*Hombre humilde de 72 años, trabajador
*La insensibilidad médica de algunos
Francisco Reyes Valerio, tiene 72 años y de cariño no le llaman “Don Pancho” o “Don Francisco”, sino que le dicen “Don Valerio”. Es un trabajador de intendencia y por su entusiasmo en las labores, pese a su edad, y don de gente se ha ganado el respeto de los trabajadores, enfermeras y médicos hospital “Margarita Maza de Juárez”, conocido por todos en Mazatlán como el “Hospitalito” en comparación con el Hospital General “Martiniano Carbajal”.
Su tragedia, como de muchas personas a nivel nacional, empezó con dar positivo del coronavirus de la muerte. Dónde lo adquirió?… no hay certeza, pero dicen que el “Hospitalito” es la antesala del sufrimiento y el dolor de la pandemia local y nacional.
Enfermó hace varios días y a principios de semana pasada fue internado en el “Hospitalito”, a cargo del doctor Alfonso Sandoval. Le dieron la mejor atención médica en los casos de esta naturaleza del virus hasta el momento sin vacuna y con los recursos médicos, físicos y materiales con que cuenta este centro de salud.
La tragedia rebasó a la medicina del “Hospitalito” y el doctor Sandoval ante la “urgencia” de un equipo médico mejor, más moderno y capacidad de más infraestructura, con el apoyo de su cuerpo de doctores, decidió pedir ayuda para don Valerio al Hospital General “Martiniano Carbajal”, a cargo el ginecólogo Raúl Carreón, quien goza de la amistad del gobernador Quirino Ordaz Coppel.
Así, la noche del viernes 29 de mayo, al filo de las 19:30 horas Don Valerio grave, prácticamente en coma inducido, llegó en un ambulancia del “Hospitalito” a las puertas del “Martiniano Carbajal”, pero la burocracia, el papeleo exigiendo un “seguro médico” del IMSS o alguna otra dependencia lo retuvo afuera, en “recepción” durante tres horas y pasada las 22:20 horas, fue ingresado al hospital que el mandatario estatal presume como uno de los centros de clase nacional y mundial por su equipamiento y calidad profesional y humana del personal médico.
Para la aceptación de Don Valerio a ese lugar, del norponiente de Mazatlán, funcionó el INSABI y, según le dijeron al reportero, la preocupación de la gravedad de una persona, que como muchas en el plano nacional están en la antesala de la muerte, las llamadas del celular llegaron hasta la Secretaría de Gobernación y del gobernador Ordaz Coppel.
¡Vaya usted a saber si es verdad!, lo cierto es que Don Valerio sin saberlo está en las frías estadísticas de los pacientes graves y al límite de la tragedia por la insensibilidad de los que juraron ser fieles a Hipócrates, el llamado padre de la medicina.
De nuestra parte preguntarle al gobernador si una persona grave no tiene un “seguro” del IMSS o del ISSSTE, se morirá en la calle en estos tiempos del coronavirus?