La Organización de Estados Americanos (OEA) celebró un consejo permanente extraordinario para debatir la situación en Bolivia, donde la delegación mexicana mostró su profunda consternación por la crisis en el país andino y criticó dura y enérgicamente el golpe de Estado que obligó al expresidente Evo Morales a buscar asilo en México.
Luz Elena Baños, representante mexicana, dijo en su discurso: “Deben quedar atrás los días dolorosos donde las fuerzas armadas sostenían y deponían gobiernos”, enarboló, sin ninguna duda de que lo sucedido en Bolivia es un golpe de Estado.
Baños externó la sorpresa que causó al gobierno mexicano “el hecho de que, frente a los graves acontecimientos que se precipitaron el domingo 10 de noviembre, y que sin duda constituyen un quebrantamiento del orden constitucional que sume a Bolivia en la incertidumbre, la Secretaría General de la OEA sólo haya emitido un breve comunicado”.
En su intervención, el representante de Estados Unidos, Carlos Trujillo, llamó la atención sobre la “hipocresía” de los Estados (como México) que se dicen a favor de la democracia y en contra de la intervención, pero que en el caso de Bolivia rechazan la realización de elecciones libres y apoyan a exfuncionarios de gobierno de ese país que instrumentaron fraude electoral masivo.
Además, Trujillo consideró ridícula la denuncia de golpe de Estado y dijo que para Washington la única amenaza a la democracia la protagonizaba el gobierno del exmandatario Morales.
Almagro coincidió: “El golpe de Estado se produjo el 20 de octubre con el fraude electoral”. Para el secretario general de la OEA, Morales y el órgano electoral boliviano perpetuaron un robo de comicios, y lo sucedido no es más que un autogolpe dictado por el deseo de perpetuación en el poder del primer presidente indígena de Bolivia. Un autogolpe que comparó con los quehaceres del criminal de guerra y expresidente serbio Slobodan Milosevic.
El director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la OEA, el mexicano Gerardo de Icaza, presentó el análisis de integridad de las elecciones en Bolivia. Unos comicios de los que no se pueden validar los resultados por unas irregularidades que varían desde muy graves hasta indicativas que llevaron a recomendar la realización de un nuevo proceso electoral.
Fuente: Universal