EN LA GRILLA

0
39
CARLOS FELTON

*Anunciarán arreglos en el sector agrícola

*Una fuga que no ocurrió, pero acalambró

*Los grandes dicen no a la cesión del cobro

 

FRANCISCO CHIQUETE

 

El gobierno federal llegó hasta donde se había propuesto en el caso de los agricultores sinaloenses. Por lo pronto cedió cien pesos respecto de su oferta inicial para los maiceros, además de la vaga promesa de ver cómo se consiguen 350 más. Y en el caso de los firjoleros la cosa es dramática, pues no hubo nada concreto.

Los dirigentes agrícolas que acudieron ayer a la Sagarpa, en la ciudad de México, van a cantar maravillas durante los próximos días, pero la realidad es que se trata de un acuerdo que solamente concretó lo que ya se había perfilado.

El viernes en Rosario, el gobernador había adelantado el encuentro en Sagarpa, y comentó que la posición del gobierno era de tres mil cuatrocientos pesos por tonelada, mientras los productores buscaban tres mil ochocientos cincuenta. La diferencia, dijo el gobernador, no es tan grande y como quiera se puede llegar a un acuerdo.

Al final podría ser el gobierno del estado el que termine con el paquete de esa diferencia, porque la posición de Sagarpa parece estar determinada por la Secretaría de Hacienda, que se rehusa a soltar dinero cada vez más enfáticamente, convertido prácticamente en el usurero del pueblo al que no le importa lo que le esté pasando a su “clientela”.

Habrá que esperar todavía a la definición de esa última ayuda, que en el nombre lleva la fama. No es posible que año tras año se tenga que estar negociando sobre las rodillas algo que se ha convertido en un problema consuetudinario. SI en vez de “ayudas” de último momento se establecieron políticas de compensación que previeran cada una de las variables del mercado, no sería necesario siquiera que los productores presionaran, que las autoridades locales se dedicaran a hacer gestiones interminables, ni que las federales tengan que andar viendo a qué programa le hacen un recorte para sacar adelante las llamadas ayudas.

Por el contrario, las cosas parecen estar diseñadas para castigar a quienes se empeñan en cumplir con el compromiso de producir, sobre todo producir alimentos.

En este proceso emprendido desde hace varios lustros para desmontar los mecanismos de apoyo social a los campesinos, el gobierno federal en sus diferentes etapas está empeñado en no retroceder. Por eso se deshizo de las bodegas de acopio y acabó con la figura de Conasupo, sustituyéndolo con la red de acopiadores que ahora no sólo acapara los beneficios de la comercialización, sino que también se financia con los apoyos y estímulos que corresponden a los productores; obtiene los financiamientos oficiales que antes eran para el productor; y según la conciencia, si la hay, llega a quedarse con aquellos apoyos y estímulos, y a veces hasta con las cosechas.

Un experto del campo sinaloense nos ilustra de la siguiente manera: estamos dependiendo en todo de los Estados Unidos, ahora hasta para fijar los precios a través de la bolsa de granos de Chicago, una bolsa con la que no tenemos ninguna relación, porque nuestro maíz, que es el activo principal, tiene sus propias lógicas de comercialización doméstica, sin competir con el maíz amarillo que ellos manejan. En esa tendencia, les hemos copiado todo lo que manda el mercado, pero no la estructura completa. Allá, narra, hay proyectos sociales muy bien establecidos, hay cooperativas que están perfectamente organizados, que hacen compras conjuntas, que están bien respaldados, de tal modo, que las grandes empresas van y les llevan los productos, trátese de fungicidas, de abonos, de cualquier otro insumo, y no sólo consiguen buenos precios, sino también garantías de efectividad, y finalmente un buen canal de comercialización.

Aquí en cambio las cosas quedan a la ley del más fuerte.

Nomás para darnos una idea: el asunto de los productores de frijol, que es verdaderamente dramático, con productores que fueron empujados a llevar sus cosechas a coyotes que no les pagaron y que recibieron los incentivos en nombre de sus clientes, sin entregárselos por supuesto y también sin pagarles el grano.

Para ellos la conclusión fue un compromiso para agilizar la entrega de los apoyos y exigirle a los acopiadores la liquidación total al productor.

Los famosos apoyos, por supuesto, van a través de los acopiadores, pero además si van a exigir a éstos que hagan la liquidación total del producto, ¿por qué no se lo exigieron antes? ¿no era urgente que les pagaran como ellos demandaban?

Pero en fin, hoy a las once, el secretario en el estado, el delegado y los dirigentes de los productores van a esclarecerlo todo. Al menos eso se proponen.

SI NO OCURRE, DE TODOS

MODOS CAUSA CALAMBRES

Como si faltaran motivos de preocupación en el estado, durante todo el día corrió ayer la versión de que el suegro del Chapo Guzmán, Inés Coronel Barreras, había escapado del penal de Aguaruto, donde ayer en efecto, hubo una evasión de reos. Tres de ellos tomaron las de Villadiego y se olvidaron de las sentencias o procesos que los tenían tras las rejas.

La fuga se centró en la supuesta salida de Coronel Barreras, padre de la pareja sentimental de Guzmán, Emma Coronel Auispuro, quien acompañaba al famoso narcotraficante la mañana en que fue detenido. Con ellos estaban sus dos pequeñas hijas, situación que determinó seguramente, que Guzmán no opusiera resistencia, sobre todo, que no utilizara armas de fuego.

Todavía por la noche, la supuesta fuga era noticia comentada por todo mundo. Sin embargo, por la noche se hizo la precisión de que Coronel no estaba entre los fugados. La aclaración fue hecha nada menos que por la Secretaría de Gobernación, única autoridad que tocó el tema, con todo y la identificación de los tres que sí se fugaron.

En el nerviosismo de las versiones y las aclaraciones, se llegó a asegurar que Coronel no estaba en el penal de Culiacán, sino en el de Hermosillo, pues su detención ocurrió en el estado de Sonora. La realidad es que tras una estancia en El Cefereso de Hermosillo, este hombre fue trasladado a un penal de alta seguridad en Tamaulipas (¡nada menos!) y finalmente fue trasladado de ahí a Culiacán. Al final no e supo, como dicen los merolicos de feria “¿dónde quedó la bolita?”. Se supo sólo que no se había ido.

LOS MUNICIPIOS GRANDES

DICEN QUE MEJOR NO

El alcalde Carlos Felton González dice que no a la cesión del cobro del impuesto predial al gobierno del estado. En realidad comentó que habría que analizar detenidamente el asunto, pero que probablemente no le convenga a municipios como Mazatlán, que tiene un buen nivel de recuperación de la cartera.

Felton no es el único con esa opinión: entre cortesías, mimos y carantoñas, sus colegas de Ahome, Arturo Duarte, y de Culiacán, Sergio Torres, han dicho que no, intentando no verse bruscos, para que no parezca que despreciaron la oportunidad que les ofrecen el gobierno federal y el del estado, con esta propuesta.

Hasta el momento los municipios pequeños y uno que otro mediano han dicho que sí. Ellos no tienen mucha capacidad de recaudación, ya sea porque la gente no tiene cultura de pago, ya ea porque los grandes fincatenientes de esos lugares son muy influyentes y poderosos, de modo que mejor ni buscarle en derredor suyo. Escuinapa, Sinaloa de Leyva y Guasave.

El Kory Leyson, en efecto, fue el primero en decir que sí, aunque no naya hecho cálculos sobe lo conveniente o inconveniente de la medida. Dijo que sí por lealtad al gobernador Mario López Valdez, porque no iba a ser él, el Kory, quien le rechazara una propuesta. Sin embargo, todo apunta a que no podrá conseguir su cometido, pues la decisión a final de cuentas la tienen que tomar los regidores, y como es además una votación que requiere mayoría calificada, debe contar necesariamente con al menos uno o dos de los votos opositores, y ya los del PRI y los del PAS se pronunciaron absolutamente en contra, como lo están en Mazatlán prácticamente todos los del bloque opositor y varios de la bancada panista y de la coalición en general. Por cierto que tampoco entre PAN y PRD es popular la medida.

Al final los resultados serán mixtos, lo que significa una mala cuenta qué rendir a la Secretaría de Hacienda.