*Malova regresa hoy brevemente al Congreso Sinaloense
*La reforma del estado, compromiso para este nuevo periodo
*Desbarataron la estructura del campo; hay consecuencias
FRANCISCO CHIQUETE
Sin mucho embrollo, con todo el protocolo del mundo, el gobernador Mario López Valdez regresa hoy al Congreso del Estado. En el periodo ordinario de sesiones no estuvo presente a pesar de que era invitado, pero el ritual indica que los legisladores deben hacer una visita de cortesía al ejecutivo para darle a conocer el inicio de actividades de la legislatura.
Normalmente esto no tendría por qué ser noticia pero desde que Vicente Fox Quezada fue regresado del Palacio Legislativo Federal, en ocasión de su sexto informe de gobierno, los ejecutivos estatales tampoco son recibidos en esa, que era la fecha estelar del encuentro entre los dos poderes, aunque por supuesto, siempre era el ejecutivo el que salía con orejas y rabos.
En esta legislatura ha habido algunos intentos de volver a los tiempos del informe leído por el gobernador, pero no han alcanzado a generar eco. La promotora fue la perredista Imelda Castro Castro, cuyo partido fue el promotor a nivel nacional de la proscripción del presidente.
Sin embargo, durante la legislatura actual la relación y el trato han sido muy buenos, a pesar de que el PRI tiene mayoría absoluta y se supone que es oposición al gobierno (al menos por el hecho de que López Valdez ganó la gubernatura con otras siglas partidistas). Tampoco ha pesado la actitud de ruptura que en su momento tuvo la dirigencia estatal del PAN, con momentáneo aval nacional, ni la dubitativa actitud del PRD, que deshojaba una margarita para saber si debía romper o no con López Valdez.
Todo eso quedó atrás. Las relaciones son magníficas, tanto, que hay un acuerdo pluripartidista para impulsar una reforma de estado que se constituya en la gran herencia del régimen actual, en sociedad con los ocho partidos que tienen registro en nuestra entidad.
Tomados todos del brazo recorrieron los tres foros regionales en que se consultó a la ciudadanía sobre las características que debiera tener la reforma emprendida y que ahora se encuentra “en greña”, con las propuestas de los partidos y de los ciudadanos a la espera de negociaciones serias, formales, que efectivamente aprovechen lo que es positivo, que incluyan lo que es complementario y desechen lo que es paja, en función de los verdaderos intereses del estado, y no de los grupos de poder que cada instancia constituye.
Seguramente es eso lo que anima al gobernador en esta visita la Congreso: ir a darle un impulso a los diputados para que empiecen a trabajar en serio en este asunto de las reformas, para que éstas vayan más allá de la simple homologación de nuestras leyes con las que ahora están en vigor en la federación.
Ya se vivió por cierto el amargo trago de quedar a la vista del país como uno de los tres estados que no homologó a tiempo la reforma educativa. El asunto se resolvió en los tres días siguientes, con un periodo extraordinario, pero como dicen en el barrio, la quemada ya no te la quitas. Aunque en el Congreso ha habido discreción en el asunto, hay voces que sostienen que el retraso se debió a un mal texto de la iniciativa enviada originalmente en los tiempos oportunos, pero ineficaces.
Es de preverse que los diputados coordinadores de cada fracción vayan a referirse al tema, y que se vayan a comprometer públicamente a cumplir con la palabra previamente empeñada. Lo mismo el PRI mayoritario que el PAN reducido, el PAS emergente o el PRD sobreviviente. Quién sabe si los solitarios del PT y del Movimiento Ciudadano, que por no alcanzar la calidad de fracción, no fueron pelados en la convocatoria.
QUE LA BOLA
SIGA RODANDO
Más allá de las lamentables coyunturas climatológicas, el campo sinaloense enfrenta una severa crisis que nadie ha querido ver de fondo y que simplemente se quiere resolver con mejoralitos, con apoyos jaloneados, regateados y en muchas ocasiones hasta desviados, que en el mejor de los casos sólo posponen el estallido por un ratito más.
Ya no son sólo las heladas que en dos de los pasados tres años dañaron extensos campos de cultivos; no son las sequías que se hicieron presentes recurrentemente, ni las inundaciones que con dos huracanes en un mismo año le pegaron al estado más eficiente en la producción agrícola. Ahora es un problema en que se combinan los precios con las instancias que controlan verdaderamente la vida del productor.
No se trata sólo de las autoridades, que suponiendo que superaban sus propias expectativas, se dedicaron a planear los cultivos con tan mal tino, que mandaron a la gente a sembrar lo que esta vez no tuvo gran valor comercial.
Es algo más allá de esto: es el criterio con que se viene manejando al campo mexicano y a la economía nacional en general. El criterio salinista, de Ernesto Zedillo, de Vicente Fox y de Felipe Calderón, que pensaron y ejecutaron bako la premisa de que “sale más barato importar que seguirles subsidiando a los productores nacionales”.
Bajo esa idea, desmantelaron toda la estructura social y gubernamental del campo. Cerraron Conasupo y redujeron hasta niveles de caricatura las vías e infraestructura de comercialización de la producción nacional.
En contrapartida fortalecieron a los hoy llamados acopiadores, los coyotes de todo el tiempo, a quienes hasta encargaron el reparto de los apoyos que sobrevivieron institucionalmente, o que se les conseguía arrancar a los gobiernos en coyunturas extremadamente difíciles. Tiene mucha razón la diputada Silvia Myriam Chávez al declarar huérfanos a los bodegueros –los coyotes- por haber apresurado a los productores para que fuesen a cobrar su garbanzo a nueve pesos, ante la supuesta amenaza de que el precio bajaría aún más cuando la realidad es que iba en ascenso.
Y lo más grave es que todavía el dinero les entrega a ellos, los coyotes, los apoyos adicionales “para que lo hagan llegar a los productores”. En el colmo del ensoberbecimiento, un acopiador apodado El Gachupín, que opera en Guasave, se permitió rechazar las llamadas del gobernador, quien buscaba mediar para alcanzar una solución. Es más: ni la amenaza de que lo mandaría buscar con el diplomático Jesús Antonio Aguilar Íñiguez sirvió para cambiar la actitud.
Esa es la clase de estructura que han generado los sucesivos gobiernos federales, con el apoyo del ausentismo de los gobiernos estatales. ¿Dónde está el activista social Juan Nicasio Guerra Ochoa, fustigador de los inverecundos en aquellos tiempos en que la lucha del campesino era objeto de encendidos discursos? Hoy no aparece por ninguna parte. Hoy no hay ni discursos ni declaraciones, mucho menos acciones concretas. Cuando mucho, avala hechos como ese pago de garbanzo a nueve pesos kilo en vísperas de su ascenso a once, con el legalismo de que “si el productor ya firmó, legalmente ya no podemos hacer nada, aunque moralmente sea condenable”.
Uno se pregunta si así hubiese reaccionado Juan Nicasio Guerra si otro fuese el secretario de Agricultura y Pesca, cuando él era de izquierda.
DOLOROSO ADIÓS
La vida nos va llevando por caminos contrastantes de alegrías y de dolor. Una de las grandes alegrías personales que he vivido, es mi incorporación a la familia Hernández Cota, a la que pertenece mi esposa y donde me encontré con un cálido conglomerado humano conducido sabiamente por doña Rafaela Cota Cebreros y don Carlos Hernández Zamora.
Por más de treinta y tres años, al lado de Ofelia su hija, de nuestros hijos después, y siempre con sus demás herederos –Bernardo, Carlos, Yolanda, Rafael, Jaime y Omar Alí y sus descendencias-, aprendí a querer a esta señora generosa, voluntariosa y desprendida que siempre tuvo para quien lo necesitó, una palabra de aliento, un apoyo material a pesar de sus propias limitaciones económicas, y un gran cariño que repartió por igual entre sus vástagos y los nietos y bisnietos que la fueron rodeando, así como entre sus hermanos de diversas partes del país, sus hijos políticos y sus múltiples amistades y familiares.
Ayer se nos fue. Se llevó en el alma la nostalgia por el Soquititán que desapareció bajo una presa, el amor por el Mazatlán que la abrigó desde su casi adolescencia, ya en compañía de su esposo por más de sesenta años; su pertenencia agregada al DF, donde está una parte de sus hermanos y primas; a Monterrey, donde está otra pléyade de hermanas, amén de los que andan desparramados por Baja California y Sonora. Nos deja con un dolor indescriptible que algún día amainará y nos permitirá recordar con gusto las grandes vivencias que nos permitió compartir con ella.