Ismael Estrella Guerrero
-En la madre- me dijo el compadre cuando leyó en el periódico de que en la playa norte había un brote de… ¡Palapas! -Y ahora con los vacacionistas de la Semana Santa la cosa se va poner peor y no habrá espacios suficientes para albergar a todos; será uno de los años donde habrá más gente y el contagio será peor- Me comentó más alterado.
El muy bruto creyó que se trataba de otra enfermad:
-De esas “raras” como la “conjuvitis”…” “conjivis”…- Me dijo, como para aclararme el punto y que lo entendiera mejor
-Conjuntivitis, compadre, conjuntivitis, pero no, no tiene nada que ver- Le aclaré.
-¡Ándele! De esas mero- respondió- Dicen que con esa madre se joden los ojos; que le salen pus y que “anda corriendo” en las colonias más jodidas del puerto. Dicen. Por eso ahora con lo del brote de las palapas pues creo que nos va a ir peor- Añadió, pelando tamaños ojos de conejo asustado, como si en eso le fuera la vida y que además sería uno más de los que saldrían perjudicados por el mentado brote.
No es que sea muy… Mi compadre, lo que pasa es que un tanto cuanto ingenuo y ya enterado de que se trataba, me advirtió que de todos modos se trata de un “brote serio” por que así como las enfermedades nos friegan, esos palaperos también.
Y quizá tenga la razón, si tomamos en cuenta que antes podíamos llegar a algún punto de la playa- por ejemplo, frente al Hotel Hacienda- donde poníamos nuestro tenderete y pasábamos toda la tarde guareciéndonos del sol, tomándonos sin ningún problema las Pacifico frente al Pacífico.
Pero ahora resulta que ya no podrá ser así.
¡Tendremos que pagar espacios que por lo regular nos pertenecían!
Poco a poco se han adueñado de lugares de los que gustan ir a esos sitios a pasar un buen rato- aunque el astro rey esté a todo lo que da-, sin que al parecer exista alguna autoridad que los detenga.
Ahora los que quieran guarecerse de las inclemencias calientes tendrán que desembolsar dinero.
Y aclaro:
No es que estemos en contra de quienes de una manera u otra buscan el sustento diario para poder sobrevivir en estos tiempos actuales de grandes necesidades y recesiones económicas. ¡No, claro que no!
Pero no por ello deben de provocar problemas a los que menos tienen. La raza que es la que hace uso de esos sitios.
Las familias solían poner alguna sábana para cubrirse del sol y amarrarla del barandal del malecón y evitar quemarse con los rayos solares. Otros que se quieran guarecer debajo de las palapas no podrán hacerlo así, tendrán que consumir “algo”; gastar más para poder estar debajo de una de esas infraestructuras que quitan los espacios que antes eran propiedad de la raza para poner sus tenderetes
De hecho, desde hace muchos años existen en la orilla de la Avenida del Mar restaurantes que se convirtieron en el sitio ideal para las familias que podían solventar los gastos de la comida y quedarse un buen rato a disfrutar del descanso.
Sin embargo, saturar el espacio ya es demasiado por que además de provocar “contaminación visual” y otros problemas, la gente ve reducido sus espacios en los que no tenga que gastar, salvo lo que lleva presupuestado pa´las chelas, la comida y las botanas, que de antemano ya las lleva listas desde su casa.
Quizá para los vacacionistas resulte atractivo, por aquello de que a eso vienen a este destino, a pasar unos días sin chambear y por ende con dinero para darse tales gustos, sólo que los locales no tienen las mismas alternativas económicas.
Los de aquí, van con lo que tienen pues. Nomás.
Y mi compadre se queda cavilando todavía cuando cuestiona el por qué cada vez tenemos que sufrir las consecuencias de una impunidad que no puede ser derrotada.
Dicho esto porque desde luego que no es el único caso que tenemos enfrente. Hay muchos que requieren soluciones favorables a la mayoría.
Repito:
La gente tiene necesidad de trabajar. No hay que coartarles el derecho a tener su propio negocio.
Sin embargo, aquí cabría preguntar también.
¿Cuántos de los palaperos realmente requieren invadir espacios de esa manera?
Puedo asegurar que más de uno tiene solucionado su situación económica y que no requiere de entrar así como lo hicieron.
Mejor démosle oportunidades a quienes sí lo requieran.
Claro, siempre y cuando no se lleven ·”entre las patas” a los que menos culpabilidad tienen de lo que acontece en nuestro quehacer cotidiano.
Digo.
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