ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ
Según el diario Milenio, existe en el Gobierno Federal un diagnóstico que aborda la problemática de Michoacán desde una visión distinta a la citada habitualmente, según la cual la descomposición en el Estado tuvo su origen no en las reyertas criminales, sino en la disputas políticas que datan de por lo menos tres décadas, las cuales han incendiado el aire hasta configurar una ambiente irrespirable. Calderón ha dicho recientemente, en sentido contrario, que las bandas criminales se están sofisticando al grado que se están apoderando de las instituciones. Esta aseveración apunta en dirección equivocada, despoja a los socios del narco de la responsabilidad del estropicio michoacano.
En uno de estos análisis del Gobierno Federal, al que MILENIO tuvo acceso, que destaca por no tener una visión solo «militar», sino política: “Afirma que el principal problema surgió fue por los severos pleitos políticos entre priistas ‘locales y nacionales’, en los años ochenta que provocó la absoluta descomposición de las estrategias de seguridad locales; situación que se agudizó con ‘las actitudes vindicativas hacia el estado a la llegada de los panistas al poder federal’ y los agravios que ‘la izquierda en el poder local’ infringidos por el panismo gobernante, ya que fue marginado de la ‘lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, incluso inculapada». (Milenio.21/11/2013) Suena bien esta presunción; pero habría que agregar que en esa refriega los políticos negociaron con las bandas criminales su sobrevivencia y para desestabilizar a sus oponentes.
NARCOS, POLÍTICOS Y POLÍCIAS COMUNITARIAS.
Pero lo peor de estos desarreglos políticos es que en Michoacán de creó un vacío poder que, junto extensión de los delitos de las bandas criminales (por ejemplo, los secuestros), se generó una situación de indefensión de la ciudadanía que osciló entre el apoyo para garantizar su sobrevivencia y la repulsa que tiritaba en un silencio cómplice, hasta que esta incertidumbre explotó en una rebelión popular en el año del 2012: nacieron y crecieron las policías comunitarias, que se expandieron a otros estados de la república. Vale decir que a estas fechas los contornos de esos “brazos armados de defensa de la ciudadanía”, son difusos, resbaladizos, porque no se sabe a ciencia cierta si son una respuesta de hartazgo contra complicidad de los políticos y la alevosía de grupos criminales, o si son soportes armados de los grupos políticos que se disputas Michoacán y/o de los narcos.
La circunstancia michoacana se ha vuelto compleja. Todos vagan entre sombras sin poder atinar la maraña de aristas que se han desatado, en la cual hasta sus otrora beneficiarios no entienden cómo pueden desenredar esa madeja que los amenaza con ahogarlos con sus múltiples hilos sueltos. Ciro Gómez Leyva, la Cocoa Calderón, Fausto Vallejo y el mismo Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, dan palos de ciego cuando han querido hacer un diagnóstico de las relaciones que guardan los políticos, las policías comunitarias y las bandas criminales. Se enredan, y a veces intencionalmente, se trompican y dan palos de ciego. Y la gente, la mayoría de los michoacanos se preguntan: ¿Y ahora quién podrá Salvarnos?
¿CÓMO REARMAR EL ROMPECABEZAS MICHOACÁN?
Tierra Caliente se ha vuelto un infierno. Tierra Caliente podría convertirse, según el documento federal en poder de Milenio, en un bastión insurgente en tanto no haya arreglos institucionales, no sólo para resolver los problemas de seguridad, sino para la distribución del poder político y económico», se lee en el documento, en el cual se advierte lo que puede suceder con los grupos de autodefensas: «Hay dudas de que algunos de ellos puedan ser apoyados por los cárteles que se disputan las plazas (los templarios contra Nueva Generación de Jalisco), o que puedan convertirse en grupos paramilitares que, sin poder estar legitimados, quieran aplicar la ley sustituyendo a las autoridades legítimas». ¿De qué arreglos institucionales habla el documento? Milenio no lo dice. Pero a río revuelto los panistas de Calderón exigen la desaparición de poderes en el Estado del Tata Lázaro. Proponen que tome el poder una junta de gobierno y que ésta convoque a nuevas elecciones. Esta propuesta es como echarle gasolina a la lumbre.
Michoacán tiene sólo una salida: que todos los políticos que han incendiado a Michoacán saquen las manos del fuego, el Cicen tiene sus huellas dactilares. Pero junto a ello el Gobierno Federal debe sentar a todos los políticos de dentro y de fuera del Pacto por México para que conformen una estrategia que recupere la gobernabilidad en ese sufrido Estado, para que se derrote a los narcos y obligue a las policías comunitarias a volverá a sus casas, al tiempo que se reestructura el tejido social a través de la confianza y de cuantiosas inversiones para que se creen miles de empleos, con sin Fausto Vallejo en la gubernatura de Michoacán. Pero todo este enredo tiene que empezar ajustando cuentas con los políticos, municipales, estatales y federales, que son los responsables del doloroso sufrimiento que padecen los descendientes de Juan Colorado.