EN LA GRILLA

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*Felton invade el tiempo de Higuera

*PAN: acuerdan dirección negociada

*Rigoberto Félix regresa a Jumapam

FRANCISCO CHIQUETE

Los malquerientes de Alejandro Higuera sostienen que amaneció con un coraje entripado. O más bien que anocheció así y que le duró hasta el amanecer.

Los últimos días habían sido de paz y tranquilidad. Del gran avance que significaba ignorarse mutuamente, dejar ser el uno al otro, se había llegado hasta a los acuerdos. Uno de ellos, fundamental, acerca de la futura dirigencia –inmediata- del Partido Acción Nacional. Un personaje de consenso entre Higuera y Felton, que evite los enfrentamientos y hasta los desgarramientos previsibles con los jaloneos que uno y otro daba para controlar a la directiva que viene.

El futuro parecía sonreír, pues gracias a este punto básico de coincidencia, todo lo demás había mejorado sustancialmente, incluso la organización de los dos eventos con que se consumará el traslado de poderes en el municipio. Garantizada la presencia activa de Alejandro Higuera, garantizada la muestra de unidad que le interesa a Felton.

Pero siempre hay un punto problemático y aunque no se quiera creer, o se tome como broma del 28 de diciembre, día de los santos inocentes, una de las más arraigadas tradiciones mazatlecas, la del carnaval, está a punto de arrastrar este panorama de coincidencia y colaboracionismo al más triste de los despeñaderos.

Si de algo ha sido celoso Alejandro Higuera, es de sus espacios, y el espacio de poder es el principal.

Desde que se vislumbraba la elección, Higuera advirtió que ganara o perdiera en su campaña por la diputación local del Distrito XIX, regresaría a la Presidencia Municipal, y ejercería el poder hasta el último minuto que la ley le reservaba: la noche del 30 de noviembre, si ganaba –que no fue el caso, como todos sabemos-; las once cincuenta y nueve de la noche del 31 de diciembre, si perdía.

Allá por el mes de octubre, el gobernador Mario López Valdez se comprometió con Higuera a acompañarlo en su última gira de trabajo, para entregar la obra más importante que aún quedaba en curso; la avenida hoy llamada Francisco Madero Herrera. Propuso que se hiciera por la tarde, para pernoctar en Mazatlán y estar muy temprano en la toma de posesión de Carlos Felton González. De ahí seguiría a Culiacán, después a Guamúchil y Guasave, para cerrar en Los Mochis, donde esperaba pasar la velada de año nuevo en plan familiar.

Higuera vio contravenidos sus proyectos. Él esperaba entregar cerca de la medianoche, pero no era cosa de regatearle al gobernador ante una situación como la que planteaba, de modo que se allanó, estableciendo una única condición: “pero yo sigo ejerciendo el poder hasta el último minuto del 31 de diciembre. El gobernador dijo que sí con absoluta naturalidad, pero Higuera de todos modos aclaró: “es que legalmente así está establecido, y si ocurre algo en ese periodo yo soy el responsable”.

Hubo después otra muestra de su apego al poder. Ante la insistente presencia de la futura bancada priísta en las últimas sesiones de cabildo, les hizo notar que aunque ellos rindieran protesta por la mañana, en el transcurso del día 31 él seguiría despachando en las instalaciones del Palacio Municipal y hasta dejó entrever que haría alguna gira oficial, porque a ustedes les toca hasta el primer minuto de enero, les remató. Los futuros regidores tricolores estaban ahí para irse interiorizando en las mecánicas y fórmulas del trabajo edilicio, no porque les urgiese ir tomando los espacios, pero aguantaron el chaparrón que se les lanzó entre broma y veras.

Pero hete aquí que sin decir “¡agua va!” Carlos Felton irrumpió en el ejercicio gubernamental en curso.

Ayer por la tarde se realizaba el primer cómputo del carnaval Mazatlán 2014. Los comités de los candidatos a rey de la alegría y a reinita infantil daban los primeros pasos de tanteo con aportaciones que por supuesto llevaban la sola intención de mantener vivas las postulaciones en un ambiente festivo, que llenó de música las calles de la colonia Francisco Villa y del Infonavit Playas.

Cientos y cientos de vecinos estaban arracimados en torno a la plazuela de la Pancho, en pleno disfrute del espectáculo  musical, cuando inopinadamente se dejó venir otro, adicional y fuera de programa: el mismísimo alcalde electo, Carlos Felton González, el diputado local Martín Pérez Torres, el coordinador de los ediles panistas, Roberto Osuna El Zeus y Eduardo Crespo llegaron, tomaron asiento en la mesa del presídium que sancionaba los procedimientos del cómputo.

Es cierto que el carnaval 2014 será responsabilidad del gobierno de Felton, pero en estos momentos está legalmente bajo la conducción del gobierno de Alejandro Higuera Osuna, de modo que si Higuera quería prolongar su mandato al máximo posible dentro del plazo legal, Felton fue y tomó casi por asalto un acto de gobierno, del gobierno actual.

Algún tiempo hubo en que un gobierno que todavía no tomaba posesión, fue conducto para hacer llegar recursos al gobierno saliente, o más bien a los acreedores del gobierno saliente; hubo casos en que el gobierno saliente dejó funcionarios heredados contra la voluntad del que llegaba y en general, no habían faltado los conflictos o polos desencuentros, pero nunca había ocurrido que un alcalde invadiese el tiempo de otro por las puras ganas de aparecer en el carnaval.

Por supuesto, Felton fue y se tomó fotos con las jovencitas que compiten por los reinados carnavaleros y hasta presumió sy sufrimiento a través de la cuenta de Facebook, confirmando una frase muy hecha e incuestionable del filósofo de la Luis Zúñiga: “todos se quieren subir al carro de la reina”.

¿QUÉ HABÍAN ACORDADO?

UNA DIRIGENCIA NEGOCIADA

Desde que el comité directivo estatal del PAN lanzó la convocatoria para elegir a los dirigentes del comité directivo municipal en Mazatlán, sólo se habían hecho rounds de sombra, fintas y tanteos para ver quién iba a ceder aunque fuera un poco.

Aparentemente Jorge Gómezllanos tenía en sus manos la posibilidad de inaugurar una nueva etapa partidista mediante la aparición de una corriente en que participaran personajes diversos cuyo común denominador fuese que seles identificara como víctimas de Alejandro Higuera, pero sin trasladar ese hecho a un enfrentamiento con los grupos considerados higueristas, excepto claro, los miembros del primer círculo.

Pero tanto Higuera como Felton confluyeron en un acuerdo para evitar el enfrentamiento entre ellos o contra la corriente que simpatiza con Martín Heredia. De todos modos, Higuera mantiene en guardia a los suyos, por si el acuerdo se deshace y es necesario dar la batalla para conservar ese espacio, que hace muy poco tiempo consiguió rescatar mediante una victoria jurídica que disfrazó con un acuerdo discreto.

Se supone que el diputado Martín Pérez sería el elemento catalizador para esa alianza, encabezando la dirigencia, que se aderezaría con elementos de los tres grupos, pero todavía hay otros en el juego: Refugio Gastélum, delegado de Catastro, y Roberto Osuna, regidor electo.

Tanto Martín Pérez como Gastélum son del establo de Higuera, mientras que Osuna es de Felton, aunque Martín Pérez parece haberse corrido un poco hacia una posición más neutral, sin llegar a retirarse ni mucho menos romper con su pasado higuerista.

REGRESA RIGOBERTO

FELIX DÍAZ A JUMAPAM

Rigoberto Félix Díaz, ingeniero de profesión, fue enviado por el gobernador Juan Sigfrido Millán Lizárraga para que resolviera el problema que ya estaba representando la Jumapam en aquel trienio famoso iniciado por el innombrable, continuado por Gerardo Rosete Ramírez y terminado por Ricardo Ramírez González.

Al término de su gestión, mereció el reconocimiento de diversos sectores de la sociedad. Entregó su renuncia al momento en que Alejandro Higuera Osuna tomó posesión de su segundo trienio como alcalde y éste determinó que Félix Díaz fuese sustituido por el arquitecto Salvador Reynosa Garzón, quien desde ahí apalancó su candidatura a la Presidencia Municipal (en aquella campaña del calcetín que terminó por perder ante Jorge Abel López Sánchez).

Nueve años después, cuando Salvador Reynosa hacía su mayor esfuerzo por regresar a la Jumapam, aparentemente con el interés del alcalde electo para que así ocurriese, el asunto termina con el regreso de Félix Díaz, quien había sido mencionado como una posibilidad,  aunque no se veía muy claro que alguien pudiese convencer a Felton.

Ocurrió, sin embargo, y a partir del próximo miércoles, Rigoberto Félix Díaz tendrá en sus manos la difícil tarea de volver a equilibrar a la Junta Municipal de Agua Potable de Mazatlán.

Es una posición engañosa, pues en estos momentos corre por Sinaloa la especie de que Mazatlán es uno de los municipios mejor administrados de la entidad. En efecto, no tuvo problemas para saldar sus pasivos, para cubrir sus compromisos laborales, y ni siquiera para dejar recursos líquidos que cubran los últimos gastos, los que se generan en diciembre, pero cuyas facturas aparecen hasta enero.

En medio de esa vestidura, la Jumapam aparece muy lejos de los casos de Guamúchil, donde la falta de pago de salarios y aguinaldos motivo una suspensión del servicio en una radicalización de los trabajadores; o como la de Guasave, donde hubo necesidad de una intervención de las autoridades laborales para mediar en un conflicto que parecía tomar el mismo camino.

Aquí no hubo nada de eso, pero detrás de esa normalidad hay paredes carcomidas por el salitre de las deudas y de una administración lamentable en que la Auditoría Superior del Estado ya ha sido advertida de que debe analizar a fondo.

A Rigoberto le tocará la reconstrucción de un organismo operador que en los años noventa fue considerado como modelo que aguantó todo tipo de experimentos, disputas, correcciones y abandonos y que en la última década ha sido llevada inexorablemente al fracaso.

Esperemos que al nuevo funcionario le dé para soluciones más allá de la privatización, con la que ya ha coqueteado, o del aumento de tarifas, que el año pasado fue descalificado por el mismísimo Carlos Felton cuando, presidiendo la Junta de Coordinación Política del Congreso, dijo que era suficiente con el 18 por ciento autorizado a Higuera, que pedía 36.