El Camino del Migrante

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Por: Nadia Verde

Son diversas las opiniones sobre los migrantes, desde positivas a negativas. En lo personal, el migrante me causaba cierto temor; la sociedad los estigmatiza, se dice que muchas son personas peligrosas, o delincuentes que vienen huyendo de la justicia. Así que, cuando la «Parroquia San Francisco de Asís» publicó en sus redes sociales que necesitaba ayuda para apoyar a migrantes, decidí ir y experimentar el poder conocer a estas personas.

La noticia era que en el famoso tren “La Bestia” venían más de 200 migrantes, que pasarían por la ciudad, seguramente necesitados de ayuda. Dicha parroquia dedica mucho de su tiempo a apoyar y ayudar al migrante que viene de paso.

Al llegar al punto de reunión, me dio gusto ver que muchas personas se sumaron a ayudar porque, lejos de ser migrantes, son seres humanos que necesitan apoyo para seguir su camino, sin importar la razón por la que decidieron partir de sus lugares de origen.

Mi percepción de ellos cambió al instante, al ver en sus rostros la enorme sonrisa con la que venían; nos agradecían por toda la ayuda que se les estaba brindando. No me causaron nada de temor, al contrario, fue una de las mejores experiencias que he tenido, eran personas que venían huyendo de la violencia de su país, del desempleo, de los malos tratos, la mayoría dejando atrás a su familia y yendo rumbo a lo desconocido, o quizá, muchos de ellos hacia la muerte.

Platicando con ellos y escuchando testimonios, nos comentaban que no era nada fácil vivir esta aventura, el mayor peligro de viajar así eran los robos, les despojaban del poco dinero con que cargaban o de cosas que llevaban en su travesía, mucha gente los espera en las vías para robarles con violencia, así que prefieren estar en grupo y no separarse, mucho menos entrar a la ciudad. Otro peligro era caer en las vías, morir o perder alguna parte del cuerpo al ser arrollados por el tren.

Me impresionó ver entre ellos a una joven de alrededor de 16 años, embarazada, traía puesta ropa muy holgada para camuflajearse entre los hombres y que no notaran que era mujer, todo para no exponerse a abusos de parte de ellos.

Ellos arriesgan su vida día con día, con hambre, asaltos, frío, calor, muertes, pero no pierden la fe de que llegarán a Estados Unidos, aunque se escuche un sueño guajiro e imposible, piensan que podrán tener una vida digna para ellos y quienes los esperan en casa, lograr el tan anhelado “sueño americano”.

La tarde cayó, y era momento de que ellos siguieran su camino, se despidieron muy efusivos, con la misma sonrisa con la que nos recibieron, “deséenos suerte” –gritaban-, “muchas gracias por todo”, y se fueron alzando la mano con un adiós.

Era triste pensar y preguntarse ¿cuántos de ellos de verdad llegarán?, y los que no llegaron, ¿qué les habrá pasado?, ¿seguirán vivos?, yo solo sabía que no los volvería a ver.

Aún les quedaba un largo camino por recorrer, el peligroso y desconocido camino del migrante. Mientras, sus familias esperan que algún día puedan volver a casa.

-Si quieres ayudar puedes donar comida, medicamentos, agua, ropa, mantas, tenis, gorras, calcetas o artículos de aseo personal, en la «Parroquia San Francisco de Asís» ubicada en Calle Alfonso G. Calderón 309, Salvador Allende, 82164 Mazatlán, Sin.

Tel. 984 2093