LOS TALIBANES DE AQUÍ, ALLÁ Y ACULLÁ.

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Para Freud la infancia es destino, como lo fue y es aún para la mayoría de los psicoanalistas. A partir de está “hipotética teoría” si en los años de niñez el padre le impone sus creencias religiosas, especialmente como las del Islam más ortodoxo, ese infante, ya convertido en joven, que le han conculcado el principio del placer, introyectará en su cerebro y se convertirá en un fanático, toda vez que esa doctrina anulará las neuronas “espejo”, que incluyen al Otro, con mayúscula, con las que pueden cohabitar con la otredad, que siempre es polifónica.

La caída en este “desierto mental” les impide “entender” la pluralidad de las interacciones sociales. En su lógica binaria desaparecerá el tejido multicolor en el que cohabitan los seres humanos. Su verdad es la verdad de las verdades, pero además esa verdad tenderá a imponerla a la por mor o por fuerza y aunque estos arranques les cuesten sangre, sudor y lágrimas. Es claro que el fanatismo tiene otras vertientes con explicaciones más contextualizadas, pero hoy no nos detendremos en ellas, porque no disponemos de un espacio mayor.

LOS TALIBANES Y EL ISMAM

Voltaire, a propósito de esta “ceguera” afirmó que “cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es incurable” porque es corrosivo (y el fanático convierte en) enemigo de la libertad, del progreso, del conocimiento y el responsable por asesinatos, genocidios masacres, guerras, persecuciones, injusticias y violencias de todo tipo. Por su parte max Weber, en su libro la Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo, afirma que el retroceso del Medio Oriente y sus alrededores tenía como causal que esas sociedades nunca se habían separado del Islam; como ocurrió en Occidente, al convertirse en país laicos.

Pero ro existen diversas formas de fanatismo no sólo en Asia, sino en todo el mundo; pero el resentimiento de los talibanes por no poder “purificar” al mundo de las excrecencias de la modernidad y particularmente su país, para volver a las “fuentes auténticas del Islam”, los ha convertido en los más violentos del mundo. Este movimiento surgió de la cruenta guerra civil que se desató tras la salida de las fuerzas de ocupación soviéticas de Afganistán, con ayuda de la CIA. El grupo se formó oficialmente en 1994. Después del ataque de una fracción de ellos a EEUU, fueron invadidos por este país a lo largo de veinte años, pero hoy están de vuelta en Kabul. En ese interludio combatieron desde el abrupto territorio de Afganistan.

TALIBAN, TALIBAN, TALIBAN A LA VISTA.

Los talibanes después de dominar las ciudades perIféricas a Kabul, se instalaron en esa capital, y los gringos con la cara llena de vergüenza se regresaron en bolón a su país. Una vez en el poder los fundamentalistas impusieron la ley islámica. Sobre todo ese catecismo se lo aplicaron a las mujeres, al imponerles la Sharía, la cual mandata que desde los 10 años de edad, las niñas hasta su muerte, no podrán ir a la escuela y deben usar la burka, una vestimenta que cubre desde la cabeza a los pies. Además se les prohibió conducir automóviles y salir de su casa sólo compañía masculina. No ver la televisión, ni oír música y menos aún ir al cine. por su parte las personas condenadas por asesinato o adulterio serán ejecutadas públicamente y el robo está penado con la amputación.

 

Naciones Unidas sigue recibiendo reportes sobre hechos que ocurren en Afganistán, a más de una semana después de la toma del poder por parte de los talibanes. Afirma Michelle Bachelet al respecto: «Hemos recibido informes creíbles de graves violaciones del derecho internacional humanitario, y de abusos de los derechos humanos, que tienen lugar en muchas zonas bajo el control efectivo de los talibanes».Vale decir que los talibanes son como la Chilindrina, com o dicen una cosa, dicen otra. Sus discursos semejan se semejan al discurso liberal, pero en los hechos han empezado a gobernar como dictadores.

El mundo se quiebra, acá en America Latina tenemos todavía talibanes que, hasta ahora, lo lograr quebrar nuestras frágiles instituciones.