Ismael Estrella Guerrero
¡Amargo! ¡Amargo!
Por poquito… Una vez más… Jugamos como nunca, pero volvimos a quedar como siempre.
No ganamos.
Desde temprano salí a dar la vuelta en mi bicicleta por el Malecón y como hacía mucho tiempo no lo veía, me tocó ser testigo de un hecho poco inusual.
La avenida prácticamente lucía desolada, eran pocos los vehículos que transitaban de un lado a otro.
Por la banqueta tampoco se presentaban muchos transeúntes como normalmente se observa.
La respuesta a tan desacostumbrado hecho tenía una connotación:
El juego entre las selecciones de México y Holanda, por el pase a cuartos de final, el tan anhelado por los nuestros. Así se acostumbra a decirles uno, luego que los enajenadores de la taravisión lo textualizan de esa manera.
El resultado seguramente hasta los Raramuris en el norte del país ya lo conocen:
Derrota para el Tri, 2-1.
Se les vinieron 500 años de historia.
Siempre es lo mismo, el representativo mexicano no tuvo la mentalidad suficiente para defender lo que les correspondía; dicen que es problema cultural, que los mexicanos no están preparados para obtener triunfos de gran resonancia que les permita seguir adelante y todo porque desde que llegaron los españoles a conquistarlos los han tenido sojuzgados, que no se atreven a levantar la cabeza porque se la tumban- como los zetas- y cosas así por el estilo.
En el futbol siempre hemos dicho lo mismo; gente que está supuestamente preparada tanto física como mentalmente para levantar el vuelo a alturas insospechadas de pronto se ven con las alas cortadas y allí se quedan, ya no dan más.
Pareciera que les da pavor ganar, seguir adelante y cuando tienen en la mirilla el triunfo, ¡uf! Lo dejan ir. Y esto es lo que pasó el domingo, tenían todo para seguir avante, para hacer historia, y lograr el ansiado pase a los cuartos pero en cuestión de minutos se acabó el sueño.
Conste, no es la primera vez que ocurre, cuando menos en este deporte; así tuvieron a Alemania hace dos mundiales, y en menos de 10 minutos les remontaron el marcador luego de ir ganando 1-0; o contra Bulgaria, en 1986, cuando México fue sede cayeron en penales, o cuando… Y así puedo seguir contándoles como el cuento de “Este era un gato con los pies de trapo y los ojos al revés… ¿Quieres que te lo cuente otra vez?”
Entiendo que Holanda, sea un equipo al que por tradición le etiqueten la estafeta de mejor, pero el domingo no lo demostró en la cancha.
“La Naranja Mecánica” entró al campo de juego en el que la mayoría lo daba como el gran favorito, las apuestas así lo indicaban, sin embargo, con el paso de los minutos se demostró todo lo contrario; pensábamos que por fin se acabaría la racha de quedarnos en el cuarto juego, algo que desde 1994 ha venido ocurriendo. Sin embargo, bastaron 9 minutos para regresarnos a la realidad.
También entiendo que por errores técnicos, cansancio, descuido o como quiera llamarlo se pierda un partido, pero… Pero que le ganen a marrullero a gente de un país como el nuestro que está acostumbrado a hacerlo, eso si se me hace impensable. Y eso fue lo que hizo Robens, el delantero holandés que al sentir la sombra de Rafael Márquez se dejó caer cuando restaban segundos al cronómetro y les decretaran un penal a favor que marcó la diferencia. Eso sí es increíble. El mismo holandés declaró que nunca lo tocaron.
Y digo el asunto de las artimañas porque si ve otras selecciones, como la Argentina, por señalar sólo una, tienen todo un mar de argucias para hacer tiempo deliberado: Por ejemplo, duran lo que se les da la gana para hacer un saque de banda, o se van a las esquinas a esperar que les cometan falta, o que el portero se hace el desmayado, en fin, tantas y tantas tretas que pueden sacar y que los mexicanos no hicieron.
Qué importa que después digan que se trata de jugar al “fair play” y que no lo respetaron.
Al carajo con eso, ninguno lo venera, de eso nos damos cuenta cuando lo vemos por la televisión y en donde se efectúe un partido de futbol.
Es más ni la FIFA practica el famoso juego limpio, prueba de ellos son las corruptelas que se le han endilgado que hasta el momento no se han demostrado, sin embargo… ahí están.
Entonces que no nos digan, que no nos cuenten que “A chuchita la bolsearon”.
Por lo pronto, aficionados y todos los que aman el futbol, a esperar otros 4 años.
P.D. Espero que la FemexFut me pague el arreglo de la televisión que rompí cuando Holanda clavó el segundo tanto. No fue de coraje, aclaro.
¿No que iban a ser campañas limpias, pues?
Se veía venir, pero no lo querían creer.
Todos confiaban en que esta vez sí se diera el “fair play” en la elección interna del comité municipal del PRI, pero ¿saben qué? No se les puede creer, y es aquí cuando aplico el concepto de las marrullerías de las que hablaba líneas arriba.
Fíjese que ya corre en redes sociales el comentario de que andan comprando los votos de los consejeros políticos del PRI en favor de uno de los aspirantes en 3 mil pesos cada uno. Textualmente lo advierten de la siguiente manera:
“Se informa de manera muy veraz, con testimonios confiables que miembros del equipo de campaña del Sr. Ricardo Ramírez, aspirante a dirigir al PRI de Mazatlán y que coordina Martha Tamayo Morales, se encuentran intentando comprar votos de consejeros políticos hasta en $ 3,000.00 de quienes no son afines, y el precio es de acuerdo a la condición”. Ni una coma más ni una coma menos, así dice. Desde luego que nadie se lo adjudica.
Como siempre, se aprovechan de cualquier instancia para defenestrar comentarios en contra y a favor.