*El ceremonial de la evaluación posthuracán
*Ya hay nueve municipios en emergencia
*Empieza el censo para el sector educativo
FRANCISCO CHIQUETE
El sistema político mexicano está hecho de ceremoniales en los que la sociedad participa, aunque sea como espectadora.
Tras los graves acontecimientos del huracán Manuel, muchos sinaloenses empezaron a reclamar que el presidente Enrique Peña Nieto no tomara en cuenta a Sinaloa, y no porque se hubiese anunciado que aquí no habría apoyos del Fonden, sino porque el mandatario no había venido a ver a los damnificados, como sí lo estaba haciendo en el estado de Guerrero,
Tres días después Enrique Peña Nieto estuvo aquí, recorrió las zonas afectadas, recibió reclamos porque no acudió a la zona específica donde le exigía un manifestante, se comprometió a resolver los asuntos y se fue de regreso.
Para que viniese el gobernador Mario López Valdez debió hacer una solicitud formal y una labor de convencimiento personal, garantizándole al presidente que el recorrido valía la pena, que estaba justificado por la cuantía de los daños, que hasta ese momento no habían sido aquilatados en toda su dimensión, como se hizo evidente más adelante.
El fonden es un fondo institucional, que opera desde hace muchos años y tiene sus propias reglas de operación, que han sido ajustadas conforme pasa el tiempo y se modifican las relaciones entre las instancias de gobierno, el tipo de daños que afectan a la sociedad, y hasta la propia relación del gobierno con sus ciudadanos..
Por eso resulta curioso que a estas alturas se siga requiriendo se la presencia del mandatario nacional para poner en marcha una maquinaria que por su propia naturaleza ya debería caminar sola, prácticamente sin intervención de los habitantes de ese nuevo olimpo que es la burbuja gubernamental.
Dice el viejo dicho, que retrataba el estado de cosas de la colonia: “las cosas en palacio caminan despacio”. Por eso finalmente es necesario que el Presidente de la República esté en cada sitio donde se requiere echar a andar una maquinaria, aunque en teoría no sea cosa indispensable.
Pero ya vino el presidente y los rituales siguen. Ahora el que estuvo aquí fue el secretario de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez, quien debe tener un gran ojo clínico, como para sobrevolar el área afectada y conocer con precisión el monto y resumen de los dalños recibidos por el territorio sinaloense.
Ahora sí, pensamos los legos. La cosa está hecha: ya vino el presidente, ya vino este secretario como su representante, ya el asunto está resuelto. Pues no. Todo lo anterior fue mero ceremonial., Ahora viene la etapa en que los especialistas recorren palmo a palmo la zona afectada, verifican los daños, ven lo que realmente pasó, escudriñan las listas presentadas por el gobierno local, dialogan con los representantes de éste, llegan a acuerdos sobre los montos y las extensiones, o al revés, y luego informan a sus respectivos jefes mayores, para que ellos firmen las actas y los convenios que, entonces sí, van a abrir paso y conductos al dinero con que se habrá de paliar la situación de los afectados.
Gallo jugado, Martínez y Martínez traía ya su cartita a la mano. Hay siembras afectadas, dijo, pero afortunadamente todas estaban aseguradas, de modo que se podrá reclamar el pago y proceder de inmediato a la resiembra, y todo dentro de los tiempos óptimos para ello. Así. Lo que corresponde a su sector, quedó resuelto. Sí sólo fuera por eso, podría llegar y decirle al presidente que la misión está cumplida, aunque todavía queda la parte de la infraestructura, que debe ser resuelta con el trabajo de los especialistas de tierra.
Por ahí en lugar del secretario de Comunicaciones y Transportes nos llegó el director de Desarrollo Carretero, Oscar Callejo, a quien le tocó la tarea de cuantificar los daños y de comprometerse a resolverlos en esa materia. Ya ven ustedes, ahí el secretario ni falta que hizo, aunque seguramente cuando le pidan algún resumen de lo que hizo su dependencia tras los desastres naturales que afectaron al país, dirá con toda tranquilidad que supervisaron y evaluaron los daños, y participaron en su solución, con esa conjugación de primera persona del plural (“somos”) que les da tanta prestancia e involucramiento sin que necesariamente mientan.
Lo bueno de todo esto es que ha crecido el número de municipios que recibirán apoyo del Fonden. De cinco en que inicialmente se declaró la emergencia –Culiacán, Navolato, Angostura, Badiraguato y Rosario, ha crecido a nueve, con la inclusión de Mocorito y Sinaloa de Leyva, primero, y luego de Salvador Alvarado y Escuinapa.
Claro que todavía falta Mazatlán, donde Alejandro Higuera descubrió que a causa de Manuel está roto, despedazado, el sistema de drenaje de la ciudad, como está roto y despedazado el pavimento de todos los rumbos de la ciudad, de modo que sería necesario que el Fonden apoye con diecisiete milloncitos de pesos para sacar adelante la tarea de reparación de daños.
Dicen por cierto que Zenén Xochihua está viendo en Los Mochis si la brisa del amanecer le puede contar como lluvia, porque allá Manuel no arrojó ni una gota de agua, y él tendría muchas cuentas que sacar para buscar respaldos extraordinarios.
Y mientras en las zonas afectadas la gente todavía anda viendo cómo sacar el agua de las casas, en el ámbito político todos están observando a una víctima adicional. Se trata de Jesús Valdez, el diputado federal que se anda ahogando en la tormenta que él mismo propició con su desmedido afán de lucimiento.
Como ya ha sido comentado, Valdez instaló en diversos puntos de Culiacán enormes pancartas en las que se leía JESÚS VALDEZ con enormes caracteres, prácticamente de punta a punta de la lona, y abajo, con letras pequeñas, “centro de acopio”. Dicen además que cuando iba a entregar una despensa, llevaba cinco o seis productos y diez o doce ayudantes, de los cuales al menos la tercera parte eran fotógrafos habilitados que se peleaban por arrancar sonrisas a los rostros de la gente agobiada con su pena, pero que debía mostrar felicidad porque ya había sido rescatada nada más y nada menos que por JESÚS VALDEZ, quien muy probablemente crea que ese camino lo llevará a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI ahora que le den carta abierta a Jesús Enrique Hernández Chávez para que vaya a asegurarse la coordinación de los diputados locales tricolores, a pesar de que ya le había jurado fidelidad en esa búsqueda al coordinador de su bancada en la Cámara de Diputados, Heriberto Galindo Quiñones.
Claro que un juramento de ese tipo no es de cumplimiento indispensable. Ya el año pasado había llegado a un acuerdo con Sergio Torres para dejarle a éste el pasó por la candidatura a la Presidencia Municipal de Culiacán, y en el último momento se andaba rajando, lo que le llevó a pedir licencia y por tanto a sembrar dudas en un proceso que se suponía ya estaba definido. Así las cosas, ya Heriberto Galindo puede saber a qué le tira con su colaborador,.
AHÍ VIENE EL CENSO
La Secretaría de Educación Pública y Cultura anunció que el Inegi está por iniciar en Sinaloa el censo de maestros y escuelas ´púbicas y privadas. Este censo en condición básica para que el gobierno pueda aplicar las determinaciones de la reforma educativa. Claro que le doraron la píldora incluyendo a las escuelas privadas, que en realidad no tienen aquí ninguna flauta qué tocar, pero que dan el toque de una evaluación de los espacios y recursos de que se dispone para el sector.
En realidad se trata de saber cuántos maestros hay, en dónde están ubicados cuáles son sus asignaciones originales y cuál es su situación real dentro de las instituciones educativas. Esto porque durante muchos años fue el sindicato –el SNTE- el que decidió quién hacía qué y dónde lo hacía, y también quién no hacía nada y de todos modos ganaba todo.
Los profes estaban tan seguros de su situación, que ni siquiera firmaban el libro de asistencia que en alguna oportunidad quiso poner en operaciones el gobierno sinaloense, hace varios años. El gobierno no podía, como no puede todavía ahora, meterse con la nómina, porque quienes no trabajaban o lo hacían en áreas diferentes a las suyas, estaban así porque el sindicato lo había decidido,. Y ni quién le alegara nada.
Ojalá que alguien le haga llegar al secretario Francisco Cuauhtémoc Frías Castro la noticia de que una de sus escuelas, la Amado Nervo de Mazatlán, tiene cortado el servicio de energía eléctrica porque alguien en la Sepyc dedicó que ahí no se pagara ese recibo, y le echó la culpa al secretario de que los padres de familia deban hacerse cargo del pago de agua y electricidad. Y luego dicen que el estado no abandona su compromiso con la educación,