En un mismo día, el 4 de octubre, asesinaron brutalmente a Erick Deseano, un hombre trans de 36 años y a Gretell Ceballos, mujer trans de 35 años. Ambos hechos ocurrieron al sur de Veracruz, México.
En lo que va del año 22 personas LGBT han sido asesinadas en Veracruz y éste representa el estado con mayor número de crímenes de odio en México.
Erick era conocido por dedicarse a trabajar en la cosecha de piña en Ciudad Isla, una de las principales regiones productoras de este fruto a nivel nacional y donde el eje económico es la agricultura y la ganadería.
“Él vivía en un entorno con tanta normalización de la discriminación, donde los discursos biologicistas de qué tienes entre las piernas te define, y que yo me atreví a nombrar con todas su letras que era un hombre trans. Las amigas que contactamos nos dicen que se vestía como hombre y se comportaba como hombre. También hay quienes se referían a él con el pronombre femenino y los medios de comunicación amarillistas también lo hicieron”, dijo a Presentes, la defensora de derechos humanos Jazz Bustamante.
En México no hay un registro oficial sobre crímenes de odio contra personas LGBT. Según datos del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio, conformado por organizaciones locales en diez estados del país, dos hombres trans fueron asesinados en Veracruz, en 2018 y 2019, respectivamente.
La saña de los crímenes de odio
De acuerdo al último informe de Fundación Arcoíris, la identificación con perspectiva de género hacia los crímenes contra personas bisexuales, lesbianas y hombres trans sigue siendo un desafío al momento del análisis y tratamiento de los casos, tanto por parte de las autoridades como de los medios de comunicación.
“Erick fue asesinado brutalmente. Yo no había visto un caso como el de él en Latinoamérica. Le amarraron los pies con cables, abusaron de él hasta que se cansaron. Lo golpearon en todo el cuerpo y lo hirieron con un machete. Es terrible. Te lo digo y siento el nudo en la garganta. Está muy fuerte lo que le hicieron a Erick”, describe Bustamente.
La familia de Erick comentó que estaba distanciado de su familia, según reporta el periodista Ignacio Carvajal desde Veracruz. Además, comenta que era conocido por “trabajar muy duro cortando, cargando piña, y a veces, atendiendo un bar”.
A más de cien kilómetros, en Minatitlán, Gretell Cevallos de 35 años fue asesinada afuera de su domicilio. Medios locales informaron que hombres en motocicleta abrieron fuego contra ella, sin embargo, no respetaron su identidad de género.
Hasta el momento la Fiscalía General del Estado de Veracruz no ha emitido información sobre los dos crímenes.
Veracruz, el estado con mayor número de crímenes de odio
Según la organización civil Letra S, Veracruz es el estado con más crímenes de odio registrados contra personas LGBT en México desde hace un lustro.
Bustamante comentó en entrevista para Presentes que el hecho de que se conozcan tantos casos de asesinatos contra personas LGBT en Veracruz tiene que ver con un trabajo de red de informantes. “En el estado ha habido un mapeo geográfico más profundo que en otra entidad porque hemos estado invirtiendo en crear alianzas con personas en la sierra, en las altas montañas, las ciudades y así sabemos de casos que en medios de comunicación no salen. Pero nosotros los contamos porque por allá hemos capacitado y tejido redes”, señala.
La defensora de derechos humanos no pierde de vista que, “así matasen a una persona es alarmante”. Y advierte que lo que prevalece en el estado es la violencia estructural que agrava la inseguridad de la ciudadanía veracruzana y que afecta de manera diferenciada a las poblaciones LGBT.
Fundamentalismo religioso
“En primer lugar el aumento de los grupos fundamentalistas religiosos, sus discursos y la fusión con una ‘izquierda’ en donde el discurso tiene eco en la legislatura estatales y la federal. Y es que ya no solo nos enfrentamos a esos grupos, ahora también a un grupo dentro de lo LGBTI+ y feministas que son ultra conservadoras y que perpetúan la transfobia. Un ejemplo es un grupo de Veracruz que ha tenido mucho impacto en Latinoamérica que se hacen llamar ‘Brujas del Mar’”.
Otra problemática que observa Bustamante es la falta de educación sexual integral, el inexistente acceso a la justicia con perspectiva de género y la violencia organizada de grupos que se disputan territorios a lo largo y ancho de México.
“En el sur y norte del país los cuerpos disidentes sexuales somos desechables. El crimen organizado nos agarra como halcones (vigilantes a sueldo) o te cobran cuotas de derecho de piso y, o le entras o le entras”, explica Jazz Bustamante.