ESTADOS UNIDOS EL RICO GRANDULÓN Y PELEONERO
Se aproximan las elecciones en Estados Unidos y pensé que les gustaría a los lectores bosquejar un perfil sobre este país poderoso, líder del mundo desde el final de la segunda guerra mundial y hoy en franca Guerra Híbrida con Rusia y China. Pero este artículo se hará hurgando en sus orígenes y comparándolo con México. Y qué mejor que invitar Octavio Paz a que nos preste su voz hoy convertida en una bella melodía.
MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS: SU ACTITUD FRENTE AL TRABAJO
“Para la sociedad de Nueva España -hoy México- el trabajo ni redime ni es valioso por sí mismo. El trabajo manual es servil. El hombre superior ni trabaja ni comercia: guerrea, manda, legisla. También piensa, contempla, ama, galantea, se divierte. El ocio es noble. El trabajo es bueno porque produce riqueza, pero la riqueza es buena porque está destinada a gastarse y consumirse en esos holocaustos que son las guerras, la construcción de templos y palacios, el boato y las fiestas. El hombre superior ni trabaja ni comercia: guerrea, manda, legisla. También piensa, contempla, ama, galantea, se divierte. El ocio es noble.” (Octavio Paz. México y Estados Unidos: posiciones y contraposiciones. Obras completas).
“Estados Unidos fue y aún es una sociedad que afirmaba con tal energía el valor redentor del trabajo, tenía que reprobar como una depravación el culto a la fiesta y la fascinación por el gasto. La condenación protestante era más religiosa que económica. Para los puritanos y sus herederos, el trabajo es redentor porque libera al hombre, y esa liberación es una señal de la elección divina. El trabajo es una purificación que es asimismo una separación: el elegido asciende, rompe los lazos con la tierra, que son las leyes de la caída” (Idem).
EN CATOLICISMO Y EL PROTESTANTISMO: LA EVOLUCIÓN POLÍTICA
“Otra diferencia: en aquellas comunidades se había operado la fusión entre las convicciones religiosas, la embrionaria conciencia nacional y las instituciones políticas. Así, entre las convicciones religiosas de los norteamericanos y sus instituciones democráticas no hubo contradicción sino armonía; en cambio, en México el catolicismo se identificó con el régimen virreinal, fue su ortodoxia; por eso cuando los liberales mexicanos, de la independencia, intentaron implantar las instituciones democráticas, tuvieron que enfrentarse a la Iglesia católica. Los liberales vencieron a la Iglesia, pero no pudieron implantar la verdadera democracia sino un régimen autoritario enmascarado de democracia”.
“Para los mexicanos la comunión representa justamente lo contrario: no la ruptura sino la conjunción, la gran mezcla universal, un estado más allá de pureza e impureza que forma y conforma a la sociedad tanto en España como en la Nueva España. En los Estados Unidos las pequeñas comunidades de colonos tenían ya, desde su nacimiento, una acusada y beligerante consciencia de su identidad frente al Estado. Entre los norteamericanos, la nación fue anterior al Estado”.
“La oposición entre la ortodoxia católica y el reformismo protestante. En México la ortodoxia católica había adoptado la forma filosófica del neotomismo, un pensamiento a la defensiva frente a la modernidad naciente y más apologético que crítico. La ortodoxia impedía el examen y la crítica. En Nueva Inglaterra las comunidades estaban compuestas muchas veces por disidentes religiosos o, al menos, por creyentes en la libre lectura de la Escritura. Por una parte: ortodoxia, filosofía dogmática y culto a la autoridad; por la otra: libre lectura e interpretación de la doctrina”.
COLOFÓN, RESUMEN, SÍNTESIS
“La diferencia que acabo de esbozar es la contradicción final y en ella culminan todas las divergencias y diferencias que he mencionado. Una sociedad se define esencialmente por su posición ante el tiempo. Por razón de su origen y de su historia intelectual y política, los Estados Unidos son una sociedad orientada hacia el futuro. Con frecuencia se ha señalado la extraordinaria movilidad espacial del pueblo norteamericano, nación constantemente en marcha. Al desplazamiento físico y geográfico corresponde, en el campo de las creencias y las actitudes mentales, la movilidad en el tiempo. El norteamericano vive en el límite extremo del ahora, siempre dispuesto a saltar hacia el futuro. El fundamento de la nación no está en el pasado sino en el porvenir. Mejor dicho: su pasado, su acta de fundación, fue una promesa de futuro y cada vez que los Estados Unidos regresan a su origen, a su pasado, redescubren el futuro”.
“La orientación de México, como se ha visto, fue la opuesta. En primer término: rechazo de la crítica y, con ella, de la noción del cambio: el ideal fue perdurar a imagen de la inmutabilidad divina. En segundo La Revolución de Independencia de los Estados Unidos no fue una ruptura con un pasado; la separación de Inglaterra no se hizo para cambiar los principios originales por otros sino para realizarlos más plenamente. En México ocurrió lo contrario. A fines del siglo XVIII las clases dirigentes mexicanas —sobre todo los intelectuales— descubrieron que los principios que habían fundado a su sociedad la condenaban a la inmovilidad y al atraso”.
POBREZA Y RIQUEZA EN EE.UU.Y MÉXICO
“En el siglo XVII la sociedad mexicana era más rica y próspera que la norteamericana. Esta situación se prolongó hasta la primera mitad del XVIII. Para comprobarlo basta con dar un vistazo a los monumentos y edificios de las ciudades de entonces: México y Boston, Puebla y Filadelfia. En menos de cincuenta años todo cambió”
“Los Estados Unidos son una república y son un imperio. En un ensayo escrito hace algunos años señalé que la primera de estas contradicciones (la interna entre igualdad y libertad) se resolvió en Roma con la supresión de la libertad; el cesarismo fue, al principio, una solución igualitaria que, como todas las soluciones por la fuerza, acabó también por suprimir la igualdad. La otra contradicción causó la ruina de Atenas, la primera república imperial de la historia”.
ESTADOS UNIDOS: LA DEMOCRACIA IMPERIAL
“Aquí ya no seguimos a Octavio Paz, pues de quedó corto sobre la actitud imperial de EE. UU. Con cuánta reiteración e ignominia los Estados Unidos de Norteamérica suelen proclamarse adalides de las libertades, derechos humanos y democracia, para inmediatamente reírse de ellos cuando liquidan a gobiernos que los llama indeseables. Entonces creen que ven cumplidos sus sueños paranoicos del “destino manifiesto” porque al creerse pertenecer a la “clase superior” anglosajona creen, también, que son llamados para gobernar a pueblos inferiores que no merecen vivir con derechos, ni libertades, ni democracias. (La doble moral de Estados Unidos en su papel imperial”. (CEPRID).
“Los derechos humanos tan ardorosamente defendidos por Estados Unidos, pero sólo en la propaganda cotidiana que abunda en el poder mediático mundial de propiedad del sistema capitalista, dejan de ser derechos reconocidos jurídicamente a nivel universal y dejan de valorarse como el mejor método para solucionar conflictos locales, nacionales, e internacionales, porque a Estados Unidos no les interesa los derechos humanos sino sólo la satisfacción de sus intereses imperiales”. (Idem)
No obstante, hoy pareciera que, después de Trump, vendrá un período de contención de esta potencia. China y Rusia se han convertido también en sus poderosos contrapesos, pero de un tipo de contrapesos que en las últimas décadas están haciendo desplante imperiales en todo el mundo. El primer país en el mar Meridional y Rusia lo intenta en los país que fueron sus satélites bajo la cortina de humo de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas. En mediano plazo nos espera una gran detente o una conflagración de incalculables consecuencias.