Tercera Llamada… De invenciones, patentes y presupuestos

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Cuánta razón tiene el diputado Robespierre Lizárraga Otero, al decir que La política pública en México y en Sinaloa le ha quedado a deber a la educación, a la ciencia y a la tecnología, ya que históricamente, los recursos económicos que emanan para los diferentes rubros sociales, los que menos apoyo reciben son esos, sin dejar de lado la cultura y el deporte.

Jamás de los jamases, (como dicen en El Fuerte de Montesclaros; pueblo mágico, tierra de El Zorro y orgullo de Sinaloa), tales conceptos han tenido la “suerte” de ser considerados de real valía por quienes han detentado el poder federal, estatal y mucho menos el municipal.

El novel congrecista del Partido Sinaloense-PAS- reiterando las palabras de Melesio Cuen Ojeda- líder de este organismo político- advierte que mientras se invierta más en educación, ciencia y tecnología, es como podremos avanzar en el desarrollo del país.

Y hace algunas observaciones, entre las que sobresale el hecho de que en nuestro país no existe la cultura de crear patentes (derecho exclusivo concedido a una invención, que es el producto o proceso que ofrece una nueva manera de hacer algo, o una nueva solución técnica a un problema, además de proporcionar protección al titular durante un período limitado que suele ser de 20 años); y para muestras estos botones según estadísticas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual: Hace 3 años, en México se sumaron 14 mil 055 solicitudes de patentes, pero en tanto esto ocurría aquí, en países como China adquirieron la friolera de 526 mil 412, sin importar que sean mil 500 millones o más de chinos, quién sabe, porque en Estados Unidos, donde hay menos habitantes, (alrededor de 320 millones), fueron 503 mil 582 solicitudes.

Para no seguir con una lista larga, basta decir que en Japón hubo 342 mil 610. En esta isla viven alrededor de 120 millones, o sea, casi los mismos habitantes que en México, pero con una enorme diferencia en cuanto a tales registros. ¿Dónde estriba la diferencia? Fácil… En los apoyos gubernamentales.

Y si no, al grano: México ocupa el penúltimo lugar en materia de ciencia y tecnología, entre las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), debido a que destina bajos presupuestos para este rubro y universidades y otras instituciones carecen de recursos suficientes; además, en todo el país hay cerca de 15 mil investigadores certificados y otros 20 mil que están en el sector industrial, para un total de 35 mil; sólo cerca de 3 mil empresas hacen investigación.

El gasto para investigación científica y desarrollo de tecnología equivale a una cuarta parte de los recursos públicos para el pago de intereses de la deuda gubernamental. Su bajo monto representa una carencia que limita la capacidad de crecimiento de la economía y frena la capacidad de respuesta ante emergencias.

Por su tamaño, la de México es la decimotercera economía del mundo.

Medida por el ingreso de sus habitantes, es el número 74, según el Banco Mundial, e invierte en un año el equivalente a 0.4 por ciento de su producto interno bruto (PIB).

De acuerdo a datos emanados del congresista del PAS, la Organización de las Naciones Unidas recomienda que la inversión para Ciencia y Tecnología deba de ser del 1 por ciento del Producto Interno Bruto, Nacional o Estatal.

A manera de breviario: Del total de investigadores en el Sistema Nacional de Investigadores- SIN- 283 son sinaloenses, lo que representa el 1.5 por ciento del total en México, de los cuales, el 60 por ciento de los investigadores sinaloenses registrados en dicho sistema, laboran para la Universidad Autónoma de Sinaloa.

El Diputado y Vocal de la comisión de Ciencia y tecnología en el Congreso, dijo también que hasta el 20 de octubre del presente año sólo se ha presentado una iniciativa de reforma en la legislatura actual y fue el Partido Sinaloense quien la presentó el 8 de julio de 2014 y que tiene por objeto especificar que el Fondo Estatal de Apoyo a la Ciencia, Tecnología e Innovación sea del 1 por ciento del Presupuesto del Estado, por lo que a partir del 2015 se contemplará una partida especial para constituirlo gradualmente para el año 2020.

Y ahora, vayamos al otro tema, el que se refiere al deporte y la cultura, en los que podemos advertir, por separado, que se han hecho cosas que desde luego fueron de real valía, pero no han sido suficientes, como los realizados por los ex gobernadores, Alfonso Genaro Calderón – creador de la desaparecida Difocur, hoy Instituto Sinaloense de la Cultura- y Francisco Labastida, iniciador de los festivales culturales. Después de él siguieron realizándose, sólo que municipios de bajo presupuesto ya no recibieron los apoyos para seguir adelante. Curiosamente son sitios donde la violencia e inseguridad galopan a toda velocidad.

Simplemente hay que recordar el significado de cultura, del verbo latino “cultum” que etimológicamente quiere decir cultivar.

Es pues, educación, formación, desarrollo o perfeccionamiento de las facultades intelectuales y morales del hombre; es el mundo propio del hombre; es también el producto de tal actividad, de tal formación, o sea, es el conjunto de maneras de pensar y de vivir, cultivadas, que suelen designarse con el nombre de civilización.

En él están comprendidos tanto el lenguaje, la industria, el arte, la ciencia, el derecho, el gobierno, la moral, la religión, como los instrumentos materiales o artefactos en los que se materializan las realizaciones culturales y mediante los cuales surten efecto práctico los aspectos intelectuales de la cultura (edificios, instrumentos, máquinas, objetos de arte, medios para la comunicación, etcétera).

¿Quieren más…?

¿Y qué les digo del deporte?

Andamos peor con el asunto de los apoyos económicos.

Paradójicamente, y contrario al tema anterior, en este caso los que menos tienen son los que más abundan, porque son los que pretenden salir del marasmo social en el que viven; es decir, jugando con la pelotita- los deportes que más se practican dependen de un objeto redondo- buscan llegar al profesionalismo, al considerarlo como la única oportunidad con que cuentan para salir de pobres.

Desde luego que no es censurable, al contrario, cada quién busca la mejor forma de pasársela bien con los suyos.

Sin embargo, mientras se carezcan de espacios dignos; preparadores capaces; eventos estatales y municipales auspiciados por las autoridades correspondientes y seguimiento a nuestros deportistas, imposible conseguir buenos propósitos.

En ambos casos, son los alicientes para una mejor convivencia y en consecuencia contar con tener una entidad con índices más bajos de violencia, que al final de cuentas es lo que nos debe preocupar como sociedad.

Cultura y deporte son dos conceptos que de acuerdo a sicólogos, sociólogos y todos los estudiosos del fenómeno llamado violencia e inseguridad, nos pueden ayudar a componer la figura de una sociedad. “Si nuestros niños y jóvenes tienen acceso a la cultura (y no solamente la que se ve en teatros) desde luego que su comportamiento sería diferente.

 

Ismael.estrella@live.com.mx