*El atardecer con el amor de tu vida
*Suspendido en el aire en el mirador de cristal
Sin duda que el Faro de Mazatlán, el más grande del mundo de manera natural por estar en un cerro (del Crestón), sigue siendo uno de los grandes atractivos de la ciudad y puerto, al lado del sol, playas y el Centro Histórico, entre otras hermosas zonas.
Gracias al Patronato del Faro Mazatlán hoy esta área, al sur de la ciudad, se encuentra muy rehabilitada y cuenta con bancas de madera en la ruta desde el pie del faro hasta la cima, además de pequeñas glorieta que a la vez fungen como miradores, botes de metal inoxidables para la basura y señalización con recomendaciones sobre el cuidado de las mascotas para llevarlas con correa y levantar las heces fecales en sus casos, hidratarse y descansar a ciertas distancias, sobre todo para los adultos mayores que se atreven a subir para disfrutar de las imponentes panorámicas hacia los cuatro puntos cardinales.
El camino prácticamente está todo empedrado y, a partir de la mitad, hay poco más de 350 escalones que hacen más fácil subir el cerro. Incluso, poco antes del inicio de las escalera, hay un punto de auxilio con un paramédico con el equipo ex profeso.
Las veredas escarpadas han sido bloqueadas con alambres y postes de metal para evitar que las personas, sobre todo los jóvenes, quieran tomar atajos con riesgo de caer y fracturarse o evitar las picaduras de alimañas como alacranes o víboras.
Aunque en las recomendaciones se prohíbe dar alimentos a los perros y gatos, en la zona del faro, desde abajo hasta arriba, se aprecian un sinnúmero de gatos; uno de los datos, indica que la población felina llega a los 400 animales.
Con todo y ello conocer el faro, subirlo, es toda una aventura muy agradable porque cada 50 metros encuentras un punto para la foto del recuerdo y más cuando terminas la odisea de llegar a la cima. Para los deportistas es algo fantástico al combinar el ejercicio con las bellezas naturales de las plantas, las vistas al inmenso Océano Pacífico o hacia el Mazatlán urbano que crece como una marabunta hacia los cerros cercanos.
Visitar y subir el faro es algo que no te puedes perder como local y muchos como turista al tener una hermosa postal de ese atardecer con el amor de tu vida; o sentir la sensación de estar suspendido en el aire en el mirador de cristal.
¿Y tú, ya subiste?