ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.
Todas las personas, sin importar género, edad, raza, nacionalidad,
preferencia sexual, credo político y religioso, somos iguales en dignidad y derechos.
Dra. Josefina Tamayo Muñoz.
Los matrimonios homosexuales y su derecho a la adopción fueron validados en México -y sólo para el Distrito Federal, hoy CDMX- por la Asamblea Legislativa, en 21 diciembre 2009. Y tras haber sido impugnada esta resolución, fue validada por la Suprema Corte de Justicia nación, el 18 de marzo de 2015. Pasaron casi seis años de litigios para que los matrimonios Gay se hicieran realidad, al otorgarles los mismos derechos que cualquier matrimonio heterosexual.
El 17 de mayo del 2016 el presidente de México, Enrique Peña Nieto, propuso una iniciativa a nivel nacional de «matrimonio sin discriminación» con lo cual el matrimonio entre personas del mismo sexo en México se podría realizar en todas las entidades federativas que integran el país. Sin embargo dicha propuesta fue rechazada alegando que «le corresponde a cada entidad legislar en materia civil». Justamente por ello sólo 19 estados aprobaron las uniones gay.
SINALOA LES SACÓ LA VUELTA A LAS UNIONES GAY.
Entre los Estados que le han sacado la vuelta a los matrimonios igualitarios ha sido Sinaloa. ¡Qué pena y rabia! En efecto, después de romper cristales, amenazar e interrumpir la discusión en a lo largo de las sesiones del Congreso, con gritos de júbilo y coreando sí se pudo, sí se pudo; hombres y mujeres vestidos de blanco del Consejo Religioso Estatal, en la sala en del salón de sesiones del Congreso Estatal, festejaron el rechazo del matrimonio igualitario y el concubinato, con una votación de 21 diputados contra 19, que eran morenistas.
Esta infausta regresión ocurrió el 18 de julio del 2019. Dejemos de lado a esos hombres y mujeres de negros propósitos habituados de blanco. La mezcla de diputados que arrolló a los matrimonios igualitarios es, por decir lo menos, singular: 8 del PRI, 6 de Morena, 3 del PAN, 2 del PT y un diputado independiente. Del PAN era de esperarse, asimismo del “ultraizquierdista” partido del Trabajo, ambos misóginos y homofóbicos, como también de esa izquierda morenista que adora al chavismo. Quien triunfó en esa ingesta fue el PRI, comandado por el liberal Sergio Jacobo; ¡sí, en efecto, fue un triunfo, pero a qué costo!
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS.
Y digo que a qué precio obtuvo este triunfo, porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha resuelto que con tres amparos colectivos, una vez que se llegue a cinco, harán jurisprudencia por reiteración, y con ello, el máximo órgano jurisdiccional le ordenará al Congreso del Estado que modifique los Artículos 40 y 165 del Código Familiar en automático, sin necesidad de someterlo a consideración de los legisladores, toda vez que esos artículos son considerados inconstitucionales.
