*Las diversas expresiones de la inseguridad
*Más iniciativas de Compromisos por Sinaloa
*Los proyectos descabellados para Mazatlán
FRANCISCO CHIQUETE
La inseguridad es el problema de México. También la economía, por supuesto, pero el que ha disparado la tensión en el país es el de la inseguridad, más allá de la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa, cuya principal consecuencia, después de la incertidumbre sobre la vida o muerte de estos muchachos, es la exhibida que se ha dado el estado mexicano en todos sus órdenes de gobierno y en detrimento de la imagen de toda la clase política, incluyendo por supuesto a todos los partidos.
Ese es el punto máximo, el momento de la explosión, pero detrás de esto hay una larga cadena que no inició hace dos años, con el ascenso de Enrique Peña Nieto; que no nació siquiera con la guerra ciega lanzada por Felipe Calderón, ni con el descuido nacional de Vicente Fox. Se fue incubando desde los tiempos del PRI como partido único, con episodios como los de Miguel de la Madrid, cuya policía política –la Dirección Federal de Seguridad- se puso al servicio de los capos de los ochentas, como las policías municipales de Iguala y de Cocula lo han estado en años recientes.
Se remonta a los tiempos de José López Portillo, cuando los miembros de las policías federales venían a los estados a eliminar a los elementos incómodos que afectaban la buena marcha de los negocios negros apapachados por la oficialidad, como en el caso de Roberto Martínez Montenegro.
Se extiende a estos tiempos en que alguna de las corporaciones federales –la que sea- detiene a un estudiante como Sandino y al verse evidenciada, se saca de la manga un interrogatorio que nunca justificó como parte de un operativo o de una investigación, y que al final lo dejan ir porque na andaban tras de nada en particular, sino que simplemente andaban ejerciendo terrorismo oficial, como si los tiempos estuvieran para excesos de esa naturaleza.
Esa violencia se expresa también cuando la policía detiene, como el veinte de noviembre, a once jóvenes a los que responsabiliza de actos excesivos durante las manifestaciones de protesta por la desaparición de los 43 estudiantes. Su liberación incondicional indica en todo caso que no había responsabilidades y que la detención fue un desacierto que atiza más la hoguera. A menos que el gobierno ceda a las presiones políticas de grupos que buscan sacar raja del actual estado de cosas, y entonces se estará generando otra violencia igual de lamentable: la de la impunidad.
Los hechos de violencia van y vienen, escalan y descienden.
En Sinaloa hay quienes insisten en que se establezca una alerta de género para enfrentar los constantes asesinatos de mujeres, pero el gobierno del estado advierte que no resolvería nada y sí terminaría por dañar la imagen del estado.
Si una alerta de género no resuelve nada, tendría que desaparecer: es una mascarada y las muertes violentas de mujeres en todo el país necesitan de algo mucho más serio, concreto y competente. Son dos puntos de vistas sobre cuya validez debe dilucidar la sociedad. Pero encima viene una señora y nos tacha de tontos. Una activista de Guanajuato que viene a decirnos que en Sinaloa el gobierno oculta los asesinatos de mujeres. Hace dos semanas, la prensa hablaba de 79 casos; el Ismujer lo rebajaba a 77, y el procurador lo elevó a ochenta.
Por supuesto, en los distintos niveles de la sociedad también hay expresiones lamentables de violencia: desde los chamacos que siguen soñando con ser jefes de jefes y aceptan ingresar a los niveles más bajos de las organizaciones criminales, hasta las autoridades que promueven la presentación de grupos musicales que han ido fundamentales para el asentamiento de la narcocultura entre nuestros muchachos.
El día que se reunió aquí el Consejo Estatal de Seguridad Pública para analizar los operativos que deben aplicarse durante las fiestas decembrinas y que se dio las buenas noticias de que la criminalidad ha bajado sustancialmente, sobre todo la de alto impacto, ocurrieron dos hechos que por su limitada dimensión llamarían a risa, pero que son una muestra de lo terrible que ha sido la degeneración de algunos tramos de la convivencia social.
Por la mañana de ese día, un joven motociclista que conducía a exceso de velocidad sobre calles prácticamente destruidas, derrapó y se lesionó. Los testigos llamaron a los servicios de emergencia y el muchacho quedó tirado en el pavimento, a la espera de la ayuda. Antes que la ambulancia, llegaron tres jóvenes que ante el cuadro, aprovecharon la oportunidad y asaltaron al accidentado para irse sin mayores contratiempos.
Dos horas más tarde, el conductor de un camión de volteo promediaba una jornada que parecía afortunada: en el rol de trabajo le tocó ir al libramiento tres, donde los resultados son buenos. En uno de los altos se le encaramaron otros muchachos y lo asaltaron. Le quitaron, como corresponde, unos cuantos pesos que le debían servir para sus gastos menores, un celular de poca monta que no alcanza el rango de Smartphone y, asómbrese: el lonche que traía para la hora de la comida.
Cada uno de estos casos tiene la característica de haber sido impune y de estar condenado a repetirse, ya por incapacidad de las autoridades, ya por omisión y desinterés de ellas mismas, y por la falta de valores que se nos carga cada día más, como una pesada carga de la que no sabemos deshacernos.
OTRO PAQUETE LEGISLATIVO DE
COMPROMISOS POR SINALOA
La mesa de Compromisos por Sinaloa hará llegar al Congreso del Estado, mañana martes, una nueva tanda de propuestas para las reformas que se han estado negociando, especialmente en materia electoral, que como usted sabe, es la preocupación principal de los políticos y de los partidos, aunque la gente clame por seguridad o por empleo.
El compromiso básico es homologar las leyes electorales sinaloenses con las que se han aprobado y entraron en vigor en el ámbito federal. Tiene que hacerse a la de ya, porque de lo contrario nos convertiríamos en materia de controversia constitucional y los procesos electorales sinaloenses serían jurídicamente atacables.
Uno de los puntos fundamentales es la reducción del tiempo de residencia efectiva que se exige a los que no nacieron en Sinaloa, para que puedan aspirar a ser candidatos a gobernador, diputados locales o a presidentes municipales.
Actualmente se exigen diez años de residencia. La propuesta es que se reduzca a cinco años.
Podría decirse que la reforma llega tarde para evitar una irregularidad que actualmente se vive en el Congreso del Estado, pero aún si la reducción ya hubiese estado en vigor el año pasado, de todos modos Leobardo Alcántara no habría cumplido con la residencia mínima que le exigiría la ley. Alcántara tenía muy poco de haber sido enviado por la dirigencia nacional del PT como representante de esa franquicia, cuando se vino el proceso electoral. Leobardo, sabedor de cómo se hacen los amarres, consiguió una carta que lo avalaba y ahí está en su cutul, confirmado hasta por los tribunales electorales.
También se proponen reformas a la Ley de Juventud del Estado, con una actualización de los supuestos que hacen necesaria una legislación de esa especialidad. Se supone que todo va ya muy bien planchado.
LO QUE CADA QUIEN
GUSTE DISCURRIR
Antes los alcaldes estaban solos, sin quien los moderase. O no tanto, pues siempre estaba la autoridad del gobernador del estado (ekl que estuviese en turno) pero en términos generales, los munícipes podían hacer lo que se les ocurriese, siempre y cuando no fuera excesivamente escandaloso, y tuviesen dinero para echar a andar su proyecto.
José Ángel Pescador Osuna, hombre de luces y de leyes, decidió un día abrir proceso contra el regidor Alejandro Camacho Mendoza, quien fue su rival en las elecciones. Camacho había dicho que el Cabildo no era Honorable, como rezaba su denominación oficial, y Pescador consideró que la falta ameritaba demanda en busca de cárcel. Tuvo que venir el entonces gobernador, Francisco Labastida Ochoa, para que las cosas volviesen a la normalidad.
Ha habido a quien se le ocurre que hace falta para que Mazatlán se desarrolle adecuadamente, necesita que se construya un teleférico que vaya desde el Cerro del Vigía hasta el del Crestón, pasando por encima de la olla de aguas negras de la planta tratadora. Por fortuna el ocurrente se tuvo que ir temprano a su casa.
Ha habido quién vaya a Inglaterra o a España a invitar a los turistas europeos para que vengan a Mazatlán, sin que haya vuelos que les ayuden a llegar aquí, como no sea perdiendo 24 o 36 horas en transbordos de venida, y otros tantos en los de regreso.
En la primera mitad de los setentas el ayuntamiento, que había tenido un frenesí constructor con avenidas tan importantes como la Insurgentes, la Camarón-Sábalo y hasta la Sábalo-Cerritos, terminó con broche de oro iluminando las tres islas. Cientos de metros de cable submarino, lámparas de gran potencia e iluminación mercurial alumbraron cada noche los deshabitados peñascos de enfrente por uno o dos años, hasta que vino el Ciclón Olivia y arrasó con todo, incluyendo el cable, roto y disminuido por las fuertes corrientes.
Hoy son las palmeras del malecón. Son las únicas palmeras que en lugar de dar cocos dan focos, y focos de buena intensidad y doble posición, pues mientras unos alumbran hacia arriba, otros lo hacen hacia abajo. Total, ahora que lleguen las termoeléctricas de ciclo combinado gracias a la llegada del gas natural, la electricidad va a ser mucho más barata. ¿Y mientras?
¿Cuántos de estos proyectos conoce, recuerda el lector?