EN LA GRILLA

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*El viaje de Enrique Peña Nieto a Sinaloa

*Nuevas cifras de la tragedia sinaloense

*El Chenel y Gloria Himelda ante el presidente

FRANCISCO CHIQUETE

El presidente Enrique Peña Nietro vino a Sinaloa y cumplió con el ritual de recorrer algunas de las zonas afectadas, verificó la situación de Sinaloa junto con dos elementos claves de su gabinete: el secretario de la Defensa Nacional y el secretario de Gobernación, que le acompañaban, lo mismo que el director de Conagua y el director de Protección Civil.

Estando tan generalizada la situación de las inundaciones y demás daños generados por el clima en varios estados del país, no se podía esperar que el presidente hiciese un anuncio espectacular, Con todo lo que nos duelan nuestros paisanos y nuestras comunidades, debemos reconocer que hay sitios donde las condiciones son todavía más apremiantes, aunque sólo fuera por el número de afectados, aunque por allá hay poblaciones enteras que desaparecieron y a las que no sólo no es posible regresar, sino que además no quedó nadie que regresara.

De todos modos es muy positivo que las máximas autoridades del país se den cuenta de que por acá no hay un día de campo, precisamente, sino un estado golpeado severamente y necesitado del auxilio inmediato de todas las estructuras oficiales.

Por fortuna la sociedad ha respondido y se ha organizado incluso a mejor ritmo que el que han marcado las autoridades. Antes que algunas de ellas alcanzaran a reaccionar, la Universidad Autónoma de Sinaloa ya había asignado y organizado albergues que han sido modelo de operación, y que por fortuna han sido respaldados por la solidaridad de la sociedad. Pasó también con la Universidad de Occidente, donde luego se replicó esa acción, con la ventaja de que las universidades cuentan con mucha credibilidad y ascendencia entre la población.

No de balde el propio presidente Peña Nieto hizo un reconocimiento al rector Juan Eulogio Guerra Liera por esta acción universitaria. El presidente visitó el albergue de la UAS en Navolato, y supo ahí que funcionaba otro en el corazón de la zona afectada de Culiacán, además de los que están en otros municipios golpeados también por inundaciones.

Al final los compromisos son muy claros: 19 millones de pesos para la atención inmediata de necesidades, como albergues y movilizaciones en el espacio de un mes: acelerar los trámites para que aterricen los recursos del Fonden y programar para el presupuesto del año próximo, todo aquello que deba hacerse de fondo para enfrentar la catástrofe y en lo posible, evitar que se repita.

Revelador fue el comentario de que los doce mil millones de pesos con que fispone el Fondo Nacional de Desastres no va a alanzar para atender y resolver los problemas que actualmente se viven, tras lluvias que no tienen precedente en las últimas cuatro décadas.

Aunque se enojan muchos paisanos, el presidente venía de revisar la situación en Acapulco y ahbía realizado también un recorrido por Veracruz y Tamaulipas, donde las cosas también están muy difíciles. Aquí platicó con afectados, recibió reclamos y agradecimientos, pero sobre todo peticiones de apoyo de parte de gente que no tiene nada, como no sea la esperanza o la expectativa de que le echen la mano con recursos del gobierno, porque los propios, si alguna vez hubo, eran tan escuálidos que desaparecieron por completo bajo las aguas de esta monstruosa inundación.

LO CONSIGUIÓ

La visita del presidente era un reto para el gobernador Mario López Valdez. En un escenario tan dramático, con inundaciones y damnificados por todos los rumbos, modificar la agenda presidencial es una verdadera hazaña, sobre todo cuando la apariencia nos condena a enfrentar un problema de grandes dimensiones con la gracia de hacer aparecer que no pasó gran cosa.

Frente a las fallas terribles del estado de Guerrero y las tragedias incesantes de Oaxaca, ochenta muertos y cuarenta mil turistas varados para incrementar las preocupaciones y las ocupaciones de la normalización, Tres muertos en Sinaloa y un estado que siguió trabajando sin grandes escándalos, sin detener sus aeropuertos y sus puertos sino lo indispensable en los momentos de la emergencia, desde el centro del país aparece como un lugar en que no pasó gran cosa y bien haría en seguir así, no estorbando.

Por eso el gobernador tuvo que convencerlo de que valía la pena abrir un espacio y venir a atender lo que estaba y está pasando aquí. Y vino y se dio cuenta de que efectivamente valía la pena el viaje, que en un momento dado hasta lo llevó a plantear su compromiso de apoyar a poner a Sinaloa de pie.

Si la tragedia fue el jueves y el presidente vino el domingo, realmente no fue mucho lo que hubo que esperar, sobre todo en las condiciones ya descritas. Lo que sí es que en la prisa por empezar a dar resultados, se anunciaron estadística que que se quedaron cortas. Mil doscientos millones había calculado el equipo del mandatario, pero debajo de las aguas hab{ia otros problemas no detectados que, ahora se sabe, cuestan en conjunto dos mil doscientos setenta y seis millones, con los que se atendería a la infraestructura pública que atiende a ciento setenta y cinco mil personas que son afectadas, incluídas treinta y ocho mll familias que no pueden regresar a sus casas porque siguen inundadas y tienen daños severos.

ALCALDES DISÍMBOLOS

Dos alcaldes de las zonas afectadas tuvieron ayer un papel disímbolo después de la visita del presidente.

Gloria Himelda Félix Niebla, alcaldesa de Mocorito, se atravesó al paso del mandatario sin cita, sin aviso, in conocimiento del anillo de seguridad, y le soltó su angustia porque el municipio que representa no está incluido en la declaratoria de emergencia y por tanto no puede aspirar a recursos para la reconstrucción, a pesar de que fue por ahí, por Mocorito, que entró el huracán.

Como un logro de esos no es para dejarlo pasar inadvertido, Gloria Himelda subió inmediatamente su experiencia al Facebook, aunque en tercera persona: “En una hazaña que solo el amor por su pueblo lo hace posible, la alcaldesa se “brincó” el cordón de seguridad implementado por el estado mayor presidencial para hablar con el presidente Peña. Ya frente a la máxima autoridad en el país, la presidenta municipal le tomó de la mano y le externó :”señor Presidente, necesito que me ayude, no es posible que Mocorito siendo el Municipio que recibió el Huracán, donde hay miles de personas incomunicadas, caminos y puentes destrozados estemos fuera del FONDEN” luego de una explicación verbal sobre los daños recibidos en el municipio el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a resolver el caso de Mocorito “ lo voy hacer, de lo contrario David López no me va dejar en paz” sonrió el presidente”.

Esa es la narración. Por cierto nuevamente David López es  puesto por el presidente como un elemento importante de su gobierno para la interlocución con Sinaloa. El vocero presidencial es por cierto originario de Mocorito, y Peña Nieto tiene presente el dato,.

El caso contrario fue el del siempre controversial José Manuel Valenzuela “El Chenel”, quien había presumido ante los suyos y los ajenos que abordaría al presidente para plantearle la necesidad de que le otorguen apoyos extraordinarios.

Al final tuvo que reconocer que no pudo hablar con él “pero lo saludé”, dijo tratando de justificarse. Ese era el momento para una chenelada, cuando a sus representados los agobia la tragedia.

En cambio cuando se trataba nomás de quedar bien, El Chenel bien que se abrió paso entre olos asistenres a la reunión de la Conago, en el Centro de Convenciones de Mazatlán, burló a los elementos del Estado Mayor Presidencial, sacó de su lugar a todos los que habían agarrado sitio de primera fila para ver si saludaban al presidente y gritó hasta llamar su atención, sólo para decirle “Señor presidente, El Chenel está con su reforma, lo apoyamos en todo”. Dicho a tono de grito, Peña Nieto lo escuchó y se lo agradeció con un gesto. Entonces sí, Valenzuela se fue muy orondo, sintiendo que partía plaza en la México en una corrida de aniversario.

En cambio a una señora de su municipio que le clamaba por ayuda, no sólo la dejó sin respuesta, sino que se hizo el gracioso y le advirtió que “eso no es nada, ái les viene otro chorro de agua”.

Como para reelegirlo de vuelta ¿no?