EN LA GRILLA

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*Una carretera de mucho peso y muchos pesos

*Diva Hadamira le mete sabor al relevo priísta

*A Martín Pérez ya le urgen las comisiones

FRANCISCO CHIQUETE

El anuncio de Vicente Fox fue francamente sorpresivo. En Mazatlán periódicamente se alzaban algunas voces tratando de revivir el tema del ferrocarril a Durango, pero cuando el gobierno salinista se deshizo del sistema ferroviario, terminaron de morir las esperanzas.

Una mañana, Juan Sigfrido Millán inauguraba el colector Camarón, de esta ciudad, cuando dio la buena nueva: se hará la carretera Mazatlán-Durango con inversión federal, abriendo grandes expectativas para nuestra ciudad. Fue por cierto la primera vez que Millán se refirió, en público, al fin de su sexenio. –Sé que no me va a tocar el fin de las obras, pero es una satisfacción encabezar la ceremonia de inicio, dijo.

Y no le tocó el fin de las obras, por supuesto, como tampoco le tocó a Vicente Fox Quesada, ni a sus respectivos sucesores, Jesús Alberto Aguilar Padilla y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Hubo de pasar medio sexenio de Mario López Valdez y el primer año de Enrique Peña Nieto para que las obras se vieran terminadas.

Por si fuera poco, como en todos estos trabajos, el costo final fue superior al presupuesto, pero nada de qué preocuparse, cualquier par de miles de millones de pesos por los que nadie tendría que escandalizarse. Total, son apenas dos mil millones de más, para la carretera más importante de los últimos lustros…

Desde luego, no se puede soslayar la importancia de la obra. Es tal, que a Felipe Calderón Hinojosa no lo pudieron convencer de que la dejara como estaba. El señor se organizó una inauguración parcial, en un tramo que iba de ningún lado a ninguna parte. La zona de Mesillas a Santa Lucía, en efecto, quedó abierta, pero la verdad es que los pocos usuarios que se atrevieron a utilizarla se metieron en camisas de once varas, porque la rúa no estaba señalizada, había tramos donde todavía se trabajaba y no sólo en los costados, sino sobre la misma carpeta asfáltica.

Pero Calderón tuvo su inauguración. Feliz, hizo un discurso sobre los grandes logros que él encontraba en su gobierno, sobre todo en materia de infraestructura, despidiéndose así de sus “amigos sinaloenses”, estado que le dio la satisfacción de ver que su partido rompía la hegemonía electoral de los tricolores, aunque fuera en coalición y con un expriísta que en la elección federal no estuvo con la candidata blanquiazul (aunque parece que Calderón tampoco).

Hoy inauguran la autopista Enrique Peña Nieto, Mario López Valdez y Jorge Herrera Calderas, en un evento de una hora o menos que constituye la voz de arranque para el ya famoso corredor económico del norte.

Esta obra ha sido una invocación constante a nuestra transformación, a la superación económica en términos espectaculares, aunque a fin de cuentas las voces sensatas empezaron a advertir que no, que no habría filas de automóviles y camiones de carga esperando la apertura de las casetas para arrancarse a turistear en Mazatlán o a ubicar nichos de inversión. Tampoco empezarán a llegar la semana próxima decenas y decenas de barcos enormes cargados con mercancías asiáticas para llevarlas por la carretera hasta Tamaulipas y de ahí a la costa este de los Estados Unidos.

Mucho menos empezarán a aterrizar esta tarde los inversionistas chinos con maletines de dólares y yuanes para abrir maquiladoras en territorio mexicano.

Esas son las expectativas, sin duda, pero tendrá que ser un proceso gradual que arranque cuando el puerto esté –ese sí- transformado, adaptado a las exigentes condiciones del comercio mundial, y cuando hayamos enganchado inversionistas que quieran traer sus barcos para esta zona, porque los convencimos de que nuestros costos de operación y nuestra eficiencia portuaria son altamente competitivos.

Para entonces tendremos que haber desarrollado amplias avenidas que eviten los cuellos de botella, un sistema de seguridad pública que garantice la integridad de las personas y de las mercancías que por aquí se van a movilizar, en fin, una larga serie de etcéteras que no hemos previsto y cuyas menciones no tenían la virtud de alertar a nuestras autoridades locales, sino de irritarlas en una atropellada defensa de su aferrada posición de no alterar su programa de trabajo en función de la carretera, porque aquí los que mandamos somos nosotros, aunque sea con una visión lamentablemente chiquita.

UNA REUNIÓN DE (CASI) TODOS

Este mediodía estarán sobre el puente Baluarte todos, o casi todos. El gabinete de Mario López Valdez estará ahí, probablemente hasta el segundo nivel. Están apuntados todos los alcaldes; los diputados, como ayer le comentamos, suspendieron la sesión extraordinaria casualmente el día de la inauguración; los alcaldes y diputados electos ya se enrolaron.

No mentía Frank Córdova cuando dijo que iban a invitar a mucha gente a hacer bola, aunque de último momento hubo casos de personas a quienes les retiraron la invitación, al menos la que incluía transporte.

Sólo hay un caso, el de alguien a que de plano no le llegó ni la invitación ni la información, La senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo se sorprendió sobremanera cuando le preguntamos si estaría en la inauguración de la autopista: -¿cuál autopista? Alguien en protocolo gubernamental hizo evidente que no todos los legisladores están en la gracia de la burbuja.

DIVA LANZA LA ADVERTENCIA:

¡CUIDADO CON LAS MUJERES!

La senador por cierto celebró con mucho gusto la iniciativa presidencial que establece una obligación de cincuenta-cincuenta para las candidaturas. Estamos en un proceso de avance al que hemos llegado tarde, pero ahí vamos, y vemos cumplirse expectativas importantes con el presidente, dice la dirigente nacional de las senadoras priístas.

Por supuesto, en la charla aparece la renovación de dirigente priísta en Sinaloa, y Diva dice con todas sus letras que le gustaría ver a una mujer en la presidencia del comité directivo municipal, y cita a Rosa Elena Millán, a Paquis Corrales, a Sandra Yudith Lara Díaz y se va desgranando nombre tras nombre, para demostrar que sí hay aspirantes con posibilidades reales, con ascendencia y con capacidades para hacer un buen papel en esa responsabilidad, pero dice más: no sólo aspira a que ocurra, sino que trabaja también para que así sea, es decir, cabildea, gestiona, busca y trata de establecer vías de negociación.

Aclara que no se trata de bajar a nadie ni de descalificar a los hombres que aspiran y que la buscan. Mis respetos para Aarón Rivas, dice; Heriberto es un gran político, no estoy hablando en contra de ellos, no se trata de bajarlos de su aspiración, sino de impulsar la nuestra, de ver a una mujer ahí.

Cuando se le pregunta si de veras cree que pueda ocurrir un acontecimiento de esos, no se conforma con afirmar, sino que advierte: ya lo verá, ya verá que sí.