LA VIDEODEMIA Y LA CLASE POLÍTICA.

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Los videos en estos han emergido en estos días con una fuerza tal que han ocupado la centralidad del espacio público, al mostrarnos la putrefacción de la inveterada corrupción de la clase política. Esta afirmación es no es una exageración: se exhibió un video en el que Lozoya pintó las rapacidades de la clase política de los gobiernos pasados y la suya propia. Asimismo a los pocos días se filtraron dos videos en los que muestran Pío López Obrador y a David León en un ilegal proceso de entrega/recepción de dinero para alimentar la causa, la causa del pueblo bueno. Además salió al “aire” otro de Ricardo Monreal, que aún no ha encendido la pradera.

La enseñanza de Carlos Ahumada data del 2004 volvió como para quedarse entre nosotros. Este argentino-mexicano, a través de interpósitas personas, exhibió a René Bejarano y a Carlos Imaz recibiendo un cuantioso soborno. No tengo otros datos si en esos tiempos haya habido una acusación videográfica que, por su transparencia, se hubiera convertido en juez y parte de un torcido proceso acusatorio. Y miren el fantasma de Ahumada vuelve a aparecer en el 2020 mexicano; sí, en este mal año de doña Leona Vicario. Si bien antes había llamadas interceptadas, fotos comprometedoras y….

ALGO SE HA ROTO EN LAS REDES DE CORRUPCIÓN, QUE NO AÚN LAS DE IMPUNIDAD.

Creo que desde hace mucho tiempo y más en el sexenio de Peña Nieto las leyes y las instituciones han sido una excelente cortina de humo para que los políticos, sea que estén en el poder o en la oposición, extraigan fortunas del presupuesto y de los negocios que hacen con los empresarios para hacer crecer su riqueza personal y comprar clientelas para mantenerse en el poder o conquistarlo. Y para ese fin perverso se roban carretadas de dinero, algunos analistas han asegurado que ese hurto gira y giraba en torno al 10% de los presupuestos anuales.

Pero este acuerdo no escrito -pero signado por la tradición- entre los políticos en el poder y los que perseveran por conquistarlo se ha roto, sobre todo porque las profundas crisis -salud, económica y seguridad- se han vuelto catastróficas y le amenazan a perder su popularidad, se ha visto obligado a tirar el ancla para pescar corruptos a mar abierto, cuando había jurado y perjurado que no habría un ajuste de cuentas con el “pasado corrupto y sus corruptores”, pues prefería ver para delante, tal como lo hicieron en su momento todos los expresidentes, no sin fabricar sus respectivos chivos expiatorios.

LA GUERRA DESATADA DE LÓPEZ OBRADOR CONTRA LA CORRUPCIÓN.

Creo que López Obrador no midió las consecuencias de su “guerra contra la corrupción”, pues al violar el añejo pacto de impunidad del cual es era parte, se exponía a que sus “contrapartes” le replicaran, en principio, con un escándalozo video en donde más le dolía: su propio hermano transvestido como un supino delincuente electoral, y con esta estampa echó al lodo el dicho autorreferencial del hermano mayor: “su honestidad valiente”.

Quizá el presidente -como se afirmó- aterido por los profundos hoyos negros que ha cavado con su mala gestión y por consiguiente tratar de detener la deriva de su popularidad, decidió apresurar mensajes electorales porque el 2021 esta a la vuelta de la ezquina y decidió jugársela, sabiendo que él y sus huestes son parte del mismo sistema de impunidad que permite -¿ha permitido?- la corrupción que prima sobre todo en las élites de la clase política, pues este dejar pasar y dejar hacer jamás no hubieran alcanzado el triunfo electoral en el 2018 y, menos aún, haber sostenido una oposición a lo largo de 18 años.

LOS VIDEOS COMO LA VÍBORA DE LA MAR…

Seguramente en las próximas días y meses el número de videos inculpatorios aumentará exponencialmente, porque sistema de vigilancia de tipo orwelliano permirte a los miembros de la clase política videograbar-o intentar videograbar- las trapacerías de sus enemigos políticos y, por supuesto, las de sus competidores del mismo partido. Y su divisa es en su jerga gansteril: “Si denuncias mis latrocinios y tengo un misil mejor que acabará con tu carrera política”. Hoy el que a video mata, video muere”. La producción de este tipo de videos constituyen un seguro de protección contra los posibles detractores: su divisa es simple: “Si me hundes, te hundo”.

El problema es hoy al destapar AMLO caja de Pandora los videoescándalos aumentarán la polarización a una punto donde la violencia asuma el puesto de mando en las calles, más aún si los jefes de las clientelas no entienden en qué en encrucijada están metiendo a los mexicanos. Cuidado porque puede haber chipote con sangre. Ojalá que los poderes y los niveles de gobierno entiendan –particularmente los más moderados- que en este juego de suma cero nadie ganara y quienes perderán sin jugar millones de mexicanos que están más allá de las pretensiones de esos cínicos y de esos fanáticos, cuyas perfiles son tan similares que se parecen tanto entre si, que no pueden engañarnos.