EN LA GRILLA

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PRESIDENTE PEÑA EN MAZATLÁN

*Calentura que generó EPN incendió Los Pinos
*Los que hablaron y hasta los que se defendieron
*Hoy se define la viabilidad del puerto mazatleco

FRANCISCO CHIQUETE

El miércoles, el presidente Enrique Peña Nieto vino a Sinaloa a calentar el ambiente político. Ya es proverbialmente conocida su advertencia de que muchos políticos sinaloenses se inquietan cada vez que viene a Sinaloa David López, su coordinador de comunicación social, y participa en un presídium, situación que no es muy común en otras partes.
Como se sabe casi hasta el hartazgo, Peña Nieto aseveró que nadie tiene porqué inquietarse, toda vez que David está en lo suyo, en la comunicación social, ayudando al Presidente de la República, lo que sonaba a eliminación y así habría quedado, si el propio Peña Nieto no hubiese cerrado esa parte de su intervención con un “pero nunca mates esperanza alguna, queridísimo gobernador”.
Esta combinación de expresiones ha generado una verdadera calentura por todo Sinaloa. Los senadores dijeron que respetaban, pero que se mantenían en lo suyo. La más abierta fue Diva Hadamira Gastélum Bajo, quien al estilo del veterano entrenador futbolístico Bora Milutinovic, declaró de antemano su respeto al presidente (“io respeto, io respeto, decía el estratega ante de soltar mandarriazos contra sus críticos). Diva, que respeta con respeto al respetable Presidente, dejó sin embargo todas sus expresiones de respetabilidad para insistir en que ella mantiene incólumes sus aspiraciones por la gubernatura y que trae el motor bien anillado para hacer la carrera correspondiente.
Quizá Diva no sepa mucho de motores, pero hay que aclararle que si el suyo fue anillado es porque ya necesitaba una reparación a fondo, pues andaba muy cerca de la desbielada. Usualmente, cuando el trabajo se hizo bien, la máquina queda con la fuerza suficiente, pero siempre bajo el cuidado de no forzarla demasiado.
Heriberto Galindo Quiñones ha sido el que ha comentado el asunto con mayor liberalidad. Primero festejó como triunfo propio que el presidente hubiese hecho esas referencias a David López Gutiérrez, insistiendo en que él y el coordinador de comunicación social, amigos desde hace siglos, hacen el uno-dos en la lucha por la gubernatura, y en un momento dado alcanzó a extender la fórmula a un uno-dos-tres que incorpora al senador Aarón Irízar.
Todavía ayer, Galindo Quiñones encabezó una reunión mañanera en un hotel de Los Mochis, con actores políticos de aquellos rumbos, abordando por supuesto la advertencia presidencial sobre la inquietud de los políticos sinaloenses, lo que significó en realidad la intervención, a quien iba dirigido el tema, cuáles serán las consecuencias y si hay cambio de reglas en el proceso todavía lejano de selección de candidato a la gubernatura sinaloense. Galindo por cierto es el único que se ha animado a hacer una mención directa del fondo del asunto: “si es David López, yo estaré encantado de la vida”, dijo ahí mismo, en Los Mochis.
Aarón Irízar en cambio se ocupó de si mismo. Si los priístas sinaloenses consideran que soy competitivo, pasaré lista en la sucesión, dijo, para luego comprometerse a sumarse, si la decisión es a favor de algún otro militante, o alguna otra militante.
El asunto no dejó fuera al gobernador Mario López Valdez, por supuesto. El mandatario empezó con una actitud institucional, rechazando cualquier posibilidad de comentar el tema, para no enturbiar la situación, pero acabó por ceder a la insistencia de los medios locales y foráneos, indicando en primera instancia que como dijo el presidente, él no estaba para matar esperanzas de nadie, sino por el contrario, mantenía su disposición para abrir la puerta a cualquiera que aspire, en recuerdo de su propio caso hace cuatro años, cuando quiso participar en el proceso interno del PRI y le cerraron la puerta, de acuerdo con su propia expresión.
Lo más fuerte que dijo, recogido en una columna nacional, es que de acuerdo con las expresiones del presidente David López Gutiérrez no está eliminado, sino por el contrario, más vivo que nunca.
UNA CONSECUENCIA
A LARGA DISTANCIA
El discurso presidencial puso las cosas muy calientes. Calientes en la política local; caliente en las relaciones entre los grupos priístas; caliente en las aspiraciones de los que se sienten con posibilidades reales de alcanzar la candidatura, y también de los que simplemente tienen ganas aunque no haya muchas condiciones objetivas para que sus sueños cristalicen. Aunque hubo algunas expresiones, los partidos rivales al PRI simplemente han sido espectadores. Su condición pública en la entidad es tan mínima, que no han tenido fuerza ni siquiera para enarbolar el discurso tradicional que condena la participación de los funcionarios de alto nivel en los procesos internos del PRI.

Pero si usted cree que el tema impactó en Sinaloa, sépase que algunos comunicadores nacionales con acceso a los primeros círculos se empezaron a movilizar para desmenuzar lo dicho por el presidente Peña Nieto en Mazatlán, aquello que el presidente municipal de Culiacán, Sergio Torres, calificó campechanamente como “una charra del presidente”.
Todo eso sin embargo, es meramente político. En realidad el elemento más contundente de esta calentura, de este sobrecalentamiento del ambiente, se produjo nada menos que en las oficinas administrativas de la residencia oficial de Los Pinos, donde un cortocircuito provocó un conato de incendio ¿sabe dónde? En las oficinas de Comunicación Social, según dijo uno de los primeros despachos de prensa que dio cuenta del hecho.
LOS MEJORES INDICIOS
SOBRE OBRAS EN SINALOA
El presidente Enrique Peña Nieto presenta hoy en la ciudad de México su plan sexenal sobre infraestructura. Lo que ahí sea mencionado tendrá posibilidades reales de concretarse. Lo que no, únicamente podría aparecer después como programas emergente, y ese renglón no suele atender proyectos de gran envergadura.
Ya en su visita reciente, Peña Nieto hizo un esbozo importante de lo que tiene considerado para Sinaloa: la Presa Santa María, la elevación de bordos del canal Humaya y las carreteras que conectan a Sinaloa con Chihuahua, especialmente la Badiraguato-Parral.
Falta ver sin embargo qué pasa con la infraestructura productiva. Es muy posible que hoy aparezcan los dos gasoductos que están en proceso para nuestra entidad, y que van a Topolobampo y a Mazatlán. Esas son obras que ya están licitadas y en parte hasta en ejecución, de modo que aun siendo interesante que aparezcan, no son motivo de preocupación.

Pero hay un tema que sí lo es: la modernización del puerto de Mazatlán.
Hasta el momento sólo se ha dispuesto de una partida extraordinaria, por trescientos millones de pesos para profundizar el calado en el canal de navegación, y con tan mala suerte, que por la naturaleza de los trabajos, en el ejercicio fiscal de 2013 no se alcanzó a ejercer completo ese recurso y ya no supimos si el complemento continuó al cambio de año.
Lo más que se ha conseguido como compromiso de la federación para sacar adelante el ambicioso proyecto de construir un nuevo puerto en el canal de navegación mazatleco, es la expresión, casi vaga, del secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, de que se debe buscar a inversionistas privados que se interesen por el puerto de Mazatlán.
Seguramente el gobernador Mario López Valdez estará atento para ver si escucha ese proyecto en la lista de intereses estratégicos del gobierno de la República. No es él solo quien lo ha promovido: los gobernadores de los ocho estados del Corredor Económico del Norte –Sinaloa, Durango, Chihuahua, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, y ahora Nayarit- han insistido mucho en que sin un puerto capaz de competir a nivel mundial, no habrá posibilidades de desarrollo sostenido ni aprovechamiento cabal de la ruta que se abre con la autopista Mazatlán-Durango.
Si hoy no vemos ahí el proyecto, tendremos que seguir esperando. Es probable que sigan apareciendo algunas partidas aisladas, que contemos con el favor de algún funcionario o del propio presidente, pero si no estamos incluidos en el Plan Nacional de Infraestructura, quedaremos pendientes hasta las próximas pizcas.