudieran haber quedado del periodo inmediato anterior. ¿Tiene Rocha ya un proyecto maduro, a punto para su aplicación?

Probablemente estima que sí, que la Universidad del Policía, los estudios en que ha puesto a trabajar a sus colaboradores de más confianza, y los resultados obtenidos hasta el momento, le pueden dar la posibilidad de llevar la lucha contra la inseguridad hasta las últimas consecuencias.


¿Fue exitoso Cristóbal Castañeda? Sí y no. Las cifras son positivas, incluso impactantes, si comparamos el número de víctimas de asesinatos dolosos y en general, la ubicación de Sinaloa en la escala nacional de delitos. Para ser el estado cuna del narco y de los narcos más famosos y violentos del país, andar por debajo de la media nacional es un logro de primer orden.
Pero en contrapartida están las inconsistencias que se hicieron visibles durante las dos terribles ediciones de los culiacanazos en que se detuvo y liberó primero y se detuvo de manera efectiva -en el segundo- a Ovidio Guzmán.


El fracaso del primero por supuesto, es responsabilidad del gobierno federal. Probablemente del entonces secretario de Seguridad Pública de la federación, Alfonso Durazo, quien quiso comerse solo el pastel de la detención y terminó exponiendo al presidente Andrés Manuel López Obrador a su fracaso más evidente, confesado incluso; el segundo fue exitoso, pero muy costoso. Lo que pareció de entrada una operación ejecutada quirúrgicamente, resultó un tiradero en que se atropellaron derechos elementales no sólo de los delincuentes, sino de la población que les rodeaba.

A pesar de esa evidente responsabilidad de la federación, Al aparato de seguridad local lo exhibieron los dos eventos. En ambas ocasiones la delincuencia organizada movilizó con entera libertad un verdadero ejército de sicarios que cruzó todos los rumbos del estado para poner en riesgo la vida de cientos, quizá miles de personas. Esa capacidad de movilización, de enfrentamiento con lo más poderoso de las fuerzas armadas mexicanas, nos hizo ver que en realidad estábamos viviendo una pax narca, no un control real sobre las fuerzas fácticas.

¿Qué va a hacer Rubén Rocha? Es claro que Quirino Ordaz buscó y encontró la solución que le fue menos costosa: conseguir el apoyo del ejército, lo que se le facilitó por relaciones personales y familiares. El gobernador Rocha tiene ante sí la necesidad de dar continuidad a la política presidencial de basar sus acciones en el propio Ejército, pero a la luz de su estrecha relación con el inquilino de palacio, bien puede haber conseguido una licencia para variar, para campechanear o incluso para transformar dentro de ciertos parámetros, lo que se ha caracterizado como el protocolo de los “abrazos no balazos”.

No es una decisión fácil, pero está en el momento preciso para desarrollar sus propios proyectos, ahora que cuenta con el favor de quien manda en el país, antes que se produzca el cambio, que aún atinándole, siempre trae imponderables.

JUSTICIA A DESTIEMPO
La justicia en México es escasa y lenta. De haber sido oportuna, el dinero de los mazatlecos podría haber tenido mejor destino que el que le dio su anterior administración.
Después de meses de argucias y pretextos, ocurrió la primera audiencia de imputación al expresidente municipal, Luis Guillermo Benítez Torres, a quien se vinculó a proceso por haber dañado el patrimonio del ayuntamiento mazatleco.

El juez Adán Alberto Salazar Gastélum encontró elementos para procesar al político morenista, y dio a la Fiscalía Autónoma del Estado cuatro meses para reunir las probanzas necesarias y de paso dictó una medida cautelar benévola: el acusado no podrá abandonar el país, a menos que reciba autorización del Poder Judicial.
Otros tienen que pagar una fianza para garantizar medianamente que no van a huir; otros tienen la obligación de acudir a firmar cada semana, quincena o mes, a los libros de los juzgados; y otros de plano son encarcelados precautoriamente mientras se lleva a cabo su proceso.


Pero no El Químico. Acorde con la sospecha general de que se le protege para que el castigo no llegue más allá de lo indispensable, se le ha permitido diferir las audiencias, se le ha encausado por un posible delito que no es muy severo, y algunos hasta han hecho correr la voz de que “desde arriba” le reservaron una posición desde la que se pueda defender. Eso último no es muy creíble porque entre la mala imagen del Químico y los apuros electorales que proyecta el Frente Opositor, poner en la candelera a un personaje de tan triste imagen pública sería un suicidio electoral.

Aunque la vinculación a proceso sea un avance importante, la medida cautelar es extemporánea. Si las autoridades hubiesen actuado oportunamente, incluyendo la medida precautoria, otra cosa hubiera sido. Porque imagínese usted: ¿qué juez en su sano juicio le habría dado permiso al Químico de ir a España, metiendo un dineral en sus gastos, en sus gustos y en una comitiva espectacular? ¿O pudo haber una autorización para que el señor funcionario fuese al estado de Texas supuestamente a recibir miles de dosis de vacunas contra el Covid (que por supuesto nunca llegaron); o a Colombia, a una reunión internacional de alcaldes, o a los eventos deportivos que disfrutó dándose vida de jeque? Al menos en eso como en muchas otras cosas, la justicia está llegando tarde.

SE ACABARON LAS
NO CAMPAÑAS
Este domingo deben silenciarse tiros y troyanos. Tanto las corcholatas como las mujeres de la oposición terminan formalmente con sus precampañas presidenciales que oficialmente ni son precampañas ni son presidenciales, aunque todo mundo sabe que sí lo son.

Las corcholatas son seis, según las cuentas oficiales, pero en realidad contaban sólo tres, aunque dice Marcelo que sólo son dos, y la conseja popular sostiene que nada más es una.

Sin embargo el último acontecimiento indica que todavía puede haber una sorpresa. El presidente sigue ejerciendo el poder más allá de su sexenio. Cortó las alas de su director del IMSS, Zoe Robledo, quien se lanzó como precandidato a la gubernatura de Chiapas, y días después tuvo que desdecirse porque se lo pidió el presidente. Ahora se habla de una sobrina, Manuela Obrador, como la beneficiaria de esta maroma.

Si esto se confirma, significará que el presidente no tendrá reparos y podría nombrar como sucesor a alguien más cercano que su delfina Claudia Sheimbaum. Y ese más cercano es Adán Augusto, quien si bien nunca creció, en cambio es el más adecuado para obedecer un mandato transexenal. Es una posibilidad, por supuesto, pero el plan A sigue siendo Claudia.


En realidad Marcelo Ebrard nunca tuvo posibilidades. Cuando se inició el proceso interno ya las cosas estaban determinadas y con un proceso de cargada irrefrenable. Con todo y eso debe reconocérsele que avanzó de manera importante contra todos los pronósticos. Eso sí: no se va de Morena ni aun​que lo corran.

Del lado de enfrente todo está definido. Para mala suerte de Beatriz Paredes, que también creció mucho más de lo que se podía calcular, no podrá hacer valer su condición de personaje con gran experiencia política y capacidad, porque su rival la supera en conexión con los posibles electores del 2024.

Las corcholatas están llegando al otro lado de la travesía con un triunfo importante: contra todos los pronósticos: no se produjo el rompimiento que parecía cernirse sobre un proceso en que todo importó, menos la dignidad de los ´participantes. Si no lo cree, nomás vea los papelitos de Ricardo Monreal, quien pasó de niño terrible a espantajo que pide una limosna laboral.


En el Frente Amplio también alcanzaron la otra orilla. Los pronósticos y hasta los empujones para que se dieran de moquetazos quedaron detrás, o por lo menos han quedado hasta el momento, de modo que es muy posible que todo mundo tenga razón (porque ahora todo mundo dice haberlo adivinado desde antes): Claudia Sheimbaum se las medirá contra la revelación que ya es Xóchitl Gálvez.