*Decretan la fase tres pero no la nombran
FRANCISCO CHIQUETE
El encierro se prolonga hasta el 30 de mayo, por lo menos. Ante el riesgo de un recrudecimiento en la pandemia de coronavirus, el gobierno federal decidió endurecer las medidas de confinamiento.
Estas acciones son adecuadas, necesarias. Sólo tienen un pero: suponen un escalamiento en las medidas restrictivas, con la posibilidad de cerrar fronteras entre zonas afectadas y zonas más libres y a pesar de ello, no se atrevieron a declarar la fase tres.
El gobierno mexicano sigue teniéndole miedo a las palabras y con ello genera confusiones.
De por sí hay resistencia en una parte de la población, ya por necesidad económica, ya por ignorancia. Tratando de mostrar que las cosas no son tan graves lo que se hace es incentivar el escepticismo.
La prolongación del encierro será difícil para todo mundo, pero sobre todo para las,personas de más escasos recursos. Quienes tengan problemas sicológicos o de actitud tienen sus razones para protestar, pero esas razones palidecen ante la dolorosa realidad de una sobrevivencia comprometida por la falta de ingresos.
Lo que no hemos escuchado del gobierno es un programa efectivo que garantice el abasto de productos de consumo básico y una vigilancia efectiva para evitar el encarecimiento y la especulación.
No hablemos ya de la recuperación económica, donde el proyecto federal es corto, chato y falto de sensibilidad, encaminado más a conservar las clientelas electorales que a recuperar el empleo.
La fase tres está aquí aunque no se le nombre, como la rifa del avión sin avión y otros ejemplos de este periodo.
No está de más insistir en la importancia de permanecer en casa durante el resto de abril y todo mayo e incluso un poco más allá. Muchas vidas van en ello.
