“El Meón” o “El Mocho”, Sin Resentimientos por la Vida

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*Por “pendejo perdí mis pies”

*Sin reproches a la familia

 

Luis Eduardo Guzmán Ángulo, “El Meón” o “El Mocho”, a sus 53 años es un indigente, vive de la limosna. No le preocupa decir que es drogadicto y que, pese a todo, no está resentido de la vida porque así ha vivido de una manera fuerte entre el robo, los pleitos callejeros y la droga. Su hogar, la calle y quizás muera en ella.

“Estoy así por mis errores; familiares como si no los tuviera pues nunca me ayudaron. No les puedo reprochar nada porque fui un desmadre. Mi vida ha sido un relajo, así he vivido; lo único que le pido a la gente es que me apoye con una silla de ruedas porque la necesito para caminar, aunque no puedo usar nada porque me lastimo los muñones de los pies…”

“El Mocho” muestra sus muñones y abajo tiene una herida y dice que así camina a veces en el pavimento hirviendo; tiene que moverse a pedir limosnas por el rumbo del Malecón, cerca del Monumento al Pescador.

Se para con dificultad y camina lento con mucho equilibro al faltarle los pies. No puede usar zapatos o calcetines porque le lastiman. Afirma tener muchos dolores y que tiene que drogarse para soportarlos. Confiesa ser asiduo al “ice” (hielo), la mariguana y el resistol.

Nos cuenta la historia de su tragedia. “Fue un error; me sucedió por pendejo; confíe demasiado luego de andar de trampa desde joven y andaba en los trenes desde Mexicali hasta Veracruz y nunca me pasó nada, a veces me peleaba arriba de los trenes y siempre salí ileso, pero aquí en el embarcadero de la Isla de la Piedra en un momento de pendejismo puse mis pies en las orillas de las muelas y el tren avanzó unos 25 metros y me fue triturando hasta perder los pies; no me reconstruyeron mis extremidades…”

Interrogado qué será de su vida y si cree que se morirá en la calle, contesta que “sí, vivo en la calle y no tengo más”.

Luis Eduardo manda a mensaje a los jóvenes para que no sigan el camino de las drogas y que hagan caso de los consejos de sus padres.

Estás resentido de la vida?, se le interroga.

-“Pues resentido no, porque es lo que me tocó vivir; hice lo que quise de mi vida y tuve muchos errores y entradas a la cárcel por robos; en la cárcel aprendes de todo y a veces nada; no soy un hombre ni bueno ni malo, soy un personaje que

vive su vida con gente que no me toma en cuenta y los que lo hacen es para darme unas monedas con las que vivo”.