Palpita el Centro Histórico al ritmo de la música

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Sí. La música lo volvió a hacer. Diferentes ritmos, escenarios, edades y gustos hermanaron a Mazatlán este sábado en el Día de la Música 2014, una celebración que año con año se arraiga más en el gusto de miles de porteños y extranjeros gracias al esfuerzo del Instituto Municipal de Cultura y al Proyecto Centro Histórico.

En un punto de las 19:00 horas, el Licenciado Raúl Rico González, director del Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, dio por inaugurada la gran fiesta que este año se expandió por las calles centenarias del puerto para ofrecer un recorrido teniendo como puntos centrales seis escenarios.

El Escenario Machado, ubicado en la plazuela Machado, fue el primero en dar visos de vida. Mientras un banco de nubes encapotaba ligeramente el cielo, los integrantes del Cuarteto Bolling, conformado por destacados músicos de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, entregaron una rica mezcla de jazz y música clásica al ritmo de la trompeta, el contrabajo, piano y batería.

Al mismo tiempo, en el Escenario del Recuerdo, en la calle Venustiano Carranza, Flor Estrada y Los hermanos Osuna llenaron la tarde de piezas inmortales de Los Panchos y Eydie Gorme.

El  intenso calor no fue obstáculo para disfrutar la tarde,  pues el público  lo mantuvo  a raya con abanicos improvisados  mientras  los paseantes hacían  un alto en el camino para  unir su voz a la de Flor entonando  bellas canciones que hicieron época  como “Sabor a mí”, “Flores negras”, y  “La Media Vuelta”, entre otras. 

El Escenario Banda y Tropical, en Avenida Olas Altas y Constitución, fue desde el principio tierra fértil para el baile, al ritmo del Ensamble de Percusiones del Centro Municipal de Artes de Mazatlán, dirigido por el maestro Manuel Rocha que entregaron una variedad de sones y alegres ritmos.

El Escenario Fusión, enclavado en la calle Niños Héroes, se convirtió en un nicho acogedor que cargó una amplia variedad de ritmos, empezando por el sabor de la salsa, la timba y el jazz latino con El Grupo de los Jueves, quienes en punto de las 19:30 horas pusieron a bailar al público cautivo.

Justo a la vuelta, sobre la calle Constitución, las paredes del Estacionamiento de la pizzería la Mona se convirtieron en lienzos para el arte urbano con el espacio A la Vuelta de Venus, que cambió de vecindario pero el graffiti, DJ´s e improvisaciones de hip-hop hicieron de este uno de los espacios más socorridos por el público joven.

La sangre joven e inquieta esperó su turno hasta las 20:00 horas, cuando el Escenario Rock y tendencias fue inaugurado al potente ritmo de Papi Clandestino.

Un intenso mural musical

Con todos los escenarios vibrando al mismo tiempo, miles de porteños y extranjeros se desparramaron por las venas del Centro Histórico: el calor no impidió que el movimiento fuera incesante y cada uno de los 21 grupos y más de 264 artistas que participaron en la maratónica jornada sonora entregó todo su talento y energía.

El Escenario Machado se llenó de vitalidad con la música de Los Cryps, quienes tomaron algunas rolas clásicas del rock en español para hacer bailar y gritar a niños, jóvenes, adultos y ancianos por igual con temas como “Bule, bule” y “La plaga”.

Un notorio contraste de estilos marcó la diversidad del foro principal del Día de la Música: la Camerata Mazatlán, dirigida por el maestro Percival Álvarez, ofreció un exquisito set de música clásica; posteriormente Klesgulash transportó al público a los paisajes del este de Europa y más allá con una hechizante mezcla de música húngara, rumana y gitana.

El momento del cierre llegó con el carnaval que desató Triciclo Circus Band, una alocada, melancólica, impredecible y original agrupación que al ritmo de clarinetes, violines, banjos, saxofones, baterías y tubas hizo carcajear a una audiencia fascinada por sus ocurrencias y por el vasto repertorio de estilos que guardaban en sus chisteras.

En el Escenario del Recuerdo, el Coro Guillermo Sarabia deleitó a niños y adultos con temas de los personajes de Disney.

La actuación de los jóvenes valores de la ópera  sorprendió gratamente a muchos niños  pues  los cantantes  interpretaron varias  canciones de los más populares personajes de Disney.

“Parte de él” y “Pobres almas en Desgracia” dos de las canciones de la película “La Sirenita” fueron interpretadas por Penélope Luna y Martha Lobeira, mientras que Esteban Baltasar interpretó la canción de “La Bella y la Bestia”, después vino  “Un mundo ideal”, de la película Aladino, “Lo más Vital” de “El Libro de la selva” y  “La Leyenda de Hércules” de la película de mismo título.

De los  grandes musicales de  Broadway   el Coro Guillermo Sarabia interpretó  “Los Miserables”, “I feel pretty” y “Chicago” “Dancing Queen” que el público coreó  con ganas para después despedir a los artistas con un fuerte aplauso.

Luego el escenario recibió al cantante Oscar Gómez  quien  supo ganarse el reconocimiento del público con un  homenaje a Pedro Infante,  acompañado del  Mariachi Continental y el  Ballet Folklórico del Instituto de Cultura de Mazatlán, dirigido por  Javier Arcadia.

Canciones llenas de nostalgia, de amor, picardía y desengaño,  que dieran  fama al  ídolo de México Pedro infante, volvieron a  revivir  en la gran voz de Oscar Gómez.

“Parece que va a llover” “Qué te ha dado esa mujer”, “Nana Pancha”, “Cariño que Dios me ha dado” se  ganaron  el aplauso del público que se mostraba reacio a dejarlo ir.

Fue entonces que el escenario se despejó para recibir  a Luis Morales, Gerson Leos, Héctor Campos, Alan Amezcua, Julio Recinos, Roberto Vizcaíno y Roberto Vizcaíno Jr.,    integrantes de la Falsa Orquesta Cubana Sazón, que festejó  esa noche  su décimo aniversario.

Aunado al sofocante calor   fue inevitable que la temperatura subiera más  con las contagiosas melodías interpretadas por este grupo que  puso  a bailar a los presentes.

“Los tamalitos de Olga”, “La Cachita”, “Cuarto de Tula” “Quiere Mucho” fueron algunos de los sones cubanos, Cha chas, boleros y salsas, que el público coreó y  bailó en  parejas de todas las edades.

Presentes esa noche de fiesta Jesús García y Ricardo Montes,  integrantes originales de La Falsa Orquesta.

“¡Diez años! ¡No tenemos disco… No somos ricos! Pero seguimos tocando y tenemos el gran orgullo de ser de Mazatlán”,  exclamó Julio Recinos ganando la ovación de las  más de quinientas personas   presentes, que en ningún momento se retiraron del Escenario del Recuerdo viviendo con intensidad cada nota y canción para celebrar la vida durante  el  Día de la Música.

En sintonía con esta fiesta, el Escenario Banda y Tropical, desfogó la pasión de los porteños por el baile con el ritmo bravío de Banda la Mazatleca, el ocaso pintó auténticos lienzos efímeros en el cielo y más tarde, con la noche respirando agitada, Grupo Fussion Teens soltaron un marea de meneos al ritmo de merengue, disco, dance, norteño, salsa, balada y funk, entre otros.

El Escenario Fusión permitió que la comunidad extranjera de Mazatlán compartiera su talento y pasión con un fresco de ritmos como el blues, swing y jazz con The Real Deal; la pureza del jazz clásico con Frijoles Malos y la mezcla del chillout, la música brasileña y la salsa con Daniel San Project.

El Escenario rock y Tendencias fue el único que abiertamente se despojó de las camisas para combatir el sudor, ya que la intesidad de grupos como El Cuadrante morado, Summer Light y Carnival Animals puso a brincar, sacudir la cabeza y slamear a cientos de jóvenes que cerveza en mano esperaban anciosos por el plato fuerte de la noche.

En punto de las 1230 am, la madrugada del 22 de junio, cuando todos los demás escenarios empezaban a desalojarse, el Monumento al Venado dio la bienvenida a Los Malditos Cocodrilos  quienes dejaron sentir el peso de la historia, ya que cuatro de sus integrantes fueron parte de  La Maldita Vecindad, uno de los grupos legendarios del rock nacional.

La cerveza al aire, la humareda, el sudor, los empujones, los gritos preñaron el ambiente dando a luz una intensa fiesta de alegría y vibra positiva  con temas como “Somos los malditos” y “México sabroso”, pero habrían de ser los temas clásicos de La Maldita Vecindad los que terminaran de hacer explotar la fiesta:  “Morenaza”, “Un gran circo” y “Pata de perro” alargaron la fiesta hasta después de las 2 de la mañana, dejando así exahustas a las calles del puerto gracias a un pletórico Día de la Música.