Luis Antonio Martínez Peña.
En la cumbre del cerro del Vigía se encuentra la Pérgola Ángela Peralta, cuya estructura en arco y vigas de concreto se encuentra en la entrada a un mirador, en cuya explanada y sobre un pedestal descansa un viejo cañón diseñado y fundido el siglo XIX.
Desde el mirador y rumbo a al sur como en un lago de maqueta se contempla el muelle de lanchas de pesca deportiva, acotado por sus escolleras rocosas, y luego se disfruta el Océano Pacífico en su infinita extensión azul. Se ve a plenitud el cerro del Crestón y en su cumbre el faro, una de nuestras presunciones locales de faro de mayor altura en el mundo, sin que nadie aclare la verdad o mentira sobre este tema. En el mismo mirador y al poniente aparece el océano y los islotes rocosos conocidos como piedras blancas y el frente rocoso del paseo del Centenario y su glorieta del Corazón; al oriente el tajo de cerro de la Isla de Chivos, atrás la isla del Cardón y la Isla de la Piedra con su fina y larga línea de playa, resaltando el verde de ondulantes y esbeltos cocoteros.
El mirador del vigía se ha visitado desde siempre, ha estado en forma rustica, desde que se unió el Cerro del Vigía con Olas Altas en 1828 con un terraplén para impedir el paso del mar al área del muelle en playa sur. El cerro perdió su carácter insular; y con esta unión del cerro del Vigía a un costado y bajo su resguardo a los azotes del temporal se instaló el edificio de la aduana y se construyó también un muelle de puntales , vigas y tablones. Por ese rumbo, pero dominando la entrada al muelles, también se instaló un cuartel militar que conocemos hasta hoy con el nombre de la Batería.
Luego se documenta en El Correo de la Tarde, que en 1893, de una embarcación de la Marina Nacional llamada “El Demócrata” se hicieron bajar tres piezas de artillería. (hay quien asegura que fueron cuatro, pero nosotros nos atenemos a la existencia y sobrevivencia de tres). Unos cañones en mal estado que finalmente terminaron por convertirse en atractivas piezas de ornato en los fortines y miradores de Mazatlán.
Se documenta que uno quedó en el fuerte 31 de Marzo; el otro en el fortín llamado la Batería; y finalmente, el tercero ocupó su sitio en el Mirador del Vigía. Los tres con las mismas características de construcción y origen, todos provenían de armerías inglesas. Cómo la mayor parte de cañones de hierro que se dispararon en todas las guerras del mundo que se pelearon durante el siglo XIX. Sin embargo, ninguno de estos tres parece que se hayan disparado contra enemigos externos por la armada o el ejército de México y menos que hayan tenido funciones de resguardo a las amenazas internas o extranjeras. Pero lo cierto es que fueron adquiridos por el gobierno de Porfirio Díaz para la armada nacional y en el momento indicado fueron desechados.
El mirador del Vigía pasó a formar parte del Paseo del Centenario en 1910 y la intención de crear un bosque de la ciudad en el Cerro del Vigía, con miradores y jardines para el deleite de mazatlecos y visitantes.
Posteriormente se construyó la pérgola dedicada a la diva Ángela Peralta “El Ruiseñor Mexicano” cantante de ópera que murió en Mazatlán en 30 de agosto de 1883 víctima de la fiebre amarilla al haberse construido esta pérgola en 1943 creemos que se hizo en el aniversario sesenta de su muerte. Sin embargo, no existe una placa que haga patente el nombre y éste prevalece en la memoria de los mazatlecos como algo genético que hemos venido transmitiendo desde entonces. Porque además tenemos un panteón y un teatro con el nombre del “Ruiseñor Mexicano”.
En cambio en una de las paredes de la plataforma se encuentra una placa consignando la siguiente inscripción::
“Los mazatlecos siempre han defendido con gallardía las tierras de México este cañón es testigo del patriotismo de los habitantes del puerto. Trinchera de la libertad. Por ello la Junta Federal de Mejoras Materiales a iniciativa del C. Coronel Rodolfo T. Loaiza. Gobernador constitucional del estado construyó esta pérgola como homenaje a las democracias del mundo. “
La leyenda de la placa no dice que la pérgola se haya construida en honor de Ángela Peralta. Se dice que fue construida en homenaje a las democracias del mundo. Aquí nos tenemos que remitir al contexto político y nacionalista de la segunda guerra mundial, entre las potencias del eje Italia-Alemania-Japón en contra de los Aliados que terminaron siendo encabezados por los Estados Unidos de América en apoyo a Inglaterra, Francia y otros países de Europa que habían sido invadidos por las huestes fascistas y nazistas de Adolfo Hitler.
El 26 de mayo de 1942 el gobierno mexicano declaró la guerra a las potencias del Eje enviando un escuadrón, EL 201 compuesto de pilotos aviadores anexos a las tropas de la marina estadounidense que tuvieron participación en el Océano Pacífico en contra del Imperio Japonés. Así el gobernador Loaiza utilizó propagandísticamente la instalación del cañón en su plataforma y el hermosamiento del mirador con una pérgola y aprovechando el mes de marzo, mes en que las mazatlecos tuvieron combate victoriosos contra la embarcación francesa La Cordeliere en marzo de 1864.
La alusión a que ese cañón haya sido “testigo del patriotismo de los mazatlecos” no es otra cosa que propaganda y exaltación nacionalista en el marco de la segunda guerra mundial y de una amenaza que eventualmente nos llegaría por mar como la francesa de 1864.
El gobernador Rodolfo T. Loaiza realizó en Mazatlán varias obras, aparte de la pérgola que sirvió al ornato; también demolió el viejo palacio municipal e inició la construcción del actual e inició la construcción de un estadio de béisbol, deporte que atraía a jugadores y a fanáticos entre los porteños en los años cuarenta.
Nuestros cañones de ornato tienen una historia técnica misma que nos aportan los datos grabados en la cureña y en sus muñones de apoyo. Estos datos nos dicen que el cañón de El Mirador fue construido en la armería Vavasseur en Londres en el año de 1875. El cañón al igual que los otros dos fue producto de la inventiva de un capitán del ejército británico llamado Theophilus Alexander Blakely, quien introduce el rayado en el interior del cañón y utiliza tres tubos de hierro de distinto grosor, unidos internamente con anillos de acero, lo cual fue una revolución en la técnica de construcción armamentista.
T. Blakely vendió estos cañones a varios gobiernos de Latinoamérica y hay constancia de haberse utilizado en la defensa del Callao en Perú cuando los gobiernos de Ecuador, Perú, Chile y Bolivia enfrentaron una expedición de la marina española en 1866. También se documenta la presencia de cañones Blakely en el ejército confederado durante la guerra de secesión americana de 1861-1865. La armería de Josiah Vavasseur en Londres fabricó cañones Blakel y. El que se encuentra en el Mirador se consigna en el muñón de apoyo ser el número 830 con un peso de 83 CWT, equivalente a cuatro toneladas. Fue construido en 1875 y desechado para 1893, fecha en que fueron desembarcados de “El Demócrata” en el puerto de Mazatlán y destinados desde entonces al ornato de nuestros fortines y miradores. Cañones de utilería, utilizados como elementos escenográficos de nuestro nacionalismo y a la exaltación de la fantasía popular.
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