*Pluralidad en el trato ¿llegará a la política?
*Empiezan a caer los primeros registros
*Sigue la sangría en distintos puntos del estado
FRANCISCO CHIQUETE
Tras la irrupción del pluralismo en Mazatlán, la convivencia era casi imposible. Todos los temas se politizaban, las cosas eran tan marcadas, que los grupos se dividían incluso en los aspectos económicos, donde es tan difícil romper ligar por causas que no viniesen del dinero. Más aún: las familias se dividieron, primero por divergencias partidistas y luego por disputas interpartidistas.
Por so fue tan sorpresivo que en 1998, Juan Sigfrido Millán Lizárraga llegara a un acuerdo con el entonces candidato del PAN a la alcaldía, Alejandro Higuera Osuna, cuando se advirtió que era imposible revertir su tendencia victoriosa. Fue un acuerdo fructífero: Millán Lizárraga contó con una muestra muy concreta de su apertura y pluralidad: un alcalde panista que recibía todos los apoyos que pedía; y Alejandro por supuesto, tuvo un tránsito disfrutable por su primera presidencia municipal.
Ya antes, hay que decirlo, Francisco Labastida Ochoa y Humberto Rice tuvieron una relación similar, sólo que entonces el PRI seguía siendo predominante en la ciudad y los panistas se asumían como invitados a la vida pública.
Aun así, priístas y panistas se veían con desconfianza en las actividades de la vida diaria. Los del PRD, en su gueto universitario, veían con desconfianza a todos.
Después vinieron los pleitos internos de una y otra parte, que facilitaron acuerdos submecatum con la aparición de quintacolumnistas de una y otra parte. A Jorge Abel lo acusaban constantemente de haber provocado derrotas de candidatos de su partido. A Alejandro Higuera le dijeron que estaba al servicio de Millán Lizárraga más que de su partido.
En la última elección hubo acusaciones de colaboraciones cruzadas que nunca existieron; hubo activistas que cambiaron de camiseta para conseguir chambas a los familiares, gente que todavía en estos momentos se ostentan en público como militantes irreprochables.
A pesar de eso, las cosas ya presentan cambios.
Ya no sólo es posible ver un ánimo distendido entre gobernantes de diversos partidos políticos, sino también entre ciudadanos y entre cuadros de partidos, o entre particulares de peso e influencia que son tradicionalmente identificados como proclives a alguno de los partidos.
Apenas el sábado, en el festejo del diputado Fernando Pucheta Sánchez, estuvieron diputados locales de varios partidos, dirigentes gremiales de la localidad, gente que no necesariamente tiene interés en la política, empresarios de talante inaccesible como tradicionalmente se considera a Rodolfo Madero y personajes como la ex secretaria de Turismo, Oralia Rice Rodríguez y su hermana Diana Rice Rodríguez, quienes por supuesto, no están interesadas en participar en política al lado de Pucheta, pero han entendido el valor de la pluralidad y el diálogo.
Pucheta consiguió un panorama muy amplio en que por supuesto, estuvo presente la idea de su aspiración por la alcaldía, pero que muestra cómo las cosas entre los mazatlecos han ido más allá de la coyuntura político-electoral, que probablemente lleve a algunos asistentes a decantarse del grupo, pero que por lo pronto mostraron que son capaces de la convivencia armónica.
Ojalá que la política siga teniendo estas expresiones y que quienes lleguen a los cargos de elección a que aspiran, aprendan a colaborar sin distinciones de colores, porque de otra manera terminarán de cansar a una sociedad que sólo ve los pleitos, sólo ve los jaloneos y por supuesto, los intereses particulares o de grupo que aplastan a los colectivos.
Pucheta por cierto concluía una gira celebratoria de carácter gastronómico, que en una colonia fue de mariscos, en otra de botanitas, en una más de pozoles. Su agrupación Una mano amiga le abre puertas por toda la ciudad bajo una cobertura irreprochable que lleva a pensar en que la victoria y la constancia tienen efectos importantísimos, como los tiene la derrota.
Pucheta entró a su segundo año como legislador y construye su momentum en pos de la Presidencia Municipal. Si la elección fuese en este momento, la ganaría indiscutiblemente. Habrá que ver qué viene para dentro de un año, cuando se estén formalizando las postulaciones locales venideras.
En contrapartida su rival, que llegó a la elección del 2013 con el aura de invencibilidad que él mismo se construyó después de ganar tres veces la alcaldía, dos diputaciones locales, una federal y otra federal por la vía pluri, cuando perdió los comicios de 1994, terminó no sólo con la derrota de ese año, sino con una verdadera pendiente en que sus alianzas internas se han debilitado o desaparecido y sus perspectivas son escasamente envidiables.
REGISTROS DE CANDIDATOS
Dos candidatos independientes registraron ayer sus aspiraciones ante el INE. Manuel Clouthier Carrillo presentó sus documentos en el quinto distrito, mientras Armando Zamora Canizales lo hizo en el octavo. Faltan de hacerlo Víctor Antonio Corrales Burgueño, por el sexto, y Giova Camacho por el octavo. Ambos cumplieron holgadamente con los requisitos necesarios.
También se presentaron los registros de los candidatos del Partido Nueva Alianza por el sexto y el octavo distritos. Salomé Rodríguez por el sexto, con la idea de que su estructura magisterial le podrá impulsar en una lucha donde ya hay tres aspirantes con posibilidades reales de victoria: Germán Escobar, del PRI, Nadia Haydee Vega Oliva, del PAN, y Víctor Antonio Corrales Burgueño, independiente respaldado por el PAS.
En el octavo distrito, el Panal registró a Anabel Pérez Luna, una joven profesora que deberá hacer un gran esfuerzo para hacerse sentir entre el electorado.
El asunto pone fin a una especulación que corrió la semana pasada. Según esto, Irma Tirado habría tenido un acercamiento con el Panal. Si lo hubo, dicen, terminó por desinterés de la propia Irma, actitud que incluso terminó por acelerar la designación de Anabel.
Hoy el octavo sigue siendo el único distrito indefinido, aunque en los corrillos se dice que la decisión ya fue tomada y no habrá cambios.
EL GOTEO DE SANGRE
Ayer en Culiacán fue asesinado el Comandante Gallito, quien se desempeñaba como director de la Policía Municipal de Badiraguato.
Con todo lo que se pueda decir de Badiraguato y su historia negra, no es un hecho más: es la muerte de un elemento policíaco más, en un entorno de incremento de los hechos delictivos y de la evidente disputa entre los grupos del crimen organizado.
Mazatlán, que ha sido la joya de la corona, no sólo por su condición de atractivo turístico, sino por los logros en materia de seguridad pública, registró nuevas tragedias en fin de semana. Pareciera que la vigilancia policíaca se afloja en ese periodo o se dan las condiciones para que ocurran sucesos lamentables. En esta ocasión fueron tres asesinados en una invasión.
Cada caso se ha explicado como hecho aislado, cuando evidentemente hay una escalada que requiere de una respuesta más fuerte. El atentado contra el alcalde de Choix, ocurrido hace un mes y solucionado o casi, en el transcurso de este tiempo, demuestra que hay capacidad para obtener respuestas, pero no ocurre en todos los casos. Es imperativo que esa calidad de investigaciones se generalice.