Es un día en el que se hacen bromas y se apela a la inocencia de las personas, pero tiene un origen religioso muy poco simpático, otro ligado a los dioses romanos y algo de la Edad Media.
Latinoamérica se sumerge en risas y bromas, en torno al Día de los Santos Inocentes, festividad arraigada en la tradición de jugar pequeñas travesuras, donde recibir noticias inesperadas es la norma, aunque casi siempre resultan ser mentiras ingeniosas.
Aunque la diversión es la protagonista, el trasfondo de esta celebración se encuentra en el Evangelio de Mateo, que relata la trágica matanza de niños en Belén ordenada por el rey Herodes, según la Biblia, José y María, alertados de estos malvados planes y huyeron a Egipto con el pequeño Jesús para protegerlo de la masacre.
La Iglesia Católica, posteriormente, designó el 28 de diciembre como el día para conmemorar esta tragedia bajo el nombre de Santos Inocentes, honrando a los niños mártires que fueron víctimas de la fatal orden del rey de Judea.
Con el paso de los años, se fue asociando está festividad con la ‘fiesta de los locos’ la cuál era celebrada en la edad media entre navidad y año nuevo, es así como poco a poco se fusionó con esta conmemoración cristiana, para hoy en día celebrar el humor y sobre todo las travesuras.
