EN LA GRILLA

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*Estallan los conflictos sociales en el estado

*Se involucran los partidos en cada caso

*García Cota, virtual culpable: lo amonestan

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

Pese a la transición, a los conflictos personales, a las rupturas –nunca concretadas- con los de enfrente y con los aliados, el gobierno de Mario López Valdez ha solventado con tranquilidad los procesos electorales y ha mantenido estándares muy elevados de gobernabilidad. Hoy sin embargo, el estado atraviesa por tres focos de tensión que amenazan con cambiar el panorama.

Si en el transcurso de la noche y madrugada de miércoles a jueves no hay un acuerdo de último momento, hoy jueves las escuelas del subsistema estatal estarán vacías, porque el magisterio agrupado en la sección 53 se lanzó al primero de una serie de paros en los que no se busca derrotar a la reforma educativa ni mejorar la academia o el rendimiento, ni siquiera los salarios del propio magisterio.

El paro es porque el gobierno no les entrega los 550 millones de pesos que se les han retenido por diversos acuerdos económicos entre trabajadores y patrones. No es porque no les aumento o algo así, sino porque les descuenta del salario para aportar al fideicomiso, para pagar por consumos, y otras cosas, es decir, el gobierno se queda con dinero de los trabajadores. Es normal que un patrón jinetee ese tipo de recursos, pero aquí ya parecen excedidos los límites, al punto que una sección dócil como ha sido siempre la 53, se brinca al paro de labores.

Anoche por cierto había negociaciones, que debieron suspenderse porque a decir de Silvino Zavala, el secretario se enojó. Por supuesto ¡si le estaban cobrando!

LOS PRODUCTORES AGRÍCOLAS

Ayer hubo manifestación de los productores agrícolas, que exigen un pago de cuatro mil pesos por tonelada de maíz blanco, cuando el presupuesto gubernamental es que se alcance un total de tres mil trescientos pesos. Hubo también un encuentro de alto nivel para analizar el asunto y se acordó una nueva cita para dentro de una semana.

A diferencia de otras ocasiones, al influjo del acuerdo de posposición, dos de los tres grupos de manifestantes se retiraron, pero el tercero no. Reaccionaron con enojo y se mantuvieron en la caseta, no bloqueándola, sino evitando el cobro de peaje. Con ello se dio una advertencia de que no será fácil detener las expresiones de inconformidad, a menos que se otorguen los cuatro mil pesos por tonelada, lo que de acuerdo con la ortodoxia financiera del gobierno federal, no está nada cercano a la realidad.

Al principio el secretario de Agricultura y Pesca del gobierno del estado, Juan Nicasio Guerra Ochoa, estaba optimista considerando que si bien era extremadamente difícil alcanzar los cuatro mil pesos, tenía la certeza de que habría posibilidades de acercarse lo más posible entre las exigencias de los productores y las disponibilidades del gobierno federal. Anoche ya prefirió no ser tan optimista y sólo insistió en que va a ser muy difícil conseguir los cuatro mil pesos.

El asunto va a dar para mucho, pues los productores ya están convencidos de que deben recibir cuatro mil pesos por tonelada y además en un solo pago, y será muy difícil hacerlos que cambien de opinión.

LA BRONCA DE LA SEGURIDAD

El caso de Ernesto Valdez Solano, empresario secuestrado y asesinado en Culiacán, ha generado una ola de indignación que por primera vez en mucho tiempo, unifica las exigencias de sectores diversos de la sociedad, que normalmente habían aceptado como válidas las explicaciones de avances en ese renglón.

El PRI, que siendo formalmente oposición ha sido más condescendiente que el PAN con el gobierno malovista, tuvo un pronunciamiento duro sobre la necesidad de reforzar las acciones contra el secuestro. Lo mismo está pasando con organismos empresariales, que reclaman mayores resultados en la lucha contra la delincuencia.

No ha sido eliminada todavía la polémica sobre la muerte de Valdez Solano. Hay quienes concluyen que se trató de un operativo fallido para rescatar al secuestrado; la procuraduría rechaza cualquier posibilidad en ese sentido, y establece que la muerte se produjo antes que iniciara la balacera.

Pero el reclamo fuerte es por la operación de bandas tan pertrechadas y tan violentas como esa, que muestran cómo sigue siendo necesario todavía que se trabaje en la investigación y en la sanción de los grupos delictivos.

Son tres puntos de inconformidad social que pudieran llegar a más, y sobre todo, son situaciones que ocurren en pleno proceso electoral, lo que podría enrarecer los procedimientos de solución.

Sobre todo en el caso de los productores agrícolas, ya diversos partidos tuvieron expresiones de respaldo a su lucha, sin hacer el menor análisis sobre la viabilidad de las demandas (de cuya justicia por cierto nadie puede dudar). Aunque el PRI ha señalado confianza en que el gobierno federal dará una buena respuesta, los diputados locales de ese partido se sumaron a un punto de acuerdo que respalda la movilización de los productores.

El gobierno de Sinaloa tendrá que desplegar capacidad de diálogo. Aunque en el caso de los productores el gobernador ha cumplido su compromiso de encabezar las gestiones y las exigencias, la falta de resultados podría hacer que hasta los líderes afines se sientan en la necesidad de brincarse las trancas.

AMONESTACIÓN, IGUAL

A RECONOCIMIENTO

El secretario general de gobierno, Gerardo Vargas Landeros, decretó ayer que el director de la Comisión Estatal de Agua Potable y Alcantarillado de Sinaloa, Ernesto García Cota, es culpable de las acusaciones de mapache electoral que le hace su propio partido, Acción Nacional, que exige su destitución.

Puede decirse que a García Cota le salió barato, pues de una corrida como se exigía, a una amonestación, como anunció Vargas Landeros, cualquiera preferiría por supuesto que le dejaran la espalda como si trajera un loro gigante en el hombro.

Si sus jefes le van a dar una amonestación es porque efectivamente estaba incurriendo en las acciones por las fue acusado, es decir, estaba haciendo trabajo de proselitismo a pesar de estar obligado a guardar, como funcionario público, una actitud de equilibrio e imparcialidad. Alguien con más belicosidad habría renunciado al ser exhibido de esa manera por sus jefes, pero por lo pronto García Cota no reaccionó ante la sanción.