AMLO Y ECLIPSE DE LOS CONTRAPODERES 2

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Según Octavio Ianni (2002): En la época de la globalización el mundo empezó a ser taquigrafiado como Aldea Global, Fábrica Global, Tierra Patria, Nave Espacial, Nueva Babel y otras expresiones que nacieron cuando este fenómeno empezó a emerger. En este clima, la reflexión y la imaginación no sólo caminan a la par sino que multiplican metáforas, imágenes, figuras, parábolas y alegorías destinadas a dar cuenta de los que está sucediendo, de las realidades no codificadas, de las sorpresas inimaginadas. (…) Son múltiples las posibilidades abiertas al imaginario científico, filosófico y artístico cuando se descubren los horizontes de la globalización del mundo…

La novedad y la complejidad del fenómeno global ha generado una proliferación de interpretaciones; pero más allá de las diferencias, todas coinciden al menos en una certeza: la globalización llegó para quedarse.

Por eso mexicanos existimos hoy en un mundo que aún no entendemos porque que solamente tenemos vislumbres de él. Padecemos el síndrome Peter: realizamos nuestras tareas en tiempo récord, pero cada día que pasa intuimos que hemos perdido el sentido. En las épocas de transición de una era a otra, como ocurre ahora, se vive una especie de esquizofrenia: vivimos inestablemente en las sombras del pasado y obnubilados por las brumas del porvenir. Pero Las transiciones anteriores duraron cientos de años; la nuestra frisa apenas los cuarenta años y ya ha vuelto obsoletos todo los que fue digno de piadoso respeto, como dijera Marx, porque en esta era de mutaciones vertiginosas todo lo sólido se desvanece en el aire.

VIVIR PARA CONTARLO COMO SIMPLES CONSUMIDORES.

Es patente la incertidumbre en la mente de los mexicanos, como consecuencia de una transición emergente cuya carta de presentación es un tiempo líquido que fluye de manera vertiginosa, que hasta ahora es terra incógnita porque sólo aparece para nosotros como espejismo en el sol radiante del mediodía: entre más nos acercamos a él, más cercanos se dibujan los rezagos que tenemos para insertarnos virtuosamente en el nuevo modo de producción. Parafraseando a Gramsci puede afirmarse que lo viejo ha muerto y lo nuevo no surge, y en ese perverso interregno nuestra brújula ha perdido el magnetismo que no remitía a un eterno retorno de lo mismo.

Así como antaño todos los caminos conducían a Roma, hoy los signos vitales de la sociedad contemporánea nos indican que vivimos un cambio de época, a la que generalmente se le ha denominado globalización. ¿Pero cuál ha sido el factor que ha detonado este fenómeno? Manuel Castells, (2002) señala: “Mi punto de partida (…) es que, al final del siglo XX, vivimos unos de esos raros intervalos de la historia. Un intervalo caracterizado por una transformación de nuestra ‘cultura material’, por obra de un nuevo paradigma organizado en torno a las tecnologías de la información”

EL MODO DE PRODUCCIÓN INFORMACIONAL

Al respecto Octavio Ianni (1996) indica que en la aldea global no sólo se venden e intercambian mercancías. Sobre todo se fabrican y se comercializan informaciones. Informaciones, entretenimientos e ideas que son producidos y comercializados a escala mundial. Antes se invadían los mercados con mercancías. Hoy se invaden culturas enteras con la velocidad de la luz. El periódico es ya una comunicación demasiado lenta, ante la rapidez de imágenes y sonidos. Se pasa de la palabra a la imagen. Habrá otro modo de vivir, de gastar, de divertirse. Se vivirá en una realidad virtual y los avances en la inteligencia artificial.

Jean-Francois Lyotard en su libro la Condición Postmoderna (1987), afirma que en las sociedades informacionales el saber es producido para ser vendido. Según este autor, el conocimiento deja de ser un fin en sí mismo, porque pierde su valor de uso; además en las últimas décadas el saber se ha convertido en la principal fuerza de producción. Así como las naciones se han disputado territorios, materiales y mano de obra, así se disputarán en el porvenir para dominar las informaciones y el conocimiento.

¿HAN INVERTIDO NUESTROS GOBERNANTES EN ESTE MENESTER?

En el Congreso de las Naciones Unidas de Inversión y Desarrollo, se afirmó: “Es altamente probable que el principal potencial de desarrollo de la nueva dinámica mundial radique en la digitalización de las empresas en los sectores no digitales. El uso de internet por parte de las empresas de los países en desarrollo es muy inferior al de las de los países desarrollados. La promoción de la inversión en las TIC en todas las empresas, así como de los vínculos empresariales y la participación en las cadenas de valor mundiales, deberá colocarse entre las prioridades de las políticas de desarrollo digital”

¿Por supuesto México está en el renglón de «países en desarrollo». En efecto, México invierte apenas 0.5% de su PIB en labores de investigación y desarrollo (I+D). Si bien esta cifra ha crecido de forma constante, lo ha hecho a una velocidad muy limitada, al aumentar apenas 25 centésimas desde 1996. El 64% de dicha inversión es efectuada por parte del gobierno y las universidades, mientras que 30% lo aportan los negocios, según la UNESCO (El economista. Rodrigo Riquelme. 5/05/2018).