*No hubo destape, pero sí un polémico saludo
*Sólo el aplausómetro dio alguna muestra de carácter político
Los calenturientos se quedaron con las ganas. Los antagonistas gastaron un coraje innecesario. Cuando se le entregó a Jesús Vizcarra Calderón uno de los nueve permiso a las mejores empresas exportadoras del país, las cosas transcurrieron sin novedad. Ni una sola palabra, ni un gesto que anticipara una decisión política. Nada de nada.
Más carnita tuvo el morbo por el encuentro entre Mario López Valdez y Jesús Vizcarra Calderón, tras la épica campaña que antagonizaron en 2010, en que López Valdez resultó ganador y Vizcarra se retiró de la política activa, a pesar de seguir encabezando las encuestas, con todo y declaratoria de no buscar absolutamente nada. Pese a todo, se saludaron, se sacudieron las manos y hasta se sonrieron, aunque hubiese sido fugazmente. La bronca fue después de recibir el trofeo. Vizcarra volvió a saludar al presidente y a los funcionarios que le quedaban más retirados, brincándose a Malova, quien buscó no darse por enterado.
Si alguna señal hubo en ese breve acto no fue ni del presidente destapando ni de Malova enojado (no lo estuvo), ni de Vizcarra reapareciendo. Fue del público, que le dio un aplauso estruendoso, clamoroso, que algún mensaje debe haber enviado.